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viernes, 4 de septiembre de 2020

Obras perdidas de Jean Sibelius

Si la mayor parte de los hallazgos de obras inéditas escritas por Jean Sibelius, comentados en el anterior post, han sido relativamente inesperados, podríamos depositar algunas esperanzas en el descubrimiento de algunas obras y versiones que escribiera el genio nórdico de las que sabemos de su existencia. Pero permanecen perdidas, seguramente de forma irreversible probablemente en la matyoría de los casos. Además de algunos trabajos de juventud o souvenirs que permanecerían en algún antiguo legado personal y privado, podrían ser partituras traspapeladas en algún archivo a falta de una nueva revisión, o quizá algún esbozo que haya pasado desapercibido hasta ser evaluado por un especialista. También sería posible - aunque no probable - que puede descubrirse algunos trabajos de Sibelius que están más documentados, quizá reencontrarnos  con alguna de las versiones perdidas de obras más conocidas... Quizás. A continuación les ofrecemos un listado y breves reseñas de las obras y versiones que sabemos que compuso el maestro finés a la que adjudicar la etiqueta de "perdidas".

• Conocemos la existencia de alguna pequeña pieza que Sibelius escribiera en su niñez, mientras dada sus primerísimos pasos musicales, de hecho lo que serían también las primeras de su carrera compositiva. De entre 1875 y 1881, sus años en el Normaalilyseo (la escuela pionera de enseñanza en finés del país) datarían al menos dos títulos. Según el compositor contaría al musicólogo Otto Anderson, la primera composición de toda su vida fue Ökenscen (Escena del desierto), una pieza para piano para acompañar una representación de teatro infantil (con lo que por ende sería también la que inauguraría su carrera como autor de grandes músicas incidentales). En los círculos familiares fue recordada una improvisación del joven muchacho también al piano que tituló Tant Evelinas liv i tuner (La vida de tía Evelina en música), dedicada a la hermana de su padre, que visitaba en sus felices veranos en Loviisa. Ambas serían anteriores a la miniatura para violín y violoncello Vattendroppar (Gotas de agua) JS. 216, (de 1875 según el autor, pero probablemente de c. 1881). Ambas obritas perdidas, que sin duda carecerían de interés musical, pero sí biográfico y sentimental, no se conservan más allá de estas referencias, siendo lo más probable que desaparecieran ya en aquellos años de iniciación.

Dibujo de un Jean Sibelius de 11 años, representando un desfile militar del cuartel de Parolannummi, cercano a Hämeenlinna, el 17 de julio de 1876


• De sus años de estudio (1885-1892) intuimos que debe haber varias pequeñas piezas, incluyendo ejercicios de composición, souvenirs y mínimas composiciones para veladas privadas desaparecidas. De hecho, de esa época tenemos una larga lista de partituras de dicho calado, que se encontraron sobre todo entre los papeles de Ainola donados a la familia en 1982. No existe una correlación exacta entre las referencias biográficas y las piezas de la extensa colección, por lo que es muy posible que no estén todas las obras de juventud de aquellos años. 

• Además, diversas piezas de estos años tienen algunas de sus partes perdidas:
- El Tempo di valse en sol menor JS.193, para violoncello y piano (1887) nos ha llegado sin la parte del teclado.
- El melodrama "Den lilla sjöjungfrun" ("La sirenita") JS.59, para recitador y cuarteto de cuerda (1888), que pone música al celebérrimo cuento de Andersen, nos ha llegado muy mutilado: solo la particella del primer violín, y solo la primera de cuatro partes. Sin embargo, algunas secciones en realidad son versiones de otras piezas para cuarteto de la época (JS. 17, JS. 149, JS. 39), lo que permite más o menos reconstruir el melodrama.
- En el caso del Tema con variaciones en do# menor JS.195 para cuarteto de cuerda (1888), la ausencia es solo de algunos compases perdidos.
- La muy interesante Suite en La Mayor JS.186, para trío de cuerda (de 1889), sufre la falta particella del violín en uno de sus movimientos, el cuarto.
- La Fantasía JS.79, para violoncello y piano (1889), una obra ambiciosa, tiene su parte pianística desaparecida. 
   [en la Sibelius Edition de Bis pueden encontrarse estas piezas completadas por Folke Gräsbeck o por Kalevi Aho, labores de restauración siempre impecables en lo musicológico y en lo artístico]. 

• En sus años de estudiante Sibelius pensó en diversos proyectos ambiciosos, obras de gran formato que en su mayor parte no fueron más que eso, ideas fantasiosas por encima de sus posibilidades (técnicas y de dedicación). No prestaremos atención a esos proyectos (quizá en otra ocasión dediquemos una entrada del blog a los diversos proyectos no culminados del autor). Pero uno de ellos tal vez sí nos ha dejado una huella menos etérea. El 31 de marzo de 1888 el joven compositor escribe a su tío Pehr “ayer terminé el primer movimiento de un concierto de cello para Kitti (à mon frère).  Parece que Kitti piensa que hay muy pocos pasajes  de bravura y dificultades técnicas, pero según creo suena abominables en el cello, cuyo punto fuerte es precisamente su cantinela”. De este supuesto Concierto para violoncello destinado a su hermano Christian no tenemos ni una sola nota, ni siquiera más noticias. En el mejor de los casos, no debió pasar de un esbozo más o menos completo del primer movimiento. Toda una obra orquestal sin duda se le escapaba en esos momentos (aún faltarían los estudios en Berlín y en Viena para dar ese paso, con las lecciones académicas aprendidas y la trascendental asistencia a conciertos de los grandes directores). Aunque quizá no estaríamos hablando necesariamente de un acompañamiento orquestal: Sibelius no habría sido el primer estudiante que, acostumbrado a la forma en la que se ejecutaban estas obras en los conservatorios, escribiera todo un Concierto de acuerdo a la forma, pero con acompañamiento pianístico (sin ir más lejos Dvořák a una edad parecida, 24 años). 
Como decimos, la obra está perdida, si es que realmente se llegó a escribir alguna parte de ella. Sin embargo, los estudiosos han identificado una serie de piezas de cámara de la época como candidatas a estar recicladas de tal concierto, justamente dos partituras para violín y piano, cuya parte de cuerda parecen perfectamente diseñadas para el cello antes que para el violín: el [Lento] en mi bemol menor JS.76 y el [Allegretto] en Mi bemol Mayor JS.22. Además se da la circunstancia de que de la primera pieza Sibelius preparó algo después una versión para cello. Otras dos piezas para violoncello y piano puede que también provengan más directamente del Concierto perdido, por sus aires más amplios: el [Andante] JS.91 y el [Andantino] JS.92, así como un fragmento, el Andante molto HUL 0674-0675. Todas estas partituras están en si menor, quizás la tonalidad de concierto (una armonía muy adecuada para el instrumento, como justo de nuevo el caso del Concierto final de Dvořák).

