Como ya hemos comentado con anterioridad, la discografía del Concierto para Violín de Jean Sibelius es enorme y cuenta con más de un centenar de registros. Es desde luego una de las obras más populares de nuestro autor, predilecta de intérpretes y de público. Realizar una lista completa sería una tarea excesiva y creemos que poco interesante. Lo que haremos será recomendar una lista de las que a nuestro juicio son las mejores grabaciones.
[Actualizado: añadimos una serie de nuevas grabaciones al artículo inicialmente escrito, con el objetivo de aumentar las referencias de la obra. Aún, sin embargo seguirá, siendo una pequeña muestra de toda la discografía, que iremos ampliando aún más con el tiempo]
Y lo haremos bajo el criterio que ha guiado nuestras recomendaciones discográficas: resaltar aquellos registros que más resaltan el estilo, tan propio y singular del autor, aquellos que saben adecuarse a la sonoridad, al ritmo y los giros melódicos del autor, sin estandarizarlos, sin llevarlos equivocadamente al común de su época. Queremos recomendar las grabaciones que más hacen por Sibelius y por sus obras, y no lo sumergen en un gris tecnicismo que hace confundir a nuestro compositor con otros, alejados de él en espíritu y forma.
Por eso puede sorprender que en los primeros puestos de esta nuestra lista nos encontremos con artistas poco frecuentes e interpretaciones que en abstracto a muchos les parecerán no tan sobresalientes, e incluso menores. Pero aquí lo tenemos muy claro: hacen sonar a la obra como se merece, devuelven a la obra a su contexto interpretativo, a su verdadera esencia. Interpretaciones que nos hacen olvidar a los músicos que la ejecutan para escuchar la música y sólo la música.
[Actualizado: añadimos una serie de nuevas grabaciones al artículo inicialmente escrito, con el objetivo de aumentar las referencias de la obra. Aún, sin embargo seguirá, siendo una pequeña muestra de toda la discografía, que iremos ampliando aún más con el tiempo]
Y lo haremos bajo el criterio que ha guiado nuestras recomendaciones discográficas: resaltar aquellos registros que más resaltan el estilo, tan propio y singular del autor, aquellos que saben adecuarse a la sonoridad, al ritmo y los giros melódicos del autor, sin estandarizarlos, sin llevarlos equivocadamente al común de su época. Queremos recomendar las grabaciones que más hacen por Sibelius y por sus obras, y no lo sumergen en un gris tecnicismo que hace confundir a nuestro compositor con otros, alejados de él en espíritu y forma.
Por eso puede sorprender que en los primeros puestos de esta nuestra lista nos encontremos con artistas poco frecuentes e interpretaciones que en abstracto a muchos les parecerán no tan sobresalientes, e incluso menores. Pero aquí lo tenemos muy claro: hacen sonar a la obra como se merece, devuelven a la obra a su contexto interpretativo, a su verdadera esencia. Interpretaciones que nos hacen olvidar a los músicos que la ejecutan para escuchar la música y sólo la música.
Pekka Kuusisto, violín
Orquesta Filarmónica de Helsinki
Leif Segerstam
ONDINE (1996)
Esta es sin duda para quien les escribe la referencia absoluta de la obra en cuanto que respira Sibelius por los cuatro costados. Como la de Vänskä que vemos más abajo, esta grabación está en manos completamente finesas, y se nota: el conocimiento de la partitura y sus posibilidades es absoluto. Y lo que es más, el amor, la auténtica devoción con la que se aproximan Kuusisto y Segerstam consiguen asumir el sentido de la música, haciéndonos olvidar - curiosa paradoja - a los intérpretes para dialogar directamente con el compositor.
Ciertamente que ni violinista ni director tienen la grandeza ni el nombre de los que más abajo comentaremos.
Orquesta Filarmónica de Helsinki
Leif Segerstam
ONDINE (1996)
Esta es sin duda para quien les escribe la referencia absoluta de la obra en cuanto que respira Sibelius por los cuatro costados. Como la de Vänskä que vemos más abajo, esta grabación está en manos completamente finesas, y se nota: el conocimiento de la partitura y sus posibilidades es absoluto. Y lo que es más, el amor, la auténtica devoción con la que se aproximan Kuusisto y Segerstam consiguen asumir el sentido de la música, haciéndonos olvidar - curiosa paradoja - a los intérpretes para dialogar directamente con el compositor.
