martes, 26 de junio de 2012

Rey Cristian II opus 27 (1898): (y 4) discografía recomendada



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A pesar de ser, como hemos dicho, una de las obras - la Suite al menos - más célebres en su momento, Rey Christian II parece haber perdido el interés de los directores con el tiempo. Un hecho incomprensible, dada su inmediato atractivo, comprensibilidad y lirismo, que no tiene mucho que envidiar, por ejemplo, a las suites de Grieg, como las de "Peer Gynt", con las que, por cierto, formaría una excelente pareja. Pero los caminos de la fama de las obras de Jean Sibelius han sido bastante poco explicables, y en su mayor parte vamos a dar cuenta de sesiones debidas a los principales interesados por el mundo de Sibelius.

Existen grabaciones de todas la versiones de la obra, la música incidental completa, la suite (que constituye el grueso de los discos presentados), la Canción presentada aisladamente, así como los arreglos para piano (incluyendo la versión de la canción para voz y piano).



Música incidental completa

La de Vänskä es la única grabación de la música incidental completa. Y es en cualquier caso la mejor interpretación de la obra en cualquiera de sus variantes. El maestro finlandés nos obsequia con una lectura apasionada sin caer en el sentimentalismo y en excesos románticos, camerística sin perder de vista sus posibilidades sinfónicas, intensa, cuidadísima, refinada en los detalles. Sin rival por el momento, sólo un sonido mejor la habría hecho virtualmente perfecta.

La pieza se presenta separada entre las dos producciones del año 1898. La Elegía se mueve entre el lirismo apasionado y una melancolía nórdica casi infinita, acertando de pleno en el dramatismo que Sibelius pretendía con el diálogo entre el violín primero y el cello. La Musette en su versión para dos fagotes y dos clarinetes acentúa su carácter popular, y al mismo tiempo muestra una agitación perfectamente sibeliana. El Minueto es un prodigio del colorido orquestal, explorando los timbres brillantemente (única grabación de este segmento en cualquier caso). La Canción equilibra bien la voz noble del barítono con su acompañamiento, con un acertado uso del arpa.

Si los cuatro números de febrero de 1898 son sensacionales, mucho más lo son los tres compuestos en el verano siguiente. El Nocturno es sencillamente apoteósico: bellísimo el cuidado y el apuntalamiento de la orquesta, el lirismo extático de la cuerda, sostenido por una animación rítmica como si de verdaderos latidos del corazón se trataran, y un sensacional contraste entre secciones, a la vez la fluidez entre unas y otras. Lo mismo cabe decir de la Serenata. La Balada es quizá el mejor número de la grabación, con sus nítidos timbres separados y su ritmo nervioso, electrizante, a la vez que una fuerza épica justa para la pieza, sin caer en la teatralidad pero al tiempo sin sustraer el drama como se hace en otras ocasiones.

Absoluta imprescindible en cualquier discografía sibeliana que se precie.


Raimo Laukka, barítono
Orquesta Sinfónica de Lahti
Osmo Vänskä
BIS (1997-98) [también en Sibelius Edition vol. IV]

Interpretación: 9,5 Estilo: 10 Sonido: 7,5


 Suite
 

La lectura de Berglund es contenida, introspectiva incluso, sin dejar alas excesivas al sentimentalismo pero muy eficiente. Es sin duda la más oscura y esencialista, pero la ejecución es soberbia.
El Nocturno sobrio y melancólico, dramático y sentido, buena comprensión del ritmo. La Elegía se muestra lenta y llena de nobleza y espiritualidad, quizá con una diplomática distancia del sentimentalismo. La Musette es seria, la Serenata contenida pero arrebatadora. La Balada es brillantísima, con ritmos agitados y un electrizante desarrollo. Un clásico que no hay que perderse.

Orquesta Sinfónica de Bournemouth
Paavo Berglund
EMI (1970/78)
Interpretación: 8 Estilo: 8 Sonido: 6,5


Segunda grabación de Järvi de la suite, dentro de la colorística serie sibeliana para Deutsche Grammophon. Frente a lo que hemos comentado otras veces en otros registros de la serie, en esta ocasión el azúcar y los brillos dorados que saturaban otras obras aquí se convierte en un buen aderezo al romanticismo tan propio de la pieza, que plantea con ambición, y llega a superar el reto.
El Nocturno no sólo acierta en el color, sino también en la viveza y el ritmo intravenoso que recorre la partitura, con unos bellos (y chaikovskyanos) pizzicati de los bajos y un estupendo sonido de cuerda y viento. La Elegía suena muy hermosa, aunque quizá demasiado sinfónica. La Musette impecable, más popular que antigua. La Serenata se nos revela como movimiento de sinfonía de gran recorrido, realmente fantástica, de contrastes muy acabados, como la hermosísima coda. La Balada como era de esperar afianza ese sinfonismo espectacular, dando el broche dorado a esta recomendable grabación.