Chistian Sibelius en la época del "Concierto"

• Del Tema y variaciones en do menor JS.198, para piano (1891) no conservamos esta su versión original, pero nos ha llegado un arreglo poco posterior para piano, dos violines y violoncello, con el número de catálogo JS.156.

• Al final de su periodo de estudios, en marzo de 1891, nuestro autor compuso dos obras orquestales para Viena que están completamente extraviadas, datando pocas semanas después de sus inicios para el medio sinfónico (Obertura en Mi Mayor JS.145 y la Scène de ballet JS.163). Su Fäktmusik (Música de esgrima) JS.80, fue escrita para un concurso de composición organizado por el espada Hartl, competición que no obtuvo más que la opinión de que la pieza era poco "vienesa" y muy seria, por lo que no pudo obtener los 10 gulden del premio. Sobre la otra pieza, la Zirkusmarsch (Marcha de circo) JS.223, no tenemos más información que el título, ni si se escribió realmente para orquesta o para banda. Todo parece indicar en cualquier caso que eran piezas para el ambiente musical vienés más ligero, más una imitación del Johann Strauss de valses, polkas y marchas, que obras originales aun de circunstancias, de ahí que el autor no prestara atención a su conservación. Sin embargo sería toda una curiosidad poder escuchar estas piezas vienesas con su toque serio (nórdico). No es del todo imposible que alguna estas piezas aparezca en los inabarcables archivos de música ligera de la capital austriaca, quizá bajo un seudónimo o sin nombre de autor.

La pompeuse Marche d'Asis JS.116 fue una petición de su hermano Christian para poner una nota humorística a un acto estudiantil del ASIS (Instituto Anatómico de la Universidad de Helsinki) de principios de año 1891. Jean le correspondió desde su estancia austrica con una pieza para cuarteto de cuerda, que empezaba con una sección lenta y trágica y derivaba a una sección  “al estilo de la csárdás”, con glissandos y otros momentos extravagantes. La pieza logró su objetivo, e incluso meses más tarde realizó dos arreglos de la estrafalaria marcha, uno para piano, dos violines y violoncello, y otro para trío con piano. Todas estas versiones se creían perdidas, pero finalmente se ha identificado el manuscrito sin título HUL 0550 como la versión para trío, al menos parte de la misma (tal vez falte la sección inicial lenta, si hacemos caso literal a la información contenida en las cartas), ya que se ajusta bastante bien a la descripción y a la época (aunque, dicho sea de paso, no es una identificación del todo segura). Al menos la versión original y el otro arreglo permanecen perdidos; dado el carácter circunstancial, ligero y juvenil es muy posible que no tengan muchas oportunidades de aparecer.

• El propio Sibelius afirmó que su En saga opus 9 rescataba temas esbozados para un Septeto para flauta, clarinete y cuerda [u Octeto (sic!)]  entre 1891 y 1892, del que no queda rastro. Se ha puesto en duda esta idea, ya que el material orquestal del magistral poema sinfónico, aun en su versión original de 1892, no denota ese origen camerístico, más allá de la lírica versión de uno de los temas principales encomendada al clarinete solo. Cuando más estaríamos solo ante unos esbozos.

 Fragmento del manuscrito de la versión original de Una saga opus 9 (1892)

• El mismo año de En saga y de "Kullervo" opus 7, en la que Sibelius iniciara su carrera profesional (y orquestal), escribió un arreglo de la Björneborgarnas marsch / Porilaisten marssi (Marcha del Regimiento de Pori), JS.151, para la inauguración de un cuadro de Albert Edelfelt. La marcha patriótica es una conocida melodía tradicional que sirvió para celebraciones nacionalistas (cantada a veces con texto de Runeberg), y que ya en siglo XX se convirtió en una especie de segundo himno oficial (o tercero, si tenemos en cuenta el "himno", la sección coral de Finlandia opus 26, del propio Sibelius), y de facto ha pasado a ser la marcha presidencial, que acompaña los actos del presidente de la república nórdica. El arreglo de nuestro compositor estaba escrito para una sonoridad más bien camerística: piccolo, violín, viola y “otros pocos instrumentos”. La partitura imaginamos que no llegó más allá de la circunstancia para la que fue compuesta. En 1900 escribió un segundo arreglo, esa vez para orquesta completa (JS.152), que sí nos ha llegado, siendo una versión magnífica, aunque curiosamente no haya gozado de mucho reconocimiento en su país, siendo la versión debida a Kajanus el arreglo orquestal privilegiado en salas de conciertos y ceremonias.

• La Música escénica para un festival y lotería en ayuda a la educación de la provincia de Viipuri [Karelia] JS. 115 (1893) fue escrita para un evento benéfico en el que se representaron serie de cuadros escénicos, acompañados por la música de Sibelius, que reflejaban la larga historia de la región, considerada el origen de la propia Finlandia. La partitura original no se volvió a representar, ya que el autor observaba debilidades en la obra, atribuibles a la juventud y a la ambición del trabajo. Pero extrajo para conciertos la Obertura opus 10 y la Suite opus 11, que se consideraron dignas por el propio SibeliusPuede sorprender al lector que consideremos entre las "obras perdidas" a este trabajo, que en su versión completa se ha grabado ya dos veces (y Obertura y sobre todo Suite incontables veces). Pero técnicamente la partitura como tal está perdida, habiendo sobrevivido solo un conjunto de partichelas que, unidas a la Obertura y la Suite publicadas (cuatro números de los ocho que componían la obra), han permitido la aparición de reconstrucciones a cargo de los compositores Kalevi Aho y de Jouni Kaipanen respectivamente, labor que algunos detalles ha sido casi una recomposición (aunque bastante acertada: a decir verdad ambos autores llegan a resultados muy parecidos).  La partitura original se considera una de las candidatas habituales a haber ardido en el "auto de fe" de Ainola, por lo que no parece posible encontrarla. Por suerte escaparon del fuego esas partes del estreno, incluso un cuadro de una versión preliminar, que hace posible que esta partitura vague tanto en el mundo de las desaparecidas como entre las grandes obras del autor.