Ciertamente que ni violinista ni director tienen la grandeza ni el nombre de los que más abajo comentaremos.
Pekka Kuusisto es un joven violinista cuya fama no ha traspasado mucho sus fronteras, y que en momento de grabar el concierto tiene... ¡19 años! Dos meses antes había ganado precisamente la séptima Competición Violinística Internacional Jean Sibelius con esta misma obra, culminación de una serie de premios. Kuusisto conoce como la palma de su mano la obra, no tiene ningún pero técnico, aunque desde luego le falta experiencia. Pero además hay una conexión espiritual con el concierto. Ya insistimos anteriormente en la implicación emocional de nuestro autor en la obra: la realización ideal de sus sueños de virtuoso. Y el joven Pekka Kuusisto también sueña en estos momentos en ser un gran virtuoso.
Su complemento ideal es Leif Segerstam, un buen director sibeliano, que especialmente en las obras más románticas de Sibelius nos ha dejado excelentes grabaciones. Da gran sentimiento a la orquesta, pero siempre buscando el equilibrio, la separación e integración de timbres y el refinamiento de la orquesta sibeliana, con una cuerda extraordinariamente mágica (desvelando los contrabajos como fuente de sonoridades especiales), y las maderas sonando como deben de sonar. La grabación hace perfecta estas sonoridades - aunque el sonido de las trompetas del segundo tiempo desvela un enorme fallo en la toma sonido -.
El disco se complementa con buenos registros de las Suite Karelia opus 11 y El festín de Belshazzar opus 51. También se integró en otros discos de Ondine, destacando la integral sinfónica de Segerstam, desigual pero con momentos extraordinarios.
En fin, absolutamente recomendado a pesar de lo inusual de la propuesta, quizá la que con más fuerza nos lleva a la Finlandia de 1905 y a los sueños de juventud de Sibelius.
Interpretación: 8,5 • Sonido: 8 • Estilo: 9
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Su complemento ideal es Leif Segerstam, un buen director sibeliano, que especialmente en las obras más románticas de Sibelius nos ha dejado excelentes grabaciones. Da gran sentimiento a la orquesta, pero siempre buscando el equilibrio, la separación e integración de timbres y el refinamiento de la orquesta sibeliana, con una cuerda extraordinariamente mágica (desvelando los contrabajos como fuente de sonoridades especiales), y las maderas sonando como deben de sonar. La grabación hace perfecta estas sonoridades - aunque el sonido de las trompetas del segundo tiempo desvela un enorme fallo en la toma sonido -.
El disco se complementa con buenos registros de las Suite Karelia opus 11 y El festín de Belshazzar opus 51. También se integró en otros discos de Ondine, destacando la integral sinfónica de Segerstam, desigual pero con momentos extraordinarios.
En fin, absolutamente recomendado a pesar de lo inusual de la propuesta, quizá la que con más fuerza nos lleva a la Finlandia de 1905 y a los sueños de juventud de Sibelius.
Interpretación: 8,5 • Sonido: 8 • Estilo: 9
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Anne-Sophie Mutter, violín
Dresden Staatskapelle
André Previn
DEUTSCHE GRAMMOPHON (1996)
No deja ser curioso que un director tan poco dado a la música de Sibelius sea el protagonista de dos de nuestras recomendaciones. Fuera del concierto (y de tres piezas para violín y orquesta incluidas también en este disco, también portentosas), Previn no se ha interesado por la música de nuestro autor, lo que desde luego es desconcertante, máxime cuando sus tres grabaciones de la obra (la presente, la de Perlman abajo reseñada y una tercera con Kyung-Wha Chung también sobresaliente) son verdaderas joyas.
El presente registro, con la gran Anne Sophie Mutter es una versión moderna, de excelente sonido, y la vez romántica que no cae nunca en sensiblerías. Previn posee un excelente sentido del ritmo, que jamás desfallece, con buena disposición de lo dramático y los momentos más intensos, pero sin descuidar la belleza en sí del sonido, refinando delicadamente cada color orquestal, sin empastar. ¡Una maravilla!
La solista equilibra a la perfección la dicotomía de esta obra, virtuosismo y expresión, ofreciendo lecturas sensibles y apasionadas, algo más que la dirección. Y todo con una limpieza de sonido extraordinaria.
El único problema que tiene esta grabación es el ser algo aséptica, algo distante del corazón de Sibelius. Pero si ustedes no quieren arriesgarse con versiones finesas y confían más en la talla de Mutter y Previn, no lo duden ni por un momento que ésta es su versión.