Orquesta Sinfónica de Gotemburgo
Neeme Järvi
DEUSCHE GRAMMOPHON (1996)
Interpretación: 8 Estilo: 7 Sonido: 9



Sakari, años antes de Vänskä, presenta una versión de la partitura para teatro que en realidad es la suma de la suite de concierto (con su correspondiente revisión y orquestación) más los números no incluídos en ella, como son la Canción y el Minueto, del que se anuncia efectivamente que es la "primera grabación". Aunque posee cierta frialdad, la interpretación es romántica y soñadora, muy adecuada para el espíritu de estas músicas, si bien el enfoque es más lírico que dramático. El Nocturno se manifiesta lleno de lirismo y de sentimiento, con unos violoncellos especialmente emocionados. La Elegía es melodiosa, aunque le falta ardor y dolor. La Musette tiene un tono muy scherzante y popular, con buena prestación de las maderas. A continuación el director finlandés inserta el Minueto, solemne, resaltando las sonoridades de los pizzicati, y con cierto aire histórico; y la Canción del Loco, con un barítono muy cantabile pero sin querer transmitir la tragedia que el texto contiene. La Serenata de nuevo contiene bellas propuestas de la cuerda, especialmente ligadas. La Balada carece de potencia dramática, y se centra más bien en el colorido de la instrumentación. Una buena versión, pero con un enfoque que no permite a la obra brillar con intensidad.
Sauli Tiilikainin, barítono
Orquesta Sinfónica de Islandia
Petri Sakari
CHANDOS (1993)

Interpretación: 7 · Estilo: 7 · Sonido: 7,5


La primera grabación de Järvi sin duda tiene el encanto de toda las que realizó para Bis, muy idiomáticas y coloridas. 
El Nocturno muy correcto, recogiendo toda la agitación interior de la pieza, con un clímax a destacar. La Elegía es quejumbrosa y sentida en el color instrumental, aunque algo mecánica en el ritmo. La Musette también desprende su potencial, aunque el fagot no parece especialmente brillante en su solo. La Serenata resulta la joya de este registro, con una sección de cuerda francamente inspirada, mientras que la Balada es de nuevo correcta, pero algo mecánica.
En fin, una grabación buena, aunque contenga varios puntos débiles , que hacen preferir la segunda oportunidad de Järvi para con la obra, como hemos comentado antes.

Orquesta Sinfónica de Gotemburgo
Neeme Järvi
BIS (1984)
Interpretación: 7 Estilo: 7,5 Sonido: 6


Lectura la de Inkinen eficiente pero de trazo algo grueso en ocasiones; poderosa,  pero con falta de brillo y de chispa; idiomática pero sin profundización real en el estilo y en la emoción de una obra tan emocional, que aquí parece "cansada". El mejor número sin duda la Serenata, donde el lirismo alcanza cotas superiores a la media. Recomendable por el precio, pero sabiendo que hay opciones mucho mejores en cuanto a calidad. Pueden escuchar esta versión en el post anterior.

Orquesta  Sinfónica de Nueva Zelanda
Pietari Inkinen
NAXOS (2008)
Interpretación: 6,5 Estilo: 7 Sonido: 6,5


El hijo político de Jean Sibelius nos dejó unas cuantas grabaciones de criterios estilísticos impecables, muy de acuerdo con los deseos del compositor. Sin embargo en el presente no podemos obviar que la baja calidad de la orquesta quizá sepultó un tanto los logros interpretativos. El Nocturno brilla por su intensa agitación interior e intensidad expresiva, al igual que la Elegía, quizá algo rápida. La Musette es sin embargo poco brillante y un tanto mustia. La Serenata vuelve al buen hacer del Nocturno, mientras que en la Balada se explota el concepto de colapso en su sentido más profundamente sibeliano, aunque le falte la "garra" necesaria. A la Suite propiamente dicha, Jalas le añade una interpretación de la Canción puramente orquestal, lo cual en lo puramente musical funciona sin dificultades pero quizá rompe el equilibrio de la Suite y no la añade nada con su tono melancólico después de la contundente Balada. Interesante más por lo histórico del director que por la calidad misma de la interpretación.