• Esbozos para el drama musical "Veneen luominen" ("La construcción del barco"). Sibelius estuvo comprometido con un gran proyecto operístico sobre una de las historias centrales del Kalevala, con texto del poeta J. H. Erkko, y concebido en 1893 como un drama musical bajo la estela de Wagner. Sin embargo, tras la llamada "crisis wagneriana" el proyecto fue progresivamente abandonándose. Según el propio compositor, los esbozos acabaron siendo la base de buena parte de los temas de Lemminkänen opus 22y más específicamente su preludio se convertiría en la más célebre de sus cuatro poemas sinfónicos, El cisne de Tuonela. La investigación más reciente dice que es posible que utilizara los esbozos también en alguna otra obra, como en La ninfa del bosqueEn todo caso, el drama musical se habría abandonado hacia 1896.

Lo cierto es que existen escasísimas fuentes directas sobre el proyecto. Markku Hartikainen encontró una sinopsis presentada por el propio Sibelius para el libreto, pero de este, que probablemente nunca se completó, no hay traza alguna. Aparte de, por supuesto, Lemminkäinen opus 22 no tenemos entre los legajos de la Universidad de Helsinki apenas alguno identificable (por anotación o por relación con el opus 22) con el drama musical. Una excepción es el fragmento HUL 0116/4, con el título de "Tuonen Tytti" que muestra un tema rúnico que designa a la hija del dios del inframundo, enfrentada a Väinämöinen en su viaje a Tuonela. Esta hermosísima melodía acabaría siendo el gran tema de la segunda parte de Lemminkäinen en Tuonela opus 22 nº3, representando allí a la madre del héroe sondeando las negras aguas del río de Tuonela para resucitar a su hijo. Este diseño curiosamente también se encuentra de nuevo entre los bocetos (HUL 939) de un primer intento de poner música a "Tulen synty" ("El origen del fuego"), otro pasaje del Kalevala (sin relación musical directa con la cantata opus 32).

Pero no se han identificado y/o encontrado otros esbozos o pasajes compuestos, y en verdad ni siquiera sabemos hasta qué escribió Sibelius de "La construcción del barco" durante esos dos o tres años. ¿Solo abocetó algunos temas, reutilizados fundamentalmente en Lemminkäinen opus 22? ¿Realizó esbozos orquestales más completos, según el procedimiento compositivo de Wagner? Este escenario es más que posible, sobre todo si tenemos en cuenta que Sibelius afirmó, como hemos dicho antes, que ya había escrito "el prólogo de la ópera", transformado en El cisne de Tuonela, una afirmación que sería excesiva si solo se trataban de esbozo. ¿Escribió incluso alguna escena cantada, quizá para experimentar el tipo de recitación que requería la obra? No es imposible, incluso es esperable conociendo el método de trabajo del autor, pero sin saber siquiera si existieron versos del libreto, sería muy aventurado decirlo. Toda una lástima, porque nos permitiría hacernos una idea de lo que habría sido un "drama musical" sibeliano.

En todo caso, los supuestos fragmentos de "Veneen luominen", de existir e identificarse, constituirían un hallazgo fundamental para el conocimiento del desarrollo artístico del compositor, y la comprensión más profunda de la génesis de muchas de las obras de aquellos años.

Dibujo de Albert Edelfelt retratando a Sibelius, sin fechar (posiblemente mediados de la década de 1890)

• La "Promootiokantaatti 1894" ("Cantata de la promoción de 1894") JS.105, la segunda de sus cantatas universitarias representa una pérdida solo parcial: la parte de soprano en el tercer movimiento está ausente del manuscrito, dejándonos una partitura orquestal con una sección central, en la que entraría esa parte vocal, en forma de torso, ya que justamente era una melodía acompañada instrumentalmente. Dado que, de nuevo, estamos ante una pieza ocasional (de la que Sibelius extrajo un fragmento solo, del principio de la pieza), es muy poco probable que se rescate dicha parte.

• Versiones originales y/o intermedias de "Lemminkäinen" opus 22. Si como veíamos antes "La construcción del barco" proveyó de materiales para este ciclo de cuatro poemas sinfónicos, la propia obra también tiene un largo recorrido en cuanto a composición: nada menos que tres versiones hasta alcanzar su forma final y conocida en las salas de conciertos. La original data de 1896, y la primera revisión del año siguiente. En 1900, con ocasión de su participación de la Exposición Universal de París, Sibelius revisó dos de las partituras, El cisne de Tuonela y El regreso al hogar de Lemminkäinen, que se publicaron y desde entonces han sido las favoritas, mientras que retiró de circulación las otras dos obras. Finalmente, en 1939, en su retiro en Ainola, decidió revisar Lemminkäinen y las doncellas de la isla, y Lemminkäinen en Tuonela, publicando el ciclo completo (con el orden original algo cambiado, por cierto). Las versiones anteriores han corrido distinta suerte, algunas partituras nos han llegado más o menos completas, de otras solo algunos materiales y otras se encuentran completamente perdidas. Ni siquiera estamos seguros 100% de la correspondencias de esos materiales con versiones concretas (esto es, la que creemos versión de 1896, sin nada con que comparar, podría ser en realidad la revisión siguiente, o incluso alguna revisión desconocida). Parece ser que tenemos la versión original del primer y del último poema sinfónico, y suficientes partes de Lemminkäinen en Tuonela para intentar una reconstrucción (que efectuó en 2004 el estudioso Colin Davis - accidentalmente tocayo del gran director británico, pero se trata de otro sibeliano distinto -). Mientras, no hay trazos de ninguna versión anterior de El cisne de Tuonela, salvo la publicada. De la versión de 1897 nos han llegado materiales de la coda de El regreso al hogar de Lemminkäinen, de nuevo los suficientes para proceder a reconstruir la partitura entera. Todas estas partituras han sido grabadas. 

Página conservada de la partitura original de Lemminkäinen en Tuonela, con la parte suprimida en la versión final. En el margen está anotado "1895", lo que indica el comienzo de la composición

Por tanto permanecerían ausente la partitura de 1897 excepto, en el mejor de los casos, por El regreso al hogar de Lemminkäinen, y tanto la versión original como la intermedia de El cisne de Tuonela. Justamente encontrar una de estas partituras de la inmortal pieza con corno inglés solista sería uno de los hallazgos más importantes del mundo sibeliano. Según las críticas y alguna referencia indirecta, el poema sinfónico era algo más extenso en las versiones anteriores, y comparando con sus compañeras de opus y otras grandes obras también, muy posiblemente contuviera algún material furtivo adicional - quizá también proveniente de "Veneen luominen" - de gran riqueza aunque fuera sacrificado en aras de la concisión y expresión. Por supuesto, y de nuevo teniendo presentes las revisiones paralelas, la partitura de la que disfrutamos sería el mejor encarnación de todas, pero eso no impide que esas versiones perdidas contuvieran el mejor Sibelius también.

