lunes, 26 de julio de 2010

Biografía (16): el comienzo del periodo romántico y de la proyección internacional (1898)

Capítulo anterior (15): el final del periodo kalevaliano (1897)
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El año 1898 marca el comienzo una nueva fase creativa de las composiciones de Jean Sibelius, el periodo que hemos llamado "romántico", unos años de apertura estética hacia la herencia del siglo XIX y del post-romanticismo de sus colegas europeos, pero al tiempo una época especialmente comprometida con el nacionalismo cultural de su país, en un momento crucial del camino hacia su independencia.

Musicalmente hablando, el año encuentra a nuestro compositor escribiendo una música de escena, la primera en realidad para una obra de teatro al uso (dejando por tanto al lado los "cuadros históricos" de "Karelia"), y la primera de los muchos éxitos y grandes partituras en este género tan particular. Y lo hace con la obra "Kung Christian II" ("Rey Christian II") de su amigo Adolph Paul.

Christian II fue el último rey de la llamada "Unión de Kalmar", que comprendía los reinos de Dinamarca, Noruega y Suecia - incluyendo entonces Finlandia -. El argumento de Paul no se fija tanto en la conflictiva historia política del monarca, sino que gira en torno a los amores extraconyugales y trágicos con la hija de un poderoso comerciante holandés, conocida popularmente como "Dyveke" ("palomita"), una inocente y bella muchacha que moriría envenenada por las intrigas en la que se vio envuelta.


"Dyveke y el rey Christian II de Dinamarca", óleo del pintor danés Vilhelm Rosenstand (1838-1915)
 
El músico compuso rápidamente la partitura de cuatro números para pequeña orquesta: Elegía, Musette, Minueto (que es en realidad una reelaboración del Minueto JS. 127 de 1894) y la Canción del Loco. La obra se estrenó el 24 de febrero en el teatro sueco de Helsinki, con el propio compositor a la batuta musical de un conjunto escogido de la Orquesta de la Sociedad de Conciertos. Fue un gran éxito, en gran parte debido a la música de Sibelius, con dos docenas de representaciones esa primavera. Sin perder tiempo arregló las cuatro piezas para piano para su inmediata publicación, y la obra ciertamente se hizo pronto bastante popular.

Otro amigo fue el responsable del siguiente encargo de esos días: su viejo compañero de pupitre, un fotógrafo llamado Into Inha, cortejaba a una muchacha llamada Aino Krohn, poetisa aficionada. Sibelius compuso un coro masculino sobre unos versos suyos, titulado "Kuutamolla" ("En la luz de la luna") JS.114, que sería cantado como serenata bajo su ventana.

Tras el estreno de "Rey Christian II", nuestro músico y su mujer viajaron a Berlín. Allí pudieron reunirse con su antiguo círculo de amigos, Adolph Paul, Gallén-Kallela y Busoni; y además con el hermano de Jean, Christian, que estudiaba medicina en la capital alemana. El grupo recuperó la antigua camadería y las habituales actividades lúdicos, pero también las cultural, disfrutando de los grandes eventos musicales de la capital del Segundo Reich: "Las bodas de Fígaro", "Tannhaüser", "Fidelio"... en la ópera, el cuarteto de Joachim...

Aino estaba de nuevo embarazada, y en el mes de abril decidió regresar. Mientras Jean lograba un importante éxito al contactar, a través de su amigo Adolph Paul, con la importantísima editorial musical Breitkopf & Härtel. Gran parte de la obra futura de nuestro autor pasó por sus imprentas durante toda su vida, y el compromiso dura hoy en día: Breitkopf & Härtel está editando en estos momentos la obra completa y crítica de Sibelius , bajo las siglas JSW.

Una edición del arreglo para piano del Vals triste de Breitkopf & Härtel.
 
El primer contrato fue precisamente con los derechos de "Rey Christian II", que siguiendo la costumbre de la época, vendió a su vez a la firma Wasenius.

Durante su prolongada estancia en Berlín no dejó atrás la composición. Por un lado "Carminalia" JS.51, tres canciones corales con textos latinos que una profesora de Loviisa y amiga de la familia había descubierto (aunque más tarde se sabría que había sido publicados ya en 1582), y que Sibelius musicó en tres posibilidades: coro a capella a tres partes, coro femenino a dos con piano y coro femenino a dos con armonio. Años más tarde el se mostró poco satisfecho de su composición, y la obra permaneció sin publicar.

Por otro lado otra obra coral más ambiciosa, "Sandels" opus 28 sobre un texto de Runeberg, una conocida historia patriótica extraída de los "Relatos del alférez Acero" del gran poeta finlandés en lengua sueca. El trabajo respondió a un concurso del coro Muntra Musikanter que en efecto ganaría a su regreso de Alemania, pero que no fue estrenada hasta tiempo después. La música de Sibelius, para coro masculino y orquesta se adapta perfectamente a la narratividad de la balada, con un tono conversacional, descripción de la batalla y una elegante marcha para finalizar, aunque de todas las cantatas del músico nórdico no es ésta precisamente uno de sus trabajos más reseñables.

Sería aún en Berlín donde se iniciaría la composición de su Primera Sinfonía, aunque la agitación de la ciudad, donde las ocasiones para un cigarro o una copa de vino eran cotidianas, le impedía hacer grandes progresos. Y a su regreso a Finlandia en mayo un nuevo compromiso le tuvo atareado: nuevos números musicales para "Rey Christian II", por petición de Adolph Paul, para seguir con la exitosa carrera del drama.

