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jueves, 20 de septiembre de 2018

Enclaves sibelianos. Hämeenlinna y la casa natal de Sibelius

Recordamos hoy el aniversario del fallecimiento de nuestro compositor (1957), esta vez no con sonidos fúnebres. Por el contrario, nos iremos de visita al extremo opuesto de su vida, a la localidad finlandesa de Hämeenlinna donde nació.

Y es que de vez en cuando algún internauta del blog y que conoce el nombre del músico, mientras planea un viaje por Finlandia, nos solicita alguna información sobre algún lugar relacionado con Sibelius que poder visitar a lo largo y ancho del país de los mil lagos. Hemos ya recomendado anteriormente la visita a Ainola, la casa mandada construir por el propio autor y su esposa para componer con absoluta tranquilidad, conservada como congelada en el tiempo, donde pasó la mayor de su vida y donde se encuentran las tumbas del propio músico y su mujer. También el monumento escultórico en el Parque Sibelius de Helsinki, cita indispensable para el turismo que visita la capital finlandesa, más por su importancia simbólica que a decir verdad por su conexión con el genio nórdico. Pero aún nos quedan otros muchos emplazamientos que podríamos recomendar con relación a Sibelius, aun cuando a veces no los conozcamos de primera mano, y tan solo podemos dar cuenta de ellos más indirectamente.
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La ciudad natal de Jean Sibelius, aunque en ocasiones se ha descrito como "un pequeño pueblo" en algunas referencias, lo cierto es que esconde una gran historia detrás. Su castillo, que da nombre a la ciudad ("Castillo de Häme" [Tavastehus en sueco], siendo Häme [Tavastia] el nombre de la región) se remonta a nada menos que el siglo XIII, cuando el país estaba siendo aún colonizado por el Reino de Suecia, quizá en el marco de la llamada "Segunda Cruzada Sueca". De hecho es el primer emplazamiento de los suecos en el interior del país (hasta entonces los escandinavos se habían asentado en las costa oeste y sur-suroeste, zonas que serían con los siglos también las de mayor peso sueco). Una primitiva aldea estuvo amparada a la sombra del castillo ya desde entonces, pero no fue hasta el siglo XVII cuando el castillo es reconstruido y la nace actual Hämeenlinna, reconociéndose como ciudad del Reino de Suecia en 1639 (la segunda históricamente de Finlandia con dicho título). En época de Sibelius fue una prisión. El edificio en la actualidad nos ofrece el aspecto muy restaurado.


Vista nocturna del castillo desde el lado este del lago

Cuando Sibelius viene al mundo la población tiene más de 3000 habitantes (actualmente unos 67.000, siendo la 14ª ciudad en cuanto a número de la República). Entonces la población incluía a un numeroso contingente ruso, la nueva potencia que dominaba Finlandia, reconociendo aún su valor estratégico. Sin embargo la hambruna y posterior epidemia del invierno 1867-68 (el mayor desastre del siglo en el país) se llevó a un buen porcentaje de la población (incluyendo al padre del compositor). En 1862 había visto nacer nada menos que la primera línea de ferrocarril de Finlandia, entre la localidad y Helsinki (una distancia de 98 kilómetros). Otro hito en el que Hämeenlinna fue pionera fue la fundación en 1873-1874 de la primera escuela (Hämeenlinnan Lyseon Lukio) donde el finés era la lengua vehicular (desde que una década antes el gobierno ruso autorizó su uso escolar solo era empleado como lengua secundaria en algunas instituciones docentes). Esto atrajo a un gran número de alumnos, y por sus aulas pasaron, además del propio Sibelius, el poeta Eino Leino o Juho Kusti Paasikivi, Primer Ministro y posteriormente séptimo Presidente de la República de Finlandia (1946-1956), uno de los dirigentes más importantes de la democracia independiente. A pesar del origen sueco, la localidad era fundamentalmente finoparlante, con un porcentaje menor en nuestros días de suecoparlantes, aunque nuestro músico procediera de una familia donde el sueco era la lengua materna. La escuela cambió de localización en 1888, y el edificio pasó a ser sede de correo y de oficinas diversas. En la actualidad una placa recuerda el antiguo Liceo, que tiene como dirección nada menos que la Calle Sibelius nº 19 (Sibeliuksenkatu).