¿Es posible que aparezcan? La partitura del compositor, dado que ya había dado al mundo un pensamiento final, probablemente fueran consumidas por el fuego de la chimenea de Ainola. No obstante, no es del todo imposible (aunque improbable), que existieran aún materiales de orquesta de los estrenos o copias para algún concierto, justamente como ha pasado con alguna de las piezas conservadas (y otras esquivas obras sibelianas), sin ir más lejos el caso anteriormente señalado de Karelia.

• La Canción de primavera opus 16, una bella obra orquestal (llamada en ocasiones "poema sinfónico", aunque no tiene ningún programa), de la que en principio Sibelius realizó tres versiones. La versión original, titulada simplemente "Improvisación", fue estrenada en 1894 en el marco de un festival organizado por la Sociedad para la Educación Popular de Vaasa. La pieza pasó discretamente ante la competencia del pomposo Korsholm, un poema sinfónico de su colega y cuñado Armas Järnefelt. Del año siguiente dataría una versión intermedia, hasta que en 1902 revisaría más en profundidad la pieza, retocando algunas partes, transportando el tono de la partitura de Re Mayor a Fa Mayor y reorquestándola también en gran parte de sus compases. La partitura original estaría perdida, mientras que se han conservado sin problemas la versión intermedia y, por supuesto, la final, que es la editada y bien conocida. Sin embargo más recientemente Tuija Wicklund, responsable de parte de la edición de las obras completas (JSW) para Breitkopf & Härtel, reexaminó la situación y las fuentes, llegando a la conclusión que prácticamente no habría diferencia entre las versiones de 1895 y la versión publicada, y que tal revisión se habría hecho entonces. El equívoco vendría de una crítica del estreno original, que hablaba de una parte de pandereta que no está presente en las dos copias conservadas de la que se creía versión intermedia, y solo sería dicha parte (superflua finalmente) la perdida, quizá retirada por el propio autor tras el estreno. Este sería, pues el extraño caso de una versión que se creía perdida, pero que nunca lo había llegado a estar realmente.

• La "Promootiokantaatti 1897" ("Cantata de la promoción de 1897") JS.106, fue la tercera y última de las cantatas para la Universidad de Helsinki, y de nuevo está perdida en su versión original (salvo algunas partes orquestales). Un caso muy similar al de Karelia: en su estreno la obra tuvo bastante éxito, y ciertamente el autor observó cualidades en la partitura, que reconvirtió en los Coros opus 23, una colección para voces mixtas a capella, algunos de los cuales tienen partes solistas e incluso de percusión. Estos arreglos han tenido gran difusión en Finlandia desde su publicación (uno de ellos incluso se ha incorporado al cantoral luterano del país), y adaptarían la mayor parte de la obra original, dejando aparte los interludios puramente instrumentales (incluso los solos con orquesta se adaptaron como solos con coro) y algunos pasajes de transición, tan solo reorganizando las voces para completar las armonías. Y lo sabemos porque sobrevive también una forma intermedia, una partitura de ensayo con piano que, desafortunadamente, también nos ha llegado con varias lagunas. Kalevi Aho completó esta partitura donde pudo (para la Sibelius Edition de Bis), pero las ausencias son insalvables, y esa versión no deja de ser un gran - aunque interesante - torso de la obra. En cualquier caso, la versión original parece irremediablemente perdida, de nuevo una obra circunstancial que se ve arrollada por las adaptaciones posteriores. Una lástima, ya que parece la más interesante de las tres. Una reconstrucción orquestal es en teoría posible, pero sería especulativa porque la partitura de piano no solo está incompleta, sino que además es una partitura de ensayo, que no nos deja adivinar con claridad la orquestación sibeliana. Aunque no es tan seguro como en caso de Karelia, lo más probable es que el original del compositor se haya destruido, salvo que de casualidad se hubiera guardado en la institución y después extraviado hasta día de hoy.
Grabado ruso de la Universidad de Helsinki, en la década de 1890

• Existen algunas referencias sobre un arreglo para violín y piano efectuado en 1907 del Nocturno de su "Kung Christian II" ("Rey Cristian II") opus 27 (1898), que no nos ha llegado. La partitura orquestal gozó de gran difusión, y de hecho existen varios arreglos de tercera mano (además del pianístico del autor de algunos de sus números). De ese mismo Nocturno se puede escuchar en adaptaciones para violoncello y piano, como la debida al cellista y directo Georg Schnéevoigt, que no deja entrever que el arreglo sibeliano era una buena idea.

"The American Millers' Song" ("Canción de los molineros americanos") JS.29 es un trabajo al parecer para voz y piano (¿o una obra coral?), datado quizá en 1909, cuando Sibelius visitó Inglaterra (lo que explicaría el texto en inglés), o quizá en su estancia en América. El autor da cuenta de esta obra en sus propias listas (nunca con número de opus), pero no queda ninguna otra referencia. Probablemente se tratara de una bagatela, o un simple ensayo en la lengua anglosajona, en cualquier caso perdida (¿destruida?).

• La versión original de El bardo opus 64 (1913), es un caso muy similar al de Lemminkäinen opus 22: el poema sinfónico publicado es la versión final de esta excelente pieza orquestal, sin embargo, existió una primera redacción no conservada. Tras su estreno la envió a Breitkopf & Härtel, quienes observaron el carácter atmosférico, como de preludio de esta pieza, y le sugirieron al compositor que lo convirtiese en el comienzo de un díptico o suite más extensa. Sibelius recogió el guante, y se puso a trabajar en dos movimientos más, cuyo resultado más probable parecen ser los llamados "Fragmentos de una Suite para Orquesta 1914", que sobrevivieron, como anotó el propio compositor  ("Predecesor de Las Oceánidas") en algunos temas del poema sinfónico Las oceánidas opus 73. Al tiempo, Sibelius decide volver a revisar El bardo para darle una entidad propia y definitiva: "he cometido un terrible error - al no examinar el asunto - al haberte enviado la pieza inmediatamente, y dejándome influenciar por las consideraciones sobre su forma. El bardo no es un díptico o un tríptico, sino como era originalmente. Ahora el final debe estar en la tónica, no en la dominante". 

Sería al año siguiente de su versión original cuando el autor envía a B & H la versión revisada y finalmente publicada. Pero, ¿qué ocurrió con el original? A día de hoy permanece perdido. No sabemos gran cosa al respecto, aunque es posible intuir, con las pocas noticias y los paralelos con otros casos, que sería una partitura algo más larga, con un carácter menos unificado, y un final más ambiguo (la candencia en la dominante señalada).

