martes, 21 de abril de 2009

Biografía (5): los años 1886 y 1887

Muchos lectores han expresado su especial interés por los posts biográficos, acusando la falta de bibliografía y de fuentes extensas en la red. Así, atendiendo a las demandas, les ofreceremos, siempre que no sea posible, un par de capítulos por mes. De momento aquí tienen el segundo de este mes de abril.

Capítulo 1: 1865-1868
Capítulo 2: Niñez y primeros pasos musicales (1868-1881)
Capítulo 3: primeras obras y últimos años en Hämeenlinna (1881-1885)
Capítulo 4 el primer año de estudio en Helsinki (1885-1886)

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Fotografía (Natalia Linsén, de Porvoo/Borgå) de Jean Sibelius. Posiblemente de principios de septiembre del año 1885, poco antes de su llegada a Helsinki.


Al retornar de su verano en Hafträsk Sibelius comienza su segundo curso en el Instituto de Música de Wegelius. A pesar del poco tiempo desde el incio de su actividad y lo remoto de su situación, el centro atrajo a estudiantes de lugares lejanos de Helsinki. Uno de ellos fue Adolf Paul(1863-1943), escritor políglota y poeta de origen sueco, que sería una figura destacada de la cultura nórdica, pero también de la alemana, ya que el alemán fue uno de los lenguajes que utilizó. Paul ingresó en ese momento en el Instituto por sus intereses musicales, y muy pronto se convirtió en uno de los mejores amigos de nuestro compositor.

Años más tarde, Paul escribiría una novela en gran parte autobiográfica -"En bok om en människa" ("Un libro acerca de un hombre"), publicada en 1891 -. Sibelius aperece en él, un tanto caricaturizado, pero retratado siempre bajo el prisma de una amistad que duraría mucho años. El joven músico de la novela está caracterizado por su ensoñación y su singular imaginación (rasgos que también destacaba Karl Flodin en esa época:

"Daba siempre la impresión de haber sido arrojado desde un planeta distante o de haber hecho la entrada a este mundo de alguna otra manera imposible, para todo se había dotado su imaginación con las cualidades más peculiares, nada podía prodecer de forma natural. Sus poderes imaginativos estaban siempre buscando lo menos común, las más causas más inconcebibles causas de cada evento. Y hacer combinaciones entre las cosas más incompatibles era lo más simple y natural del mundo para él"

Dentro de esas combinaciones resulta especialmente llamativa la siguiente:

"Para él existía una extraña, misteriosa conexión entre sonido y color, entre las más secretas percepciones de ojo y oído. Cada cosa que que veía producía una impresión correspondiente en su oído, cada impresión sonora era transferida y fijada como como color en la retina de su ojo y de ahí a su memoria. Y pensaba que esto era natural, y con tan buena razón a aquellos que no poseían esta facultad les llamaba locos".

Este extraño conexionismo entre música y color, comentado también por Flodin y otros testimonios, ha dado pie a pensar que Sibelius poseía una disfunción de la percepción llamada sinestesia, que también afectó a Rimsky-Korsakov, Scriabin, Messiaen y a otros muchos músicos... No es un dato confirmable, y muchos dudan de que sea realmente algo fisiológico y no un producto de su extraordinaria imaginación. En todo caso, como ya hemos comentado en alguna ocasión, nuestro compositor sacaría buen partido de esta facilidad de relacionar la música con el mundo real en sus obras programáticas.

Con el joven escritor Adolf Paul, que ingresó en el Instituto para adquirir una cultura musical, Sibelius disfrutó tanto de largas conversaciones como de noches de vida bohemia, entre el alcohol y los cigarros, costumbres que ya no perdería en años. Debido a esta vida social relajó un tanto sus estudios musicales, aunque en parte esta actitud se debía a sus capacidades superiores que las de sus compañeros, que no eran compositores de hecho como él.

Sin embargo Jean estaba todavía centrado en el violín, con el que en esos días alternaba logros y fracasos. Tuvo numerosas actuaciones en público, pero sin duda la que más le marcó fue una de la primavera siguiente a la que asistío el crítico Richard Faltin. En ella interpretó el Andante y el Finale del Concierto de Mendelssohn: Faltin criticó su entonación, y dicha opinión caló muy hondo en el ánimo del músico, afectando negativamente a sus ambiciones. Quizá temeroso del gran público Jean se centró en la música de cámara, acompañado en multitud de ocasiones por su hermano Christian, que había comenzado sus estudios de medicina en Helsinki ese mismo curso.

Durante esta época compuso numerosas obras para violín y piano, pero también los primeros ejercicios de composición, materia que desplazó a la teoría abstracta ese curso de 1886-87. Wegelius aplicó una idea del teórico Ludwig Buβler: el alumno debe ejercitarse primero en pequeñas unidades de, por ejemplo, dos compases, para ir incrementando gradualmente el tamaño de esos motivos. No hay duda que esto marcó el estilo de nuestro autor, junto a su predilección por la técnica compositiva de Haydn, que también parte de expansiones de temas a partir de pequeños motivos. Este proceder se convierte en una de las características de su estilo, desde el concepto de "motivo generador" que tienen muchas de sus obras hasta el concepto de "aura" que ya intentamos explicar. Muchos ejercicios de este tipo de fórmulas, para piano o cuarteto de cuerda, se han conservado, y se han grabado incluso.