Aparecieron así el Nocturno, la Serenata (que sustituía al Minueto en ocasiones) y la Balada, piezas esta vez escritas para una orquesta mayor, que completan la partitura bajo el número de opus 27. La obra es un primer ejemplo de la nueva fase romántica, con melodías intensas, delicada orquestación, armonías nostálgicas... en la línea del romanticismo tardío y el post-romanticismo europeo (se percibe claramente la influencia de Grieg en la obra), aunque sin perder nunca su original personalidad musical. De especial belleza son la Elegía (para cuerdas) y el Nocturno. Pero también tenemos el tono jocoso de la Musette o el heroísmo de la Balada (que tiene muchos puntos en común con el Finale de la Primera Sinfonía). Y tampoco prescinde la obra de Paul y Sibelius de la crítica política, como vemos en la Canción del Loco, donde una metáfora sobre telarañas alude sin ninguna duda a la creciente opresión rusa de esos años...

A continuación Sibelius preparó una suite de concierto, dejando aparte el Minueto y la canción, y con unos pocos cambios orquestales (añadiendo partes de cuerda a la Musette y acortando un pasaje de la Balada), que se estrenó el 5 de diciembre. Pronto esta suite conoció el éxito, llegando a los "proms" londinenses de Henry Wood tan pronto como en 1901, y convirtiéndose en una de las partituras más interpretadas de nuestro autor en la primera mitad del siglo XX, aunque después su fama decayó, a pesar de que ciertamente se trate de una música bellísima, que se merecería haber mantenido la popularidad que gozó en el pasado.

En otoño, mientras la política de rusificación del nuevo gobernador tensa el conflicto nacional en Finlandia, la familia de nuevo se muda, esta vez a la calle Liisankatu nº21. Una de las obras maestras sibelianas para coro masculino a capella data de esos días, "Sydämeni laulu" ("Canción de mi corazón") opus 18 nº6, una conmovedora pieza sobre versos del célebre poeta Aleksis Kivi. Con gran emoción y honda tristeza el poema habla de la muerte de un niño, acunado con intimidad por la música de nuestro compositor. No deja de ser una circunstancia macabra que Sibelius compusiera este coro con Aino embarazada, y que la niña perdiera la vida con sólo quince meses, lo que en la mente del músico quedó para siempre conectado con su hermoso y triste coro, una de las obras maestras del autor para este medio.

Dibujo póstumo de Aleksis Kivi (1834-1872),  probablemente obra del pintor y Albert Edelfelt (1854–1905) 
 
En torno a ese año también encontramos otras excelentes obras para coro mixto que sería publicadas en la colección "Sävelistö": el patriótico "Aamusumussa" ("En la niebla matutina") JS.9a (con texto de J. H. Erkko) y con tono popular, sobre textos del "Kanteletar", "Min rastas raataa" ("Atareado como un tordo") JS.129 y "Sortunut ääni" ("La voz quebrada") opus 18 nº1, del que también existe versión para coro masculino. Con destino a la citada colección, transcribió para coro mixto obras anteriores escritas para la habitual formación de coro masculino, como "Rakastava" de 1894.

Algunas piezas para piano vienen de ese año, recuperando el hábito de la composición para el instrumento, aunque con un sentido en general más comercial que de profundo interés por el medio. El fantasioso Capricho opus 24 nº3, la melancólica Romanza en re menor opus 24 nº4, el vivo Vals opus 24 nº5 y el plácido Idilio opus 24 nº6 (cuyo tema proviene de las primeras ideas de la Sinfonía en Berlín) pueden datarse en torno a estas fechas.

También se produce un retorno a la producción de canciones, con títulos como "Vilse" ("Extraviado") opus 17 nº4, e "Illale" ("A la tarde") opus 17 nº6 - compuesta en el otoño de este 1898-. Ésta última pieza es de las pocas canciones con texto finés, y como siempre en estos casos la obra posee cierto toque folclórico encantador, una serie de sutiles microvariaciones sobre un sencillísimo tema, una canción sin duda hermosísima.

El 14 de noviembre nace Kirsti, la tercera hija de Jean y Aino Sibelius, que por desgracia, como ya anunciábamos, moriría a comienzos de 1900.

El nuevo miembro de la familia hizo plantear la necesidad de mudarse a un hogar más grande. Y al tomar conciencia de las distracciones de la gran ciudad que dificultaban la composición de grandes obras como la sinfonía, nuestro músico vio claro que ese hogar tenía que estar fuera de la ciudad. Asiduo del restaurante del hotel Kämp y de las tabernas König y Gambrini, la afición del autor finlandés a la dispersión en la ciudad era ya conocida. En los mentideros de Helsinki incluso circulaba una broma cruel en la que la tonada de la Musette de su "Rey Christian II" opus 27, que se había hecho muy popular, se cantaba con las palabras "Minä menen Kämpiin takaisin" ("Ahora salgo de nuevo hacia el Kämp").

Sibelius y su familia eran muy conscientes de estos excesos y del perjuicio que llevaban consigo para con su trabajo, y a final de año se tomó la decisión definitiva, trasladándose a unos cuantos kilómetros de la capital, a Kerava. Pero esto no lo contaremos hasta el próximo capítulo de nuestra biografía.

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Capítulo siguiente (17): ¡Finlandia despierta! (1899)

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