Christian Gustaf Sibelius, médico en la ciudad, tenía alquilada una casa (construida en 1834) en la entonces Residensgatan (actualmente Hallistuskatu nº 11). Cuando se casa con Maria Charlotta Borg en marzo de 1862, el matrimonio se traslada definitivamente a la residencia, donde nacerían sus tres hijos: Linda, Johan y Christian. El doctor Sibelius moriría en 1868 (antes de nacer su tercer hijo). La familia cambió hasta cuatro veces de casa en la propia Hämeenlinna. La última, en 1874, se emplaza en la actual Calle Sibelius nº 15, pero de todas ellas solo nos resta el edificio de la casa natal. Johan Sibelius se trasladaría por estudios a Helsinki (donde adoptaría el nombre de Jean), y poco después su hermano Christian. Su madre y hermana permanecerían juntas, pero en los años 1890 se trasladaron a Tampere, donde Maria murió en 1897.


Casa natal de Sibelius. Foto: Kehittämiskeskus Oy Häme/Jorma Jämsén

La casa como decíamos se conservó, y finalmente fue restaurada y acondicionada como museo en 1965 (en el centenario del nacimiento), y renovada en 2007 (el 50 aniversario de la muerte) para ofrecer una recreación al parecer bastante fiel de la vivienda original.


Habitación en la que nació Jean Sibelius el 8 de diciembre de 1865.  Foto: Kehittämiskeskus Oy Häme/Jorma Jämsén.

Aunque gran parte de las piezas sean reproducciones basadas en originales perdidos o en modelos de la época, muchos de los objetos son originales, incluyendo los instrumentos de la familia, elementos cotidianos, fotografías originales, y hasta dibujos o boletines escolares del joven Janne. La visita se acompaña de audios de música, o incluso con un poco de suerte podrán escuchar a estudiantes del conservatorio o músicos profesionales tocando el propio salón de los Sibelius.


Habitación de la casa, con instrumentos y partituras que pertenecieron a la familia (sobre el piano vertical, a la izquierda, pueden verse las Siete Canciones sobre textos de Runeberg opus 13 del compositor). Foto: Hämeenlinnan kaupungin historiallinen museo/Reilika Landén.

En fin, desde luego es una visita obligada para todos los mitómanos de Sibelius que tengan una oportunidad de acudir a la ciudad (a 80 minutos de Helsinki en coche o tren, o una hora desde Tampere, por ejemplo). La "Sibeliuksen Syntymäkoti" puede verse del 2 de mayo al 31 de agosto todos los días de 10 de la mañana a 4 de la tarde. Del 1 de septiembre al 30 de abril cerrado los lunes, de martes a domingo de 12 del mediodía a 4 de la tarde (excepto, lógicamente, los festivos). Los precios rondan los 5 ó 4 euros, 2 para niños (hasta los 17 años). Existen visitas guiadas en inglés para grupos, que compensan si estos son grandes. Para más información sobre este museo y otros de la ciudad, este enlace, o el correo sibeliuksensyntymakoti@hameenlinna.fi. 


Más lugares sibelianos en Hämeenlinna

La ciudad natal del compositor por supuesto ha homenajeado de múltiples maneras a su paisano más ilustre e internacional. Además de la calle que lleva su nombre desde 1955 (donde estuvo su última vivienda en la población y su colegio finés, como hemos visto antes), nuestro compositor tiene dedicada una emblemática estatua en un pequeño parque que también recoge su apellido (Sibeliuksenpuisto).

El Parque Sibelius se inauguró, como la calle (que pasa por uno de los lados del parque, y a un bloque de distancia de la casa natal) en 1955, todavía en vida del compositor. Para entonces hubo planes para una estatua, pero estos se dilataron hasta la conmemoración del 99 aniversario de su nacimiento, el 8 de diciembre de 1964, cuando se inauguró la obra ganadora del concurso organizado al efecto, firmada por el escultor Kain Tapper.