Es de imaginar que el autor conservara su partitura, y lo enviado al editor alemán fuese una copia. Esa primigenia partitura además fue estrenada, por lo que debieron existir partes de orquesta. Además, en todo caso, B & H recibió la copia, ya que como decimos la discutió. Tenemos pues un mínimo de tres posibles partituras. El original pudo haberlo destruido el propio compositor tras la redacción final, o en el fuego de Ainola, aunque no dejaría de ser curioso que la hubiese destruido y aquellos Fragmentos antes referidos no. De las partes del estreno (27 de marzo de 1913, en el Teatro Nacional de Helsinki) no tenemos noticia: sería muy improbable que no hubieran aparecido a estas alturas si se hubieran conservado (el compositor las habría rescatado, en lugar de dejarlas en la institución). Las posibilidades más altas en principio estarían en el archivo de Breitkopf & Härtel, un enorme archivo en todo caso. Pero hemos de tener en cuenta que fue la propia editorial quien publicó la versión final - la original no sería más que un "borrador" para el editor, por tanto más bien prescindible, - y que en 1914 estallaría la Gran Guerra, no muy buenas fechas para la conservación de partituras esquivas. En resumen: sí podría aparecer algún día esta versión original de El bardo, pero de momento no ha sucedido.

• Hay una posibilidad - muy remota, la verdad - de que el movimiento original de los Fragmentos de una Suite para Orquesta) / Predecesor de Las Oceánidasantes citado sea una pieza orquestal distinta a El bardo. Del manuscrito faltan las páginas (numeradas) de la  1 a la 25, correspondiendo al primer tiempo de ese tríptico / suite proyectada. El puzle se completa demasiado bien con la versión original de El bardo, pero sin contar con esas páginas no es 100% descartable que se trate una pieza ignota. Aunque sumamente improbable.

• Un caso muy frustrante - y de nuevo bajo la sombra de la I Guerra Mundial - lo constituyen dos canciones de su opus 72, sus dos primeros números: "Vi ses igen" ("Hasta volvernos a ver") "Orions bälte" ("El cinturón de Orión"). La primera, con texto de Rydberg, fue escrita en enero de 1914, durante un periplo por Berlín, mientras que la segunda, sobre versos de Topelius, fue escrita ya de vuelta en Finlandia, hacia marzo de ese mismo año. Como en otras colecciones de canciones, o de piezas para piano (o también violín y piano), el número de opus estaba en realidad formado por obras distintas, incluso de fechas dispares, reunidas tan solo con propósitos editoriales (entre las otras canciones del grupo, que no han sufrido percance alguno, se encuentran joyas como "Hundra vägar" o la magistral "Kaiutar").

Las partituras del opus 72 nº1 y del opus 72 nº2 fueron enviadas a su editor alemán. Pero se interpuso la historia de la humanidad: el estallido de la Guerra Mundial. Breitkopf & Härtel mandó las partituras a Reino Unido para su traducción (es decir, para preparar una edición multilingüe), pero durante el envío entre los países enemigos las partituras se extraviaron. No se conocen las circunstancias exactas del hecho (hasta donde sabe el autor del blog no se ha realizado una investigación), pero en todo caso esas canciones se perdieron. Ahora bien, ¿el compositor no guardaba los originales o eran acaso los que mandó a Alemania? También puede sorprender que, después de conocido el hecho de la pérdida, Sibelius no tratara de reconstruir de memoria o recomponer las obras. Posiblemente eran piezas de poca importancia para el compositor (quizá no tanto para nosotros). Y tampoco es imposible - es más, es probable - que de contener algo de buena música, tal vez la reutilizara en otras obras, aunque sin conocer los originales o afirmaciones al respecto del genio nórdico, no podríamos saberlo. En cualquier caso tampoco es imposible que las partituras puedan aparecer en algún lugar entre el Spree y el Támesis, o en la propia Finlandia.

• En agosto de 1915 escribió otras canciones del opus 72, además de "Tre trallande jäntor" ("Tres doncellas trinando") JS.204, quizá para la misma colección. El sång, compuesto rápidamente, era una versión humorística sobre un texto de Gustaf Fröding. Pero al poco tuvo sus dudas sobre la pieza, y probablemente la destruyó. Sin embargo, lo cierto es que llegó de nuevo a los listas de sus obras, por lo que la referencia podría ser más consistente. Con todo  ello, no ha llegado a nuestros días.

• La segunda versión de la Quinta sinfoníauna redacción intermedia (1916) de la obra orquestal, es otro de los trabajos muertos de la historia sibeliana, perdido excepto por la particella del contrabajo y algunas páginas retomadas para la revisión definitiva. En este caso la pérdida es ambivalente: por un lado se trata, sin ninguna duda, de una de las obras maestras del compositor. Por otra, se ha conservado sin problemas la versión original, de 1915, y por supuesto la final (1919), editada y difundida por todo el mundo. Los mínimos materiales conservados ofrecen al estudioso información suficiente sobre los cambios de esta respecto a sus redacciones hermanas, y podemos concluir con bastante seguridad que era bastante similar a la primera versión, más que a la partitura publicada. Pero, por supuesto, lo ideal sería poder tener la partitura completa para que el estudio fuera menos especulativo y, sin duda, para poder disfrutar de una encarnación más de uno de los pináculos de la sinfonía sibeliana. 

¿Podría reaparecer? Como se ha apuntado antes, Sibelius reutilizó alguna de las páginas - con los cambios correspondientes - para su partitura final, y es lógico pensar que se deshiciera del resto de las hojas pautadas, que ya no tenían mucho sentido. Sin embargo, tal y como nos ha llegado una particella, no sería inverosímil que aparecieran el resto. E incluso nos podríamos permitir el lujo de que no fuesen el 100% de los materiales: en caso de que faltasen unas cuantas páginas, el contar con otras versiones podría facilitarnos mucho la reconstrucción. 

• De una nuevo otra canción extraviada: "Snöfakket" ("La caída de la nieve") JS.175, que dataría de septiembre 1927, compuesta para su amigo el industrial Jacob von Julin (el destinatario también de Morceau romantique sur un motif de M. Jacob de Julin JS.135). Probablemente una pieza de salón, y probablemente de carácter íntimo y/o ligero, por lo que la pérdida quizá no sea tan trágica. Aunque, quién sabe...