Interpretación: 9,5 • Sonido: 9 • Estilo: 7,5
Dresden Staatskapelle
André Previn
DEUTSCHE GRAMMOPHON (1996)
No deja ser curioso que un director tan poco dado a la música de Sibelius sea el protagonista de dos de nuestras recomendaciones. Fuera del concierto (y de tres piezas para violín y orquesta incluidas también en este disco, también portentosas), Previn no se ha interesado por la música de nuestro autor, lo que desde luego es desconcertante, máxime cuando sus tres grabaciones de la obra (la presente, la de Perlman abajo reseñada y una tercera con Kyung-Wha Chung también sobresaliente) son verdaderas joyas.
El presente registro, con la gran Anne Sophie Mutter es una versión moderna, de excelente sonido, y la vez romántica que no cae nunca en sensiblerías. Previn posee un excelente sentido del ritmo, que jamás desfallece, con buena disposición de lo dramático y los momentos más intensos, pero sin descuidar la belleza en sí del sonido, refinando delicadamente cada color orquestal, sin empastar. ¡Una maravilla!
La solista equilibra a la perfección la dicotomía de esta obra, virtuosismo y expresión, ofreciendo lecturas sensibles y apasionadas, algo más que la dirección. Y todo con una limpieza de sonido extraordinaria.
El único problema que tiene esta grabación es el ser algo aséptica, algo distante del corazón de Sibelius. Pero si ustedes no quieren arriesgarse con versiones finesas y confían más en la talla de Mutter y Previn, no lo duden ni por un momento que ésta es su versión.
Interpretación: 9,5 • Sonido: 9 • Estilo: 7,5
Leonidas Kavakos, violín
Sinfonia Lahti
Osmo Vänskä
BIS (1992)
La versión de Vänskä de la obra debe tenerse como imprescindible. Es absolutamente idiomática, alejada de retóricas hiperrománticas que trasportan al concierto más allá de donde pretendía al autor. El solista, sin ser unos de los grandes, se integra plenamente en una orquesta que conoce a la perfección la obra, y que sabe que debe distinguir los timbres sin empastarlos, según la estética demandada por el compositor, con refinamiento y modernidad sin vanguardia, lo que devuelve la obra a su verdadero contexto. El único pero que podríamos poner es que el sonido en esos años de Bis no es precisamente el mejor, con una toma que parece distante. La presencia de la versión original de la obra, única grabación por ahora de tal partitura, es un aliciente más a la hora de contar con este premiado disco.
Interpretación: 7,5 • Sonido: 6,5 • Estilo: 9
Sinfonia Lahti
Osmo Vänskä
BIS (1992)
La versión de Vänskä de la obra debe tenerse como imprescindible. Es absolutamente idiomática, alejada de retóricas hiperrománticas que trasportan al concierto más allá de donde pretendía al autor. El solista, sin ser unos de los grandes, se integra plenamente en una orquesta que conoce a la perfección la obra, y que sabe que debe distinguir los timbres sin empastarlos, según la estética demandada por el compositor, con refinamiento y modernidad sin vanguardia, lo que devuelve la obra a su verdadero contexto. El único pero que podríamos poner es que el sonido en esos años de Bis no es precisamente el mejor, con una toma que parece distante. La presencia de la versión original de la obra, única grabación por ahora de tal partitura, es un aliciente más a la hora de contar con este premiado disco.
Interpretación: 7,5 • Sonido: 6,5 • Estilo: 9
Jascha Heifetz, violín
Orquesta Filarmónica de Londres
Thomas Beecham
EMI (1935), varias reediciones
La primera versión grabada absoluta del concierto sigue siendo, a pesar del tiempo, una de las mejores, al menos desde el punto de vista de la interpretación. Dentro del espíritu de la época tanto solista como director - Beecham fue un gran campeón sibeliano de las Islas Británicas - se permiten algunas licencias - como abundantes rubati - , no obstante es una ejecución de apasionado virtuosismo, llena de fuerza y vibrante. Desde luego está claro cómo esta grabación contribuyó a reforzar la imagen de Sibelius como un compositor netamente romántico. El sonido es el común de la época, suficiente para considerar este registro como algo más que un documento histórico, sino como lo que es: una de las grandes grabaciones de esta obra.