"El joven Sibelius" (1964, en el Parque Sibelius de Hämeenlinna)

Hace unos pocos años también se incorporó una experiencia musical al parque: cuando un visitante se sienta en alguno de cinco escogidos bancos, se activa (gracias a un sensor de movimiento) un dispositivo electrónico que hace sonar una de Cinco piezas para piano opus 75 (una diferente por banco), que el compositor sobretituló "Los árboles", y que cobra así una curiosa pero certera recreación. Desconocemos si este momento la experiencia sigue activa.

En los camposantos de la localidad se hallan las sepulturas históricas de gran parte de parentela familiar de los Sibelius/Borg. La tumba del padre de Sibelius se puede localizar en el Cementerio Viejo de la ciudad. A partir de 1873 los enterramientos de Hämeenlinna se dirigieron al nuevo Cementerio Ahvenisto,  donde encontraremos las tumbas de Maria y de Linda (llevadas allí tras su muerte), y además las de otros familiares, como sus tías Thekla, Julia, su tío Axel, su abuela Katarina, y otros nombres de la infancia y juventud del compositor, como su primer maestro de violín, Gustaf Levander.

Junto al Parque (y al Ayuntamiento) también encontramos la Iglesia de Hämeenlinna, a la que asistió el joven Sibelius con su familia. El edificio originalmente fue creado con una rara planta circular a finales del siglo XVIII, pero fue ampliada con anexos que le dieron una planta de cruz en 1892, y el interior fue profundamente reformado en los años 1960, por lo que apenas tenemos un atisbo del edificio en el que rezó el pequeño futuro genio.

Si nos alejamos de esa concentrada "zona de poder" sibeliana, a unos minutos de paseo hacia el norte de la ciudad se sitúan los bosques de Aulanko, la colina Aulankovuori y las extensiones lacustres que los rodean. Nuestro autor disfrutó en muchas de sus excursiones infantiles y juveniles, y que ayudaron a afianzar su gran amor por la naturaleza, y que inspiraron tantas de sus partituras. Esos bosques son ahora Parque Nacional (una ocasión para disfrutar del reino de Tapio en su esencia más pura, repleta de flora y fauna en estado salvaje). Además, desde el pasado 24 de agosto, una zona de los bosques, 100 hectáreas visibles desde la torre de observación, se han convertido en el "Bosque Sibelius" (Sibeliuksen Metsä), reserva natural especialmente protegida, visitable pero con acceso restringido.  


Vista de Aulanko. Foto: Kehittämiskeskus Oy Häme/Jorma Jämsén

El lago Vanaja rodea la ciudad por el este (y al norte se convierte en el Hattulanjärvi), pero por el sur se ensancha de manera considerable en una extensión de agua que Sibelius contemplaba desde su residencia final en Hämeenlinna. A las orillas del lago el joven disfrutó muchas de sus aventuras en aquella época: aquella estampa del delgado músico tocando el violín sobre una barca que surcaba lentamente las aguas.

Hämeenlinna es sede frecuente de conciertos, conferencias y diversos eventos relacionados con el genio nórdico, así es posible que su visita coincida, intencionalmente o no, con más celebraciones del compositor en su patria chica.

Si quieren añadir un par de visitas más en la ciudad, dejando un poco al margen a nuestro músico (aunque nunca del todo), tenemos tres museos más en Hämeenlinna, el Museo Municipal (Hämeenlinnan Kaupunginmuseo), dedicado a la historia de la ciudad; el Museo Palander, que recrea una vivienda burguesa típica del siglo XIX; o el Museo Militaria, junto al castillo, que expone armamento y artefactos y reliquias militares desde la Edad Media hasta las guerras del siglo XX. El propio castillo también ofrece una interesante visita a los turistas.