• Más asombroso, trascendental y... casi imposible sería encontrar el santo grial sibeliano, del que se sabe con mayor seguridad que fue destruido por el propio autor: la Octava sinfonía. Ya escribimos largo y tendido sobre el tema, sobre su misma existencia - que llegó a ponerse en duda -, su largo y tortuoso camino de composición, y su eventual "pira funeraria" en Ainola. También hemos dado cuenta de la identificación de Nors S. Josephson de unos posibles bocetos para la sinfonía, dentro la colección de manuscritos HUL (publicitada sobre todo a raíz de que su primera grabación mundial), un asunto como ya estudiamos bastante especulativo. La sinfonía es la obra ausente que más conmocionaría al mundo sibeliano, dada la trascendencia de su particular odisea de sus años de retiro. ¿Sería posible hallar una copia, aunque sea parcial, de la Octava Sinfonía? Improbable hasta el límite de lo imposible. Pero posible... es posible, desde alguna de las redacciones completas (o prácticamente completas) de la obra, hasta al menos dos primeros movimientos de los que tenemos constancia segura, o más probablemente el primer movimiento, mandado al copista para su puesta en limpia, incluyendo dicha copia finalizada. Como decimos una posibilidad muy remota, pero entra dentro de los universos posibles.

miércoles, 5 de febrero de 2020

"Arioso" opus 3 (1911), canción sobre versos de Runeberg

Todos los 5 de febrero se celebra en Finlandia Día Runeberg, evento que conmemora el nacimiento del poeta nacional Johan Ludvig Runeberg y con ello una festividad de la literatura finlandesa, en especial la redactada en lengua sueca (frente al Día del Kalevala, el 28 de este mismo febrero, que representa la tradición y las letras finoparlantes). 

Como en otras ocasiones, la efeméride nos servirá para presentar una de las muchas y magníficas composiciones (un gran número de sången - canciones -, incluyendo ciclos, y también algunos coros y cantatas) en las que Jean Sibelius musicó versos del poeta, engrandeciendo aún más su poesía con magníficas y sentidas partituras. 

Para esta jornada en particular, proponemos una canción escrita en 1911 por compositor finlandés: el "Arioso" opus 3. Antes de hablar de la música, presentamos el breve poema de Runeberg (que Sibelius musica sin cambios del texto, aunque cambia ligeramente la estructura), y una traducción a nuestro idioma:

Rosa escarchada. Tomada de este blog.

    Flickan gick en vintermorgon 
    i den rimbeströdda lunden,
    såg en vissnad ros och talte: 
    ”Sörj ej, sörj ej arma blomma, 
    att din sköna tid förflutit! 
    Du har levat, du har njutit, 
    du har ägt din vår och glädje, 
    innan vinterns köld dig nådde. 

    Värre öde har mitt hjärta, 
    har på en gång vår och vinter: 
    gossens öga är dess vårdag 
    och min moders är dess vinter. ” 

    ”Sörj ej, arma blomma, 
    att din sköna tid förflutit!”

        --------

    La muchacha salió una mañana de invierno
    a la arboleda cubierta de escarcha,
    vio una rosa marchita y dijo:
    “no te lamentes, no te lamentes, pobre flor,
    ¡tu hermoso tiempo ha pasado!
    Has vivido, has disfrutado,
    has poseído ya la primavera y el gozo,
    antes de que el frío del invierno te alcanzara.

    Un destino peor halló mi corazón,
    tener al tiempo primavera e invierno:
    los ojos de mi muchacho son su día de primavera,
    y los de mi madre son su invierno.”

    “No te lamentes, pobre flor,
    ¡tu hermoso tiempo ha pasado!”
_____________

El poema fue publicado en la segunda parte de sus "Lyriska dikter" ("Poemas líricos", 1833), sección XXXIII: como número 3 de los Idyll och epigram (Idilios y epigramas), y con el título de  "Flickans årstider" ("Las estaciones de la muchacha"). La poesía toca en poca límeas muchos de los temas queridos al compositor: el tono popular, el punto de vista femenino, la identificación del sentimiento con el cambio en la naturaleza y, sobre todo, la pérdida de la inocencia. Lo que en Heine - una clarísima influencia en su estilo - sería ironía en el poeta nórdico se transforma en un pesimismo trágico, en un drama inconmensurable para la joven. Poemas semejantes los encontramos con frecuencia en Runeberg, y del mismo modo Sibelius lo ha considerado más de una vez para sus canciones. Sin ir más lejos una de sus sången más populares, "Flickan kom ifrån sin älsklings möte" ("La chica retornó del encuentro con su amante") opus 37 nº5, presenta un retrato muy semejante.

La composición no debió de ser muy dificultosa para nuestro autor. Anota estar trabajando en su diario en la obra el 15 de octubre de ese 1911, unos meses después del estreno de la Cuarta sinfonía, y mientras daba vueltas a proyectos de revisión o reconversión de antiguos trabajos, como Rakastava opus 14. La canción se completó el día 17, y al día siguiente se la envió al editor local (y director de orquesta) Alexei Apostol. Precisamente la elección de este editor explica una de las peculiaridades de la pieza, su primerizo número de opus, nada menos que la "tercera" de sus obras publicadas. Mientras, otros trabajos del momento tenían la numeración correspondiente mucho más alta, como el coro "Män från slätten och havet", con el número de opus 65a. El embrollo de esta numeración se debe a un pequeño engaño por parte del autor, que tenía un contrato bastante comprometido con Breitkopf & Härtel, que le obligaba a destinar sus obras nuevas a la prestigiosa firma. Eludiendo al editor alemán podía sacar un rédito más rápido y directo con obras pequeñas. Y en verdad el hecho no les pasó desapercibido: “¿esta atañe quizá a una antigua composición? De otro modo por supuesto tendría que habérnoslo revelado a nosotros directamente, como ciertamente usted solía hacer, para placer nuestro, durante tanto tiempo”. 

Según comunicó Sibelius a B & H, este Arioso es una composición antigua, escrita antes de 1890. Está listada como Op. 3 en mi catálogo opus. Lo cual como vemos no era cierto... Aunque había algo de verdad: sobrevive un esbozo musical, presente en el manuscrito HUL 1186, datado entre 1890 y 1892, de su época de estudios en Berlín y Viena, un boceto en el que Sibelius había comenzado una canción sobre estos mismos versos (apenas una introducción pianística y dos líneas del texto, con una música no demasiado prometedora). El compositor recurrió en muchas ocasiones al poeta en esos años (todo el opus 13 está dedicado en exclusiva a canciones sobre sus versos). Pero en todo caso la temática musical del esbozo no tiene relación musical ninguna con el "Arioso" de dos décadas después.