Interpretación: 9 • Sonido: 3 • Estilo: 7
Orquesta Filarmónica de Londres
Thomas Beecham
EMI (1935), varias reediciones
La primera versión grabada absoluta del concierto sigue siendo, a pesar del tiempo, una de las mejores, al menos desde el punto de vista de la interpretación. Dentro del espíritu de la época tanto solista como director - Beecham fue un gran campeón sibeliano de las Islas Británicas - se permiten algunas licencias - como abundantes rubati - , no obstante es una ejecución de apasionado virtuosismo, llena de fuerza y vibrante. Desde luego está claro cómo esta grabación contribuyó a reforzar la imagen de Sibelius como un compositor netamente romántico. El sonido es el común de la época, suficiente para considerar este registro como algo más que un documento histórico, sino como lo que es: una de las grandes grabaciones de esta obra.
Interpretación: 9 • Sonido: 3 • Estilo: 7
David Oistrakh, violín
Orquesta Sinfónica de la Radio de la URSS
Gevnadi Rozhdestvensky
MELODIYA (1961), varias reediciones
Brillante versión, con un violinista que afronta la partitura con absoluta comodidad, y una dirección de sonoridades casi mágicas, dando al concierto un aspecto realmente trascendente. Sorprendente el tratamiento rítmico, muy adecuado (ya hemos apuntado muchas veces que el "nerviosismo" de la música de Sibelius es una cualidad de su música que debe ser siempre destacada en la interpretación). Sólo lamentar algunas libertades del solista.
Interpretación: 8,5 • Sonido: 7 • Estilo: 6,5
Itzhak Perlman, violín
Orquesta Sinfónica de Pittsburg
André Previn
EMI (1990), varias reediciones
Todo un clásico, la versión de uno de los mejores violinistas de todos los tiempos. Previn aborda la obra con modernidad (como haría años más tarde con Mutter, versión sin embargo bastante diferente a la presente), es capaz de captar con gran objetividad los ritmos nerviosos de Sibelius. Mientras, el maestro Perlman es impecable técnicamente, sacando el máximo partido de cada pasaje del solista. No obstante parece haber cierta distancia con la obra para ambos, que estandarizan aquí al común de los conciertos sin aprovechar sus singularidades. En cualquier caso la grandeza de ambos músicos es indiscutible.
Interpretación: 8 • Sonido: 7 • Estilo: 6,5
Georg Kulenkampff, violín,
Orquesta Filarmónica de Berlín
Wilhelm Furtwängler
grabación del 7/8 de febrero de 1943, Berlín
MUSIC & ARTS PROGRAMS OF AMERICA (1994)En el Berlín de la Segunda Guerra Mundial, el magistral Furtwängler se enfrenta a la partitura del genio finlandés. La pieza ya hacía tiempo que formaba parte del repertorio, e incluso el propio Sibelius pudo asistir en 1928 a una velada en la que la pieza sería
interpretada (con Ferenc von Vecsey como solista): "mi concierto por Furtwängler es más valioso que cualquiera de otros diez míos. Es un director de gran altura". Desde luego el maestro alemán será uno de los grandes responsables de su fama a partir de la
década de los treinta.
No debería sorprender a quien conozca el estilo de Furtwängler que en su interpretación se base en conceptos dramáticos y muy románticos, y esta grabación no es una excepción. Sin exagerar incluso podemos encontrar incluso un poco de Wagner en estas
piezas, siempre con un porte aristocrático y muy profundo. El solista fue uno de los grandes violinistas alemanes de su época, aunque hoy en día su interpretación no cumpliría con las exigencias técnicas de limpieza en el ataque, si aporta un romanticismo
absoluto, en la mejor tradición alemana. Quizá algunos de sus excesos y fallos haga bajar la puntuación a esta grabación, de muy alto nivel en cualquier caso, ante la cual más de una vez tenemos que contener la respiración...
En el primer tiempo el primer tema se presenta muy rapsódico, libre, mientras que el segundo segmento extrema su romanticismo. Al llegar el tercer periodo Sibelius se vuelve casi belicoso, pero con un poder contenido y muy telúrico. Que el desarrollo es el
momento del solista queda demostrado aquí, con Kulenkampff evocando la ejecución trascendental de los grandes violinistas del XIX. La reexposición se convierte en un evento dramático, si bien la pasión anterior queda un poco diluida al centrarse la ejecución
en los aspectos más virtuosísticos del solista, mientras que la orquesta profundiza en todos los ánimos de la música.