Y en fin, sino pueden disfrutar de una visita física, siempre pueden hacerlo de manera virtual en Google Maps o en Google Earth tecleando el nombre de la ciudad finlandesa.

Esperemos que hayan disfrutado del viaje, y que nos acompañen en el próximo.

martes, 9 de marzo de 2010

Ainola, el hogar de Sibelius

El paso entre el siglo XIX y XX algo cambiaba en la mente de nuestro músico. Tanto Sibelius como su círculo más próximo, sobre todo su esposa Aino y su gran amigo y admirador Axel Carpelan, estaban convencidos de que era necesario que el compositor fijara su residencia lejos de las tentaciones y vicios de la gran ciudad. "En Helsinki todo canto muere dentro de mí". El propio artista sabía que en las ocasiones en que se había alejado de Helsinki y había trabajado en la tranquilidad de un pequeño pueblo o en una casa del campo, su labor había sido mucho más creativa, afanosa y sobre todo sosegada. El matrimonio había soñado muchas veces en que aquella casa debía ser junto a un lago y un bosque.

Entrando en los dominios de Aino. Foto propia (septiembre de 2007)
 
Mientras componía la versión original de su Concierto para violín esta idea se afianza en su mente. El hermano de Aino, Eero Järnefelt, ya vivía en el pequeño pueblo de Järvenpää, junto al lago Tuusula, a unos cuantos kilómetros de Hensinki, en ese aislamiento artístico. Aino escribe a la mujer de Eero pensando en la posibilidad de que los Sibelius se trasladaran allí "ahora, en julio, suponemos que iremos a Järvenpää para examinar las cosas con mayor detalle y llegar a una decisión... De principio encontré bastante imposible pensar en vivir allí aislada, porque incluso la carretera está bastante lejos; pero ahora, cuando pienso en ello, quizás podría después de todo no ser tan difícil. Después de verte, Janne [forma familiar del nombre de nuestro compositor] estaba tan entusiasmado que se levantaba y se sentaba de un salto y me pedía que tomara el tren a Järvenpää y lo decidiera.

Ese mismo otoño se tomó finalmente la decisión de adquirir unos terrenos junto al lago Tuusula, donde construir una gran casa para la familia (y el servicio), además de las tierras de alrededor, sin el contacto directo con otras viviendas, pero al tiempo no demasiado lejos de ellas. La propiedad fue adquirida por el equivalente de unos 15.500 euros actuales (según la información de sibelius.fi). La cifra se incrementó poco después al adquirir también la tierra que va de la casa a la orilla misma del lago.

Sus amigos se procuraron de proveer a la familia Sibelius de préstamos monetarios, materiales y mano de obra, y un eminente arquitecto llamado Lars Sonck se comprometió a diseña la casa junto al lago Tuusula. A comienzos de 1904, exactamente el 10 de febrero, un equipo de trece carpinteros comenzó a trabajar en el futuro hogar de la familia. A finales de verano la construcción estaba completada, y el 24 de septiembre de ese mismo año, tras pasar el verano en otra localidad cercana al lago (Kylänpää) Jean Sibelius, su esposa Aino y sus hijas se trasladan a Ainola.

"Ainola" es traducible como "el hogar de Aino" o "los dominios de Aino", aunque más que un concepto de propiedad se trata de un nombre dedicado a la esposa de Sibelius. En Ainola vivirían Jean y Aino hasta el final de sus vidas (1957 y 1969 respectivamente), así como sus hijas hasta el momento de sus respectivos matrimonios.

Ainola le proporcionó a nuestro genio el entorno adecuado para la composición: lejos de las distracciones de la vida social de Helsinki, lejos del alcohol y el tabaco, y en cambio en contacto directo con la naturaleza y el paso de las estaciones (que es parte de la magia del Norte) y con la compañía de los suyos. Componía en un despacho en el que no era jamás molestado, sin el piano (presente en el salón principal) siquiera. Pero buena parte de la inspiración le venía de sus largos paseos por el jardín y la orilla del lago, entre árboles susurrantes y el canto de los cisnes, en la más absoluta tranquilidad bajo la atenta mirada de los bosques.