Aparte de la cuestión del catálogo, la composición presenta otra singularidad: está redactada tanto para voz y piano como para voz y orquesta de cuerda. Sim embargo, frente a otras sången, escritas con el acompañamiento pianístico habitual y orquestadas después - a veces años después -, en este caso ambas versiones se redactaron simultáneamente. Y de este modo ambas partituras son muy idiomáticas en su instrumentación, cambiando por ejemplo los arpegios y pedales del piano por texturas densas, divisi y notas prolongadas en los arcos. Ni que decir tiene que el logro mayor de Sibelius, hombre de orquesta y mago de las cuerdas, está en la versión con acompañamiento orquestal, que permite un rango expresivo mayor y una atmósfera más profunda.


La cantante Ida Ekman (1875 – 1942), que estrenó muchas de las canciones de Jean Sibelius 

La versión con piano tuvo el privilegio del estreno, el 18 de septiembre de 1913, cantada por la soprano Ida Ekman. La partitura con orquesta se estrenaría en marzo 1914 en Turku, cantada también por Ekman junto con otras premières del autor.

Análisis
La partitura no se nombra a partir del contenido del poema, sino por su redacción vocal-musical: en efecto, la voz se mueve en arioso, diluida a veces en el entramado instrumental, fluyendo libremente con valores largos a medio camino entre la cantabilidad y el recitativo, evitando en todo caso la regularidad métrica que se esperaría del tono popular de los versos (que sí emplea en otras canciones, como la citada "Flickan kom ifrån sin älsklings möte"). Esta vocalidad no abarca toda la pieza: hay pasajes más cantabiles - de hecho citados así en la partitura -. Sin embargo este tipo de texturam tampoco es infrecuente en otras canciones del compositor. Quizá el título de "Arioso" se deba a una consideración del autor por la forma abstracta de la pieza - apelando incluso a la música del siglo XVIII en algunos mínimos detalles -. O más bien tenga su razón simplemente en evitar la confusión con el íncipit de la citada sång opus 37 nº5, muy semejante. En todo caso, aunque la música no siga la disposición estrófica y métrica de los versos con la correspondiente melodía de carácter popular, la música está muy profundamente impregnada de su contenido, dando como resultado una de las canciones más emotivas e intensas del autor, aunque de una intensidad tremendamente nórdica. 



Las texturas de la versión con cuerda acentúan aún más ese aspecto melancólico, gélido incluso - en el sentido atmosférico, no sentimental -, con un cromatismo y unas disonancias intensas, pero atenuadas por la polifonía exquisita de los arcos. Este fino cromatismo emparenta la obra con trabajos de Edvard Grieg, visto en estudiosos como Andrew Barnett. Aunque, como hemos comentado más de una ocasión, las comparaciones con la música de Grieg y Chaikovsky que continúan como un prejuicio un tanto superficial - basado en sus respectivos "clásicos populares" -, en el particular sí podríamos trazar analogías con alguna de las obras del inmortal autor noruego, como sus obras para cuerda, y con alguna partitura en particular, como las bellísimas "Våren" ("Primavera") o "Den Særde" ("Corazón herido"), que Grieg redactara en múltiples versiones, especialmente reconocidas como canciones con orquesta, y a su vez versión para orquesta de cuerda de ambas (su opus 34). Si escuchamos alguna de estas últimas dos versiones, podremos sentir ese influjo de Grieg; si bien la obra de Sibelius tiene un tono mucho más dramático, errabundo si se quiere frente al tono más folclórico, pero igualmente hermoso de la obra del noruego.

La canción se enmarca dentro del periodo oscuro y aunque está lejos de otros ejemplos de la época, como la citada Cuarta sinfonía o las Sonatinas para piano opus 67, muestra algunos rasgos de aquellas obras, como el adelgazamiento de texturas, el uso significativo del silencio o las armonías errabundas. Al tiempo tiene algo del periodo anterior, romántico (quizá por esto pudo hacer pasar la obra como más antigua). Es posible que ese conflicto musical entre dos mundos sea resultado de la inspiración del propio poema: el recuerdo doloroso entre la felicidad de la primavera con el amado y el invierno que ha marchitado la rosa.

La canción se inicia con un preludio instrumental que tiene cierto aire antiguo con sus sucesivas entradas de voces (vemos pues que el título sí apela al viejo género arioso), y hasta gesto dramático. En la versión orquestal las cuerdas están asordinadas, y muy pronto se plantean sus divisi. Esta primera frase estará en do♯ menor, aunque la mayor parte de la pieza estará en fa♯ menor y La Mayor, con notables pasajes en modo dórico, como veremos.

La voz humana comienza con la misma melodía superior del preludio instrumental (los ejemplos son los de la versión con piano del propio Sibelius si no se indica), que repite su marcha polifónica y su tono de lamento:



Cuando los versos mencionan la rosa, la voz entona un bello melisma, respondido por los instrumentos, y la armonía se vuelve hacia el La Mayor, reforzado por una pedal que se mantiene una decena de compases.

Las palabras de la muchacha son dibujadas con una melodía, ahora sí, amplia y plena de lirismo, que no en vano se indica como Cantabile en la partitura:



El acompañamiento refuerza la melodía, pero sigue teniendo mayor presencia que la propia voz. Algo en este melancólico pasaje recuerda a la nostalgia del segundo tiempo de la Primera Sinfonía, aunque podríamos estar tentados de que pudiera ser una evocación de aquel tiempo que "ha pasado", más bien comparte un momento de recuerdo romántico. 

Precisamente esa afirmación del paso del tiempo hace que la melodía finalice con una fórmula cadencial a fa♯ menor, con un motivo de eco (séptimo compás del ejemplo anterior) que se convierte en protagonista de buena parte de la partitura. Una fórmula que, siendo muy sibeliana, con su dibujo en "S" y su intervalo descendente final, tiene también ese aire alla Grieg que comentábamos.

El cantabile deriva finalmente a una proclama exaltada de la vida y el placer en modo dórico, subrayado por un acorde de subdominante (dórica) con novena - esto es, la subdominante dórica con la tónica superpuesta -, que en la versión pianística intenta emular el efecto orquestal de las dobles cuerdas con un arpegio y apoyaturas armónicas. Reproducimos aquí la versión orquestal (en reducción):

La música retorna al La Mayor con su pedal, y los materiales anteriores, evitando la repetición estricta. En esta segunda rotación la frase dórica se ve intensificada por un motivo rápido que comienza por un tresillo, hasta que la mención del invierno en los ojos de la madre ("Vinter"), deja a la voz sola y a un silencio dramático especialmente expresivo.

Tras el dramático clímax, la estrofa se repite (en el original de Runeberg por cierto no existe separación entre estrofas), afectada, con unas texturas más agudas, lo que en la versión orquestal da un aliento más invernal a la música.