Martin Wegelius fue un ardiente wagneriano, e intentó inculcar a su joven alumno los principios filosóficos y musicales del drama musical y del "arte del provenir". No hay duda que los primeros años Sibelius estuvo bajo el influjo de su maestro, lo cual demostró en sus estancias en Berlín y Viena (1889-91), asistiendo a cuantas representaciones le fueron posibles, y en 1894 cuando asistió a Bayreuth. No obstante, tras la crisis estética que el Festspielhaus le produjo, acabaría renegando de esta influencia, de una manera visceral incluso en sus últimos años de vida. En la biografía de Ekman, que como ya hemos afirmado es casi "oficial", se menciona la inclinación del joven Jean en esta época hacia Grieg y poco después hacia Chaikovsky, frente a los deseos de su maestro. Es una verdad a medias, pero hay equilibrar a la baja esta influencia - no el amor hacia esos músicos, muy grande - y además situarla más tarde (ya nos extenderemos en algún "Falsos mitos" futuro). En esos momentos Sibelius se sitúa bajo un color clásico-romántico con aspiraciones próximas a lo que Wegelius esperaba de su genial pupilo.

Lo cierto es que la composición floreció en estos primeros años sobre todo fuera del Instituto, en aquellos veranos que nuestro autor recordaría toda su vida. Tras una corta visita de Jean a su amigo Walter von Konow, y buscando emular el verano anterior, la familia buscó un nuevo alojamiento en el mismo archipiélago, hasta dar con la villa de Korpo. Unos amigos de los Sibelius-Borg, la familia del doctor Wilenius. alquiló además una vivienda cercana. Las habilidades musicales de todos ellos dieron lugar a veladas musicales extraordinarias, bajo la música de Beethoven, Schubert y otros muchos, además de obras creadas por un Jean Sibelius especialmente inspirado.

De nuevo compondría un gran trío, conocido precisamente como "Korpo" (Trío en Re Mayor JS.209), y de nuevo una obra magnífica y visionaria. También ese verano vió nacer magníficas obras de juventud, como el melodrama con piano sobre el poema "Trånenden" JS.203, una pieza para piano titulada "Au crépuscule" JS,47, un Andante en Sol mayor para violín y piano JS.33, y otras pequeñas piezas, algunas de ellas dedicadas amistosamente a miembros de la familia Wilenius.

De vuelta de ese productivo verano, Jean experimentará numerosas novedades en ese curso 1887-1888. Por un lado le asignan un nuevo profesor de violín, de mayor rango, Hermann Csillag. El temperamental húngaro poseía una técnica depurada que causará las alabanzas de su alumno. A Csillag le causa tan grata impresión su propio discípulo que lo recomendaría como segundo violín del cuarteto del Instituto, donde todos eran profesores excepto Sibelius, y del que el músico húngaro era primer violín.

También formaría un cuarteto de propósitos más domésticos junto con su hermano Christian, el hijo de Richard Faltin (también llamado Richard) y Enst Lindelöf.

Por otro lado su círculo de amistades se amplía con otro recién llegado, Armas Järnefelt (1869-1958). Como Adolf Paul, se convertiría con el tiempo en una gran figura cultural, en este caso como colega compositor y sobre todo como director. Gracias a su batuta obtendría años después grandes éxitos en Suecia, convirtiéndose en el campeón de Wagner del país escandinavo (herencia sin duda de Wegelius), e impulsor de la música del propio Sibelius.

Al año siguiente Armas introdujo a Jean Sibelius a la familia Järnefelt, una familia distiguida y muy destacada de la cultura y la sociedad finesa, especialmente del movimiento Fennoman. Entonces no sabía hasta qué punto los Järnefelt llegarían a formar parte de su vida.

El padre, el teniente general Alexander Järnefelt fue un importante militar, gobernador de la comarca de Kuopio. Su hijo Arvid fue un gran escritor (autor entre otras de "Kuolema", obra teatral a la que Sibelius pondría música y de la que nace el conocido Valse triste). Otro de sus hijos, Eero, fue uno de los pintores más destacados de su tiempo, un artista muy importante en la historia de la pintura finesa. Pero sería un miembro femenino de la familia Järnefelt la que más hondo calaría en nuestro compositor: Aino, la joven hija, que años más tarde se convertiría en su esposa.

La siguiente foto está tomada en 1896, tras la muerte de Alexander Järnefelt, y es un completo retrato familiar. Podemos descubrir, de pie, de izquierda a derecha a Arvid, Armas, y a Eero con su esposa. A la izquierda, sentados están Aino, su madre Elisabeth (de origen ruso), y Jean Sibelius, que ya llevaba 4 años casado con Aino. A su derecha otros miembros de la familia, que no detallaremos ya que no jugaron un papel muy destacado en la vida del músico finés.

A finales de ese año de 1887, o quizá al comienzo del siguiente, Sibelius compuso la primera pieza en la que vemos no ya su excepcional talento, ya demostrado, sino su propia personalidad, la primera obra en la que su originalidad se expresó musicalmente: la Suite para violín y piano en re menor JS.187. Es quizá la primera obra donde el autor plasma plenamente sus capacidades como compositor . Obra romántica, ensoñadora y virtuosística, con un toque fantástico en el que se deja adivinar al futuro genio musical.

Apenas sabemos nada sobre la obra, pero podemos especular con que el ánimo para componerla fue una ambición personal más que el fruto de una situación o la demanda de sus profesores. En 1888 Sibelius comenzará a escribir composiciones más ambiciosas para Wegelius, pero con esta Suite podemos afirmar rotundamente que el Jean Sibelius ha recibido el bautismo de fuego en la historia de la música.

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Capítulo siguiente (6): 1888, el primer gran año compositivo

1 comentario:

  1. Cordial saludo
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    Gracias
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