Lo cierto es que dentro de su hogar recibió muchas visitas, sobre todos sus últimos años, y tampoco estuvieron del todo ausentes el alcohol y el tabaco, aparte del periodo de total abstinencia tras la operación de su cáncer, entre 1908 y 1915.

Tampoco estuvo aislado de buenos amigos, presencias más motivadoras que de distracciones en cualquier caso. En el entorno próximo existió durante décadas siguientes una verdadera colonia de artistas, muchos de ellos primeras figuras de la escena cultura finlandesa, contemporáneos y amigos de Jean Sibelius. Junto al lago Tuusula vivieron dos de los más grandes pintores, Pekka Halonen (1865-1933) y Eero Järnefelt (1863-1937, hermano de Aino), el novelista Juhani Aho (1861-1921) y el compositor Erkki Melartin (1875-1937), algo más joven que el resto. La extraordinaria longevidad de nuestro autor hizo que viviera alrededor de dos décadas más que la mayoría de este sensacional grupo - llamado precisamente "el círculo de lago Tuusula" - lo que provocó una gran tristeza a nuestro músico.

Durante la segunda década del siglo XX la casa se amplió, además de hacer habitable el piso superior ya construido. En el edificio vivió también parte del servicio que atendió al compositor desde el momento del traslado, y que fue imprescindible con el paso del tiempo, y que en una casa no demasiado grande se convirtió en parte de la familia.


Jean Sibelius, su esposa Aino y sus hijas Margareta, Katarina y Heidi en Ainola, fotografía de 1915. Tomada de Sibelius.fi
 
Durante la breve pero terrible Guerra Civil de 1918 la casa se convirtió en protagonista del encontronazo de Sibelius con el conflicto: la zona fue ocupada por las tropas "rojas", y nuestro compositor fue obligado a pasar por el registro de su hogar, del que siempre fue más que celoso. Nuestro músico era simpatizante (aunque a distancia) del bando "blanco", y la casa fue registrada en busca de armas. Por suerte los soldados no encontraron una pistola que efectivamente escondía como seguridad. La situación fue tensa y muy amarga para el músico que aconsejado por amigos fue trasladado a Helsinki, entonces ocupada por las tropas "rojas". Fue la única vez que salió de su hogar en contra de su deseos, del que no se movió tampoco durante la Segunda Guerra Mundial en el que el país fue invadido por la Unión Soviética, a pesar de recibir ofertas de todo el mundo para marchar al exilio (inclusive una efectuada personalmente por Wiston Churchill).


Jean Sibelius en el interior de Ainola. Fotografía de 1939, probablemente la única tomada en color del autor. Tomada de Ainola.fi

Los últimos años de Jean Sibelius fueron como ya hemos dicho de gran melancolía por la muerte de sus amigos, la marcha de sus hijas y el cese de su actividad como compositor. Fue "el silencio de Ainola", en el que nuestro músico veía pasar los días entre pensamientos de nuevas obras y los recuerdos de su vida... No obstante recibió constantes visitas, desde los distintos presidentes y primeros ministros de la República Finlandesa, muchas figuras artísticas y sociales de la época, hasta grandes músicos sibelianos de esos tiempos, que acudían al hogar de nuestro genio casi en peregrinación: Thomas Beecham, Wilhelm Furtwängler, Isaac Stern, Yehudi Menuhin, Wilhelm Kempff, Eugen Ormandy, Malcolm Sangent...

Ainola le permitía a Sibelius el aislamiento necesario para la composición y también para el silencio de los últimos años... pero al tiempo no perdió nunca el contacto con el exterior. La prensa y la radio le permitieron seguir diariamente el transcurrir del mundo y de su país. La radio especialmente fue un compañero indispensable del genio de Ainola, en la que pudo seguir con atención la música que estrenaban otros músicos (siempre muy atento a las vanguardias, aunque no compartiera la mayor parte de sus visiones), las grabaciones de los viejos maestros, así como los conciertos y registros de su propia música, entre la satisfacción por la fama de su trabajo y la obsesiva posibilidad de una última revisión de cada nota salida de su mano...