Orquesta Sinfónica del Estado Húngaro
Jussi Jalas
DECCA (1974-76, 1996)
Interpretación: 6,5 Estilo: 8,5 Sonido: 6


Gibson es uno de los grandes campeones británicos de la música del finlandés, no obstante en este caso no podemos hablar del alto nivel que en otras obras presta a la música de Sibelius. El registro suena añejo, desigual y rutinario. El Nocturno suena romántico, pero la sección de cuerda permanece algo fría y a ratos desajustada. La Elegía contenida, con toque melódico pero no lo suficientemente emotiva. La Musette se muestra correcta, sin mucho brío. La Serenata es mucho más interesante, explorando sus posibilidades narrativas. La Balada en cambio constituye una oportunidad perdida de lograr un mayor impacto, aligerada para correr más que para vencer.

Orquesta Nacional Escocesa
Alexander Gibson
EMI (1966)
Interpretación: 5,5 Estilo: 6 Sonido: 6
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Canción del Loco sobre la araña: versión original con orquesta


Hynninen es sencillamente la voz perfecta para Sibelius, y aquí, con el acompañamiento sutil y romántico de Segerstam lo demuestra. Apasionada lectura, sin teatralidad, pero con absoluto sentimiento y efectividad. La letra presenta una traducción finesa debida a Aarni Koudan.

Jorma Hynninen, barítono
Orquesta Filarmónica de Tampere
ONDINE (1994)
Interpretación: 8 Estilo: 7,5 Sonido: 9


Canción del Loco sobre la araña: arreglo con piano

La interpretación de Groop muestra cómo la canción funciona perfectamente fuera del ámbito teatral, como canción de concierto, lejos también  del registro baritonal original. La mezzo finlandesa entona la canción con afectación y elegancia, seguridad, perfecta dicción y gran lirismo. Muy recomendable.

Monica Groop, mezzosoprano
Love Derwinger, piano
BIS (1994) (también en Bis Edition vol. VII)
Interpretación: 8  Estilo: 9  Sonido: 7,5

La integral de Decca acertó a incluir el arreglo como una parte no secundaria del cancionero sibeliano. Krause nos ofrece una visión lírica y no carente de brillo de la pieza, nada teatral y con gran nobleza (aunque esto quizá no se ajusta bien al sentido original de la pieza, pero se agradece musicalmente). El piano de Gage pasa por demasiado discreto. Sin ser el mejor del mercado, este registro sin duda eleva el nivel de la discografía.

Tom Krause, barítono
Irwin Gage, piano
DECCA (1984)
Interpretación: 7,5  Estilo: 6,5  Sonido: 7
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Arreglo para piano de los cuatro números de febrero de 1898

Gräsbeck nos propone su interpretación dentro de la amplia integral de la Sibelius Edition de Bis, pero no por ello deja de cuidar cada pieza como única, ofreciéndonos una lectura exquisita y de gran expresividad, haciéndonos olvidar que se trata de un arreglo. La Elegía es atacada con una dulzura y una melancolía infinita, con mucho cuidado por la cantabilidad que se pensaría perdida por el trasvase de la cuerda al piano... El Minueto se toca con mucha animación y una buena dosis de seducción, no dando por sentado que es el número más "débil" de la obra. La Musette se agita como si de un auténtico scherzo sinfónico se tratara. La Canción (aquí sin voz) también expone su lado más mágico y sibeliano. Un registro difícilmente superable, aun teniendo en cuenta la posibilidad de que haya muchos otros más.

Folke Gräsbeck
BIS (2006, 2008)
Interpretación: 9 Estilo: 10 Sonido: 8,5


Erik T. Tawaststjerna, hijo del célebre biógrafo y amigo de Sibelius, lanzó la primera (quasi-) integral del sello Bis, que aunque nos dejó lecturas pioneras, su impericia técnica fue rápidamente rebasada en otros sellos y sobre todo por la integral total de Gräsbeck ya dentro de la Sibelius Edition.
El pianista finlandés acomete el arreglo sin la versión de la Canción y con un técnica poco refinada. La Elegía requiere un uso mayor del legati, que Tawaststjerna obvia, mientras que las danzas suenan quizá demasiado pianísticas y poco animadas al tiempo. Habiendo otras alternativas, creemos que es innecesario recomendar esta lectura.