El segundo movimiento recoge las más intensas emociones como si de una escena operística se tratara, aunque sin concesiones teatrales. El solista lucha contra una orquesta que se resiste a estar en un segundo plano, con sonidos poderosos y grandes paisajes.
El tercer tiempo de nuevo ahonda en la belicosidad y en el rapsodismo del solista, que atraviesa algunas dificultades con la partitura (incluyendo varias pifias), pero la pasión desbordante las hace obviar, dejándonos al final la sensación de haber vivido una gran
aventura.
En fin, una grabación en muchos momentos sublime, y desde luego un testimonio valiosísimo de los intérpretes que difundieron las obras de Sibelius en vida del maestro. Recomendable en especial para los amantes de las grabaciones históricas.
Interpretación: 8 • Estilo: 6 • Sonido: 3 (mono)
Orquesta Filarmónica de Berlín
James Levine
DEUTSCHE GRAMMOPHON (1987)
Una ejecución muy apasionada, llena de virtuosismo de la vieja escuela, con su toque trágico y trascendental incluido, con una buena dirección orquestal, dramatizada y llena de ricos contrastes y matices, con sentimiento romántico pero con sonoridades muy
modernas. Aunque lejos del colorido nórdico, todo suena bastante bien, hay que reconocerlo, y hemos de lamentar que Levine se haya prodigado tan poco en un repertorio en el que sin duda tendría mucho que aportar. El primer movimiento es enfocado desde
el lado de la rapsodia, con libertad y mucho espíritu e ímpetu, y la misma sensación permanece en un romántico segundo movimiento. En el final quizá haya más concesiones al virtuosismo, inclusive por parte orquestal, donde se dejan sentir las individualidades
tímbricas a la manera de un scherzo. Con sus extravagancias y términos a veces poco sibelianos, una versión notable.
Interpretación: 7,5 Estilo: 7 Sonido: 7,5
Akiko Suwanai, violín
Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham
Sakari Oramo
PHILIPS (2002)
Una buena virtuosa unida a un director finlandés logran una versión muy sibeliana en la letra, aunque quizá carezca de la grandeza necesaria. Elegante, pero algo fría.
La violinista japonesa entona su exposición con agilidad y fuerza, ejecución de virtuosa, pero con un toque intenso y expresivo. Oramo introduce también una presión subyacente en la orquesta, que dispone con gran elegancia y mucho y buen idioma, con una
sonoridad densa, pero al tiempo refinada. El segundo tema se atenúa fríamente, lo que contrasta con un mejor frenesí en el tercero. El calor y el drama vuelven con la cadencia-desarrollo, enlazada a la perfección con la reexposición, en la que claramente domina
la maestría de Suwanai. El tono en el resto del movimiento es muy correcto, sin nada que reprochar, aunque quizá persista cierta frialdad compensada por la solista. El segundo movimiento vuelve a esa tensión que se adivina en el comienzo del primero, con un
drama mejor cultivado y un equilibrio muy logrado. El tercer tiempo, con su acentuación rítmica especialmente resaltada, es una magnífica danza macabra, repleta de una sensación de extrañeza al hacer sobresalir los pasajes más originales y las instrumentaciones
más singulares. Suwanai cultiva además los gestos, sin exagerar tampoco demasiado. Buena versión.
Interpretación: 7,5 Estilo: 7 Sonido: 9 (SACD)
Orquesta Sinfónica de Pittsburg
André Previn
EMI (1990), varias reediciones
Todo un clásico, la versión de uno de los mejores violinistas de todos los tiempos. Previn aborda la obra con modernidad (como haría años más tarde con Mutter, versión sin embargo bastante diferente a la presente), es capaz de captar con gran objetividad los ritmos nerviosos de Sibelius. Mientras, el maestro Perlman es impecable técnicamente, sacando el máximo partido de cada pasaje del solista. No obstante parece haber cierta distancia con la obra para ambos, que estandarizan aquí al común de los conciertos sin aprovechar sus singularidades. En cualquier caso la grandeza de ambos músicos es indiscutible.
Interpretación: 8 • Sonido: 7 • Estilo: 6,5
Georg Kulenkampff, violín,
Orquesta Filarmónica de Berlín
Wilhelm Furtwängler
grabación del 7/8 de febrero de 1943, Berlín
MUSIC & ARTS PROGRAMS OF AMERICA (1994)En el Berlín de la Segunda Guerra Mundial, el magistral Furtwängler se enfrenta a la partitura del genio finlandés. La pieza ya hacía tiempo que formaba parte del repertorio, e incluso el propio Sibelius pudo asistir en 1928 a una velada en la que la pieza sería
interpretada (con Ferenc von Vecsey como solista): "mi concierto por Furtwängler es más valioso que cualquiera de otros diez míos. Es un director de gran altura". Desde luego el maestro alemán será uno de los grandes responsables de su fama a partir de la
década de los treinta.