Precisamente la radio dejaba escuchar su propia música cuando el músico abandonó nuestro mundo a través de la maravillosa puerta de Ainola, de su lago, de sus árboles, de sus cisnes...

Sus restos materiales en cambio no fueron muy lejos. Aunque el funeral tuvo lugar en la Catedral de Helsinki, su cuerpo fue de nuevo llevado a Ainola para descansar definitivamente en su jardín. A pocos metros de la casa fue enterrado, bajo una modestísima lápida metálica en la que apenas aparece el nombre del músico. Doce años después en la misma tumba sería enterrada su mujer, última habitante de la casa a la que dio nombre.


La tumba de Jean y Aino Sibelius en el exterior de la casa. Foto propia (septiembre de 2007)


Visitar Ainola


Tras la muerte de Aino en 1969 la casa permaneció deshabitada, hasta que las hijas del matrimonio decidieron vendérsela al estado finlandés en 1972. Tras acondicionarla y crearse una fundación (de la que es parte siempre un miembro de la familia Sibelius), en 1974 se abrió la casa y sus alrededores como museo, y así permanece en la actualidad, con miles de visitas anuales.

Como ya dijimos cuando hablamos del monumento al compositor en Helsinki, si la foto a dicho monumento era una curiosidad para el sibeliano, la visita a Ainola es obligada para el amante de la música de Jean Sibelius. Más allá de la simple curiosidad, en Ainola se hace más presente que en ningún otro lugar, y sólo después de su propia música, la figura del compositor. En Ainola pasó la mayor parte de su vida, gran parte de sus obras maestras fueron reflexión de sus bellos paisajes y de la tranquilidad de su hogar.

La disposición interior apenas se cambió de como era durante la vida del artista. Dentro de la casa permanecen su piano, multitud de objetos personales, así como la colección de pinturas que le acompañó a lo largo de su existencia en la casa. 

Interior de Ainola. Podemos ver el piano de Sibelius, así como parte de su colección de cuadros, destacando el retrato de 1905 efectuado por Ederfelt.

El museo está abierto entre mayo y septiembre, ambos meses inclusive, e incluye visitas guiadas durante todo el periodo de recepción de visitantes.

Es posible acceder gratuitamente al exterior de la casa, incluyendo la tumba del compositor y su mujer, pero les recomendamos enfervorecidamente que accedan a una de las visitas guiadas (en inglés probablemente) y no se pierdan el interior de Ainola. Si tienen oportunidad de visitar Finlandia, no olviden incluía Ainola en sus planes.

Un par de enlaces imprescindibles (en inglés):

• Información de Ainola en sibelius.fi, muy detallada.

Página del museo, con información muy interesante y detallada sobre la casa, incluyendo importantes fotografías, además del horario y precio de visitas, así como un e-mail de contacto para reservar la visita.




jueves, 23 de abril de 2009

El monumento a Sibelius en Helsinki

Si ustedes visitan Helsinki les será casi imposible no acudir a uno de los lugares más visitados por los turistas de todo el mundo, el monumento dedicado a Sibelius, todo un símbolo de Finlandia en la actualidad. Ya vayan ustedes en visita guiada o por su cuenta, será difícil que no terminen en este punto de la ciudad, sacándose junto al rostro de Jean Sibelius la habitual foto. No hay quien en Pisa pose sujetando la Torre Inclinada, ni quien se sustraiga de retratarse junto al serio Sibelius. Quien les escribe lo hizo en septiembre de 2007, y las fotos de este post reproducen aquel momento.

El monumento a Sibelius se encuentra en el parque del mismo nombre (Sibelius Parken), cercano a la costa oeste de la ciudad. Una de las vías desde las que se puede llegar es precisamente desde la calle dedicada al compositor (Sibeliuksen Katu). El barrio, llamado Taka-Töölö, es una zona tranquila fundamentalmente residencial, poco poblada en vida de nuestro autor. El hospital donde trabajaba su hermano Christian estaba en esta zona, y era habitual encontrar a Jean Sibelius paseando. De ahí la elección. En el mismo barrio podemos encontrar además calles dedicadas a los poetas Topelius y Leino.