Erik T. Tawaststjerna
BIS (1987)
Interpretación: 4 Estilo: 6 Sonido: 6
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También ha grabado la pieza Loris Tjeknavorian con la Orquesta Sinfónica de Londres (Regis, 2007),  pero no hemos podido todavía escuchar ese disco. Además existen algunas otras versiones de la suite al piano o de la canción, pero a grandes rasgos la comentada aquí es la discografía esencial.

De esta manera, finalizamos la serie dedica a "Rey Cristian II" opus 27 de Jean Sibelius.
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viernes, 22 de junio de 2012

Biografía (24): La Hija de Pohjola y El festín de Belshazzar (1906)


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Tras pasar unos días más en París, a principios de febrero de 1906 Jean Sibelius volvía a Finlandia, no sin antes haber pasado por Berlín para cerrar tratos con Breikopf & Härtel. A su vuelta se encontró a varios de sus amigos apoyando a los revolucionarios rusos. Incluso el músico, junto con su mujer y su cuñado Eero Järnefelt recibieron en Järvenpää a Maxim Gorky, a la sazón oculto en Finlandia.  No obstante el propio Sibelius no pareció mucho implicarse en maniobras políticas, un gesto constante en su vida.

En marzo escribe a Carpelan sobre su trabajo en una sinfonía. En 1904 había comenzado los primeros apuntes de la que sería su Tercera Sinfonía, sin embargo parece que no había ido más allá. Es más probable que estuviera pensando en transformar Luonnotar en una sinfonía, una de las muchas dudas que asaltarían al compositor en torno a esta obra.

En todo caso pudo simultanear e trabajo con "Pan y Eco", una breve orquestal creada en principio para acompañar a un tableau vivant: "se ve a Pan y Eco sobre una colina, mirando a las ninfas danzando en el valle". El tableau era parte de un festival de lotería celebrado en el Seurahuone de Helsinki el 24 de mazo, con el propio autor dirigiendo a la Sociedad Filarmónica. La pieza sería posteriormente publicada con el número de opus 53, y con el subtítulo de "intermedio-danza nº3" (los otros dos "intermedios" aún tendrán que venir). La partitura no ha sido muy conocida, sin embargo se trata de una pieza notable, evocadora de la Antigüedad de una manera muy sensual, casi francesa, con sus toques de percusión y el colorido de los vientos.

 "Pan errante", del ilustrador norteamericano Maxfield Parrish (1870 - 1966)
El 12 de marzo se había producido el estreno finlandés del Concierto para violín, que recibió críticas de todo tipo, lo que contribuyó a suspender la extraordinaria obra en un limbo del que tardaría tres décadas en despertar. 

El día 22 de ese mismo mes moría Martin Wegelius, el viejo profesor de Sibelius y de toda una generación de músicos, cuya fama había saltado más allá de las fronteras de Finlandia.  Wegelius había sido un activo wagneriano (y difusor también de la música de Richard Strauss y Mahler), y desde el rechazo al genio de Bayreuth de nuestro compositor, Sibelius se había distanciado en gran medida de su gran mentor. No obstante, no dudó un momento en rendirle el merecido homenaje, y durante sus funerales dirigió en su memoria la Elegía de Rey Christian II

La primavera iba a traer los festejos del centenario de Johan Snellman (1806-1881), un influente filósofo y político esencial para la identidad de Finlandia, en especial para la lengua finesa. Como parte de las celebraciones del centenario, el mismo 12 de mayo, Sibelius estrenó "Vapautettu kuningatar" ("La reina cautiva") opus 48, una cantata sobre un poema de Paavo Cajander que el escritor había dedicado a Snellman en su 75 aniversario.

Johann Snellman

La balada narraba la liberación de un joven héroe de una reina prisionera, una clara alegoría a la dominación rusa. La música es viva y solemne, verdaderamente brillante. 

 En junio nuestro compositor recibía una mala noticia: para confirmar viejos presagios la salud mental de su hermana Linda tornó insostenible, y tuvo que permanecer a partir de entonces en una institución, de la que sólo pudo salir en contadas ocasiones. El compositor abordó el problema, que sin duda le causaba un terrible dolor, evitando hablar y pensar sobre el tema.

Luonnotar debía estar muy avanzada (el manuscrito HUL 0163 da buena cuenta de ello) cuando Sibelius decide, según el musicólogo Timo Virtanen "recomponer la casi completa composición, readaptar el diseño formal y tonal, y omitir material que debió parecerle intrínsecamente valioso" (material que reaprovechó en alguna obra posterior). No sólo decide dar un giro a la composición en sí, sino también al tema, otra historia del Kalevala completamente distinta, la que llevó a Väinämönen a Pohjola para intentar conquistar a la hermosa Hija del Norte, y su posterior fracaso. El tema de Luonnotar sería retomado años más tarde con un formato muy distinto.