El nuevo silencio tras "Vinter" (ahora marcado con el calderón) lleva Sibelius a la coda de la canción, en la que el músico ha elegido reiterar los versos que son desde luego centrales en su visión del poema. Una repetición que no existía en el poeta: ”no te lamentes, no te lamentes, / ¡tu hermoso tiempo ha pasado!”. Sin embargo Sibelius no reitera la música de aquellas líneas, sino que la reformula en recitativo, aunque uno muy particular: con una cadencia - acompañada por pizzicati en la cuerda - que combina armonías tensas pero tradicionales (una sexta napolitana) con otras modales (un quinto grado natural, esto es, acorde menor sin la sensible). La voz no completa la cadencia, sino que es el acompañamiento quien realiza las armonías finales:


El acorde final cuenta con un toque de nuevo barroco: una tercera "de picardía" (que mayoriza solo ese último acorde), algo bastante poco frecuente en Sibelius: casi existen más casos de lo contrario, una tónica minoriza final o una tónica sin armonía para dar cierta ambigüedad.

Este pasaje, un punto medio entre lo tradicional y lo rompedor (muy sibeliano pues), deja una sensación de amargura que representa a la perfección el pesimismo del poema runebergiano, coronando el intenso sentimiento nórdico de poema y música en esta pequeña maravilla de canción.

Discografía


Ofrecemos aquí un recorrido casi completo por las grabaciones de la pieza, como en otras ocasiones no demasiado extensa pero que cuenta con los grandes intérpretes sibelianos.

Por cierto, el breve esbozo de HUL 1186 ha sido grabado en la Sibelius Edition (séptimo volumen) de Bis por la mezzo Monica Groop acompañada por Folke Gräsbeck. El fragmento (48 segundos en el registro) tiene poco interés aparte de curiosos o estudiosos.

• Versión para voz y orquesta de cuerdas                  


Soile Isokoski, soprano

Orquesta Filarmónica de Helsinki
Leif Segerstam
- ONDINE (2006)

En este brillante disco con las canciones orquestales del compositor (más algunas instrumentadas por otras manos), la soprano finlandesa ofrece un canto sencillo a la par que emocionado y vibrante, con un acompañamiento exacto, delicado e invernal, que comparte sin embargo el sentimiento quebrado de la cantante. La versión sin duda más recomendable de la canción.

Interpretación: 8  • Estilo: 7,5  • Sonido: 8



Karita Mattila, soprano
Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham
Sakari Oramo
- WARNER CLASSICS (2003)

La belleza del canto de Mattila, que acierta plenamente con el carácter de la pieza, contrasta con el tono algo más rutinario de la orquesta, que quizá se toma su parte como si de una romanza para cuerda se tratara. A pesar de esa diferencia, el resultado es hermoso y de valor.  El disco ofrece un valioso repertorio que mezcla canciones de Grieg con las de Sibelius (incluyendo un fragmento de su pequeña ópera "La doncella en la torre"). Recomendable en todo caso.


Interpretación: 7  • Estilo: 6,5  • Sonido: 7


Kirsten Flagstad, soprano
Orquesta Sinfónica de Londres
Øivin Fjeldstad
- DECCA (1958), varias reediciones

Flagstad, la inmortal intérprete wagneriana, realiza esta otoñal grabación con más de sesenta años, y ciertamente su voz, como también la orquesta suenan como sacadas de otro tiempo, con un tono intensamente romántico, dramático, profundo, y un toque operístico incluso, incluyendo un clímax desgarrado. Sin un duda un gran testimonio artístico, aunque a priori no es la que mejor servicio preste a la partitura.

Interpretación: 7  • Estilo: 6  • Sonido: 6



Mari Anne Häggander, soprano
Orquesta Sinfónica de Gotemburgo
Jorma Panula
- BIS (1984) / también Sibelius Edition

En uno de las primeros discos de la integral Bis (que en gran parte pasó a la Sibelius Edition definitiva) encontramos esta versión modesta, artesanal aunque cumplidora, bajo la dirección del maestro Panula. Quizá su mayor logro está en el tono sosegado y sin teatralidad de Häggander, que solo se permite la exaltación en el momento adecuado de la partitura. Si tienen el estuche definitivo puede ser una buena ilustración, pero por el antiguo disco no merece tanto la pena.

Interpretación: 6  • Estilo: 7,5  • Sonido: 6,5

• Versión para voz y piano                         


Karita Mattila, soprano
Ilmo Ranta, piano
- ONDINE (1995)

Mattila es quizá la cantante perfecta para la canción, con su canto expresivo hace de la partitura una pieza de tristeza desgarradora y de una intensidad única, quizá la más dramática de todas, revelando esta capacidad implícita en la partitura, que muestra una inocencia marchitada y desconsolada. Una joya, como todo este disco maravilloso. 

Interpretación: 8,5  • Estilo: 7,5  • Sonido: 7,5 



Anne Sofie von Otter, mezzosoprano
Bengt Forsberg, piano
- BIS (1989) / también Sibelius Edition

Dentro de la integral BIS se nos ofrecen dos discos de la extraordinaria mezzo sueca. Aquí Otter opta por un canto confidente, susurrado, solo dejando escapar el drama en los momentos justos. El piano también se muestra con una discreción remarcable. Con una dicción perfecta, quizá sea la versión más runebergiana de todas, lo que demuestra la especial sensibilidad de la cantante con el género. Más que recomendable (como todos los registros sibelianos de Anne Sofie von Otter).

Interpretación: 8  • Estilo: 8,5   • Sonido: 7



Tom Krause, barítono
Irwin Gage, piano
- DECCA (1978/1980) 

En verdad la partitura no demanda ningún registro de voz específico, si bien la historia narrada encuentra su registro natural en voces femeninas. No obstante, Krause demuestra aquí que acometer la canción como un relato en tercera persona es posible, sin ninguna concesión a la encarnación dramática y subjetiva. A pesar de este interesante perspectiva, parece obvio que su interpretación no es especialmente comprometida ni brillante. Dicho sea de paso, en cambio el piano de Irwin Cage es sobresaliente de por sí, y es quien lleva aquí la carga de la canción. A tener en cuenta simplemente.

Interpretación: 6,5  • Estilo: 6  • Sonido: 6,5

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Para ilustrar la pieza ofrecemos aquí la versión orquestal con la soprano Karita Mattila, acompañada por la Sinfónica de la Ciudad de Birmingham, que dirige Sakari Oramo.


(Si disponen de cuenta en el servicio en línea, aquí tienen la misma grabación en spotify).

Para trazar semejanzas y diferencias entre los medios empleados, para la versión con piano proponemos de nuevo a la maravillosa Mattila, acompañada aquí por Ilmo Ranta, en la destacada interpretación del disco de Ondine:


(El mismo registro en spotify)
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