El parque recibió el nombre del músico en 1945, en conmemoración de su ochenta aniversario. Años después de su muerte se pensó en incorporar una estatua importante al parque, para lo cual se realizó un concurso (años 61 y 62). Hubo un debate sin precedentes en Finlandia sobre cómo debía ser la escultura, si figurativa o abstracta. La ganadora entre 50 proyectos, la artista Eila Hiltumen (1922-2003) decidió incorporar ambas estéticas realizando un monumento en dos partes, una con el rostro del compositor (en su aspecto de los años 10), mientras que la otra consistiría en un símbolo abstracto formado por una serie de tubos, ambas elementos del conjunto metálicos (acero inoxidable).

Vista global del monumento. Como pueden apreciar ambos elementos son distantes.

El monumento se inauguró en 1967 y fue tan polémico como las ideas sobre su creación. Lo más llamativo fue la poca importancia y aislamiento que tenía el rostro del compositor sobre los tubos, más grandes y llamativos, y a unos pasos. "Además, ¿qué significan esos tubos?", se preguntaron los finlandeses. Hiltumen no quiso desvelar su sentido, y murió hace unos pocos años sin desvelarlo.



Los fineses han sostenido y sostienen aún varias teorías al particular:

1) Son tubos de órgano, el rey de los instrumentos y símbolo por excelencia de la música (instrumento al cual Sibelius dedicó apenas cuatro obras, sin embargo).
2) Representa la aurora boreal, el símbolo de la magia del norte (referenciada en la cantata "Oma maa" ["Nuestra patria"] opus 92) .
3) Son cristales de hielo (referenciados en varias obras del autor).
4) Son un símbolo de los bosques nórdicos (referenciados en Tapiola y en multitud de otras obras).

Caben incluso otras propuestas, y ustedes seguro que están pensando en alguna. Puede que esta fuera realmente lo que pensó la artista, el no crear nada concreto y así permitir a los visitantes del monumentos pensar lo que quisieran sobre su significado e inspiración.

Con el tiempo la polémica claudicó, y el monumento fue aceptado como un claro homenaje al maestro, y una señal de identidad de la ciudad, del país y de la cultura finesa. Todos los días decenas de autobuses de turistas de los lugares más distantes llegan al parque, y el conjunto artístico, sobre el verde césped o la nieve - dependiendo de la época del año, lógicamente -, sobre una roca salvaje, es mostrado con orgullo al ciudadano del mundo. Una réplica del mismo, a menos tamaño se puede encontrar en la sede de la Unesco en París, lo que denota la importancia cultural y representante de la cultura finesa que tiene la obra escultórica.

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Quizá el sibeliano, el que acude a Finlandia en busca de lugares impregnados de la presencia del maestro, este monumento puede decir poco, a pesar de su gran simbolismo. Sin duda encontrarán más oportuno visitar el Museo Sibelius de Turku / Åbo (museo de la música de Finlandia, con una sala dedicada a nuestro compositor con manuscritos, cartas, fotografías, y más material de primera magnitud), la casa natal en Hämeenlinna, y sobre todo Ainola, residencia de nuestro músico los últimos 50 años de su vida, donde compuso gran parte de su obra y donde está enterrado junto a su mujer Aino. La casa se conserva prácticamente igual de como la dejó el compositor tras su muerte, con infinidad de recuerdos materiales. En otro momento hablaremos de Ainola con más detalle.
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Más información (en inglés) sobre el monumento puede encontrarse aquí. Aunque aclaro un error: Sibelius sí compuso música para órgano.

En este enlace pueden encontrar un buen mapa de Helsinki. El monumento se marca con el número 41. No lo olviden si en sus planes de viaje está incluído el país de los mil lagos.