El título propuesto por el autor, "Wäinämöinen" (la antigua grafía del nombre) fue vista por el editor, Lienau, incomprensible para el público fuera de Finlandia, y le propuso dos alternativas: "L'aventure d'un héros" ("La aventura de un héroe", en francés) o "La Hija de Pohjola", nombre este último que escogió finalmente el músico. 

La pieza, definida ahora como "fantasía sinfónica" (y publicada con el número de opus 49) fue relaborada como dijimos a partir de Luonnotar en aquel verano, dejándonos como resultado uno de los mejores poemas sinfónicos de Sibelius y por tanto una de sus obras maestras, con un brillante trabajo temático, unos temas en sí memorables y un colorido orquestal excepcional, con timbres  realmente únicos.

También para Lienau fueron enviados las Seis canciones opus 50, compuestas en agosto, y todas ellas con textos en alemán de variada calidad. Lo cierto es que buscó una oportunidad más publicitaria que artística, y este grupo de lieder no se encuentra entre lo más brillante de sus obras en este género, aunque la tercera "Im Feld ein Mädchen singt" ("En el campo canta una muchacha") y "Die stille Stadt" ("La ciudad silenciosa") con su colorido atmosférico destacan muy por encima del resto. Otra canción en alemán, aunque no relacionada con estas, fue completada en octubre: "Erloschen" ("Extinguido") JS.74.

Durante el otoño el genio nórdico estuvo bien ocupado con un nuevo encargo del Teatro Sueco: la música incidental para "El festín de Belshazzar" (JS.48) de su amigo Hjalmar Procopé, una obra basada libremente en una historia bíblica (Daniel 5). Fueron 10 los números que Sibelius escribiera para esta obra, algunos de ellos repeticiones. 

En esta obra nuestro músico pudo dar rienda suelta a la fantasía orientalista tan de la época, y donde logra situarse a mitad de la camino entre lo tópico y lo realista. La partitura, sin ser de las mejores del autor en este género, sí constituye un aporte brillante (que ha superado con mucho la obra, ya olvidada), en especial con la suite orquestal preparada después del estreno (4 de noviembre). Destacamos los dos movimientos lentos, el Nocturno y la Canción de la muchacha judía, llenos de una anhelante belleza, en especial la Canción, realmente extraordinaria. 

Tras el estreno la obra fue bien recibida, sobre todo por la música de Sibelius y el exotismo del drama. Una caricatura del momento muestra a Procopé en manos del músico, y es que sin duda la calidad de la partitura superó un previsible fiasco teatral.

A finales de año encontramos al compositor en un nueva gira, esta vez en un ámbito más cercano, en las ciudades finlandesas de Oulu, Vaasa y Viipuri (actualmente Vyborg, perteneciente a la Federación Rusa). Para esos conciertos realizó un arreglo de dos piezas de "Kuolema" (música incidental escrita en 1904), adaptados brillantemente como "Escena con grullas" opus 44 nº2, una pequeña pieza de gran belleza y que no es rara como "bis" de muchos conciertos del autor en la actualidad. Otra pieza, "Grevinnans konterfej" ("El retrato de la condesa") JS.88, un corto melodrama instrumentado para cuerda, data también de esos días.

El paso siguiente de esa pequeña gira fue nada menos que San Petersburgo. A pesar de las tensiones políticas entre el Imperio y su pequeño ducado finlandés, la cultura rusa permanecía ajena al conflicto, y los intercambios seguían siendo frecuentes. Alexander Siloti (primo de Rachmaninov y un activísimo propagador musical de nuevos compositores) invitó al finlandés a dirigir sus obras en el célebre Teatro Mariinsky (compartiendo programa con obraa de Ysaÿe), recibiendo una cálida acogida.

 Alexandr Siloti (1863 - 1945)

El 29 de diciembre Sibelius dirigió El retorno al hogar de Lemminkäinen y el estreno absoluto de La hija de Pohjola con la orquesta del Teatro, que era de primer nivel. Las obras fueron muy aplaudidas, y la crítica local las acogió muy positivamente, afirmando que el autor era "excepcionalmente talentoso e imaginativo" (diario "Russ").

Tras el concierto nuestro músico regresaría a casa para acoger el nuevo año.

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