No debería sorprender a quien conozca el estilo de Furtwängler que en su interpretación se base en conceptos dramáticos y muy románticos, y esta grabación no es una excepción. Sin exagerar incluso podemos encontrar incluso un poco de Wagner en estas
piezas, siempre con un porte aristocrático y muy profundo. El solista fue uno de los grandes violinistas alemanes de su época, aunque hoy en día su interpretación no cumpliría con las exigencias técnicas de limpieza en el ataque, si aporta un romanticismo
absoluto, en la mejor tradición alemana. Quizá algunos de sus excesos y fallos haga bajar la puntuación a esta grabación, de muy alto nivel en cualquier caso, ante la cual más de una vez tenemos que contener la respiración...
En el primer tiempo el primer tema se presenta muy rapsódico, libre, mientras que el segundo segmento extrema su romanticismo. Al llegar el tercer periodo Sibelius se vuelve casi belicoso, pero con un poder contenido y muy telúrico. Que el desarrollo es el
momento del solista queda demostrado aquí, con Kulenkampff evocando la ejecución trascendental de los grandes violinistas del XIX. La reexposición se convierte en un evento dramático, si bien la pasión anterior queda un poco diluida al centrarse la ejecución
en los aspectos más virtuosísticos del solista, mientras que la orquesta profundiza en todos los ánimos de la música.
El segundo movimiento recoge las más intensas emociones como si de una escena operística se tratara, aunque sin concesiones teatrales. El solista lucha contra una orquesta que se resiste a estar en un segundo plano, con sonidos poderosos y grandes paisajes.
El tercer tiempo de nuevo ahonda en la belicosidad y en el rapsodismo del solista, que atraviesa algunas dificultades con la partitura (incluyendo varias pifias), pero la pasión desbordante las hace obviar, dejándonos al final la sensación de haber vivido una gran
aventura.
En fin, una grabación en muchos momentos sublime, y desde luego un testimonio valiosísimo de los intérpretes que difundieron las obras de Sibelius en vida del maestro. Recomendable en especial para los amantes de las grabaciones históricas.
Interpretación: 8 • Estilo: 6 • Sonido: 3 (mono)
Midori, violín
Orquesta Filarmónica de Israel
Zubin Mehta
SONY (1993)
Mehta, magnífico director sin duda, es un gran repertorista, por eso no podía faltar el concierto de Sibelius al servicio de un gran virtuoso (virtuosa en este caso) en su discografía. No es sin embargo un director sibeliano, desde luego, y en principio no
deberíamos esperar más que una lectura de oficio... pero nos equivocamos. El director de origen indio nos da una lección de dramatismo y de excelente arquitectura sonora, de timbres nítidos y distinguidos, donde aporta su experiencia como operista, mientras
que la solista japonesa, perfectamente enlazada con la orquesta, nos muestra que además de dominar el aspecto técnico, con gran limpieza y elegancia, sabe sacarle un sentimiento intenso y arrebatador. Una muestra de que no siempre la lejanía del idioma nos
aleja de una obra de Sibelius... siempre que la partitura esté por encima de personalismos y manierismos, como es el caso. El primer movimiento nos ofrece dramatismo y calor, aunque en algunos momentos cabría esperar más intensidad, dando oportunidad
Mehta y la orquesta israelí a cultivar los aspectos más singulares de la instrumentación sibeliana, mientras que la candencia nos muestra a una Midori íntima y melancólica. De gran belleza son los pasajes del segundo periodo en la reexposición. El segundo
movimiento pone su corazón en pleno romanticismo, con toques sorprendentes del metal y una perfecto manto tímbrico y rítmico por parte de la cuerda, de agitado nerviosismo. Para el tercer tiempo se pone el peso adecuado en el ritmo más dionisiaco posible,
aunque no vemos osos polares danzar, si desde luego un ardiente baile otoñal y nostálgico. Sorprendente y muy recomendable.
Interpretación: 8 Estilo: 7 Sonido: 8
Ginette Neveu, violín
Orquesta Filarmonía
Walter Süsskind
EMI (1945) - varias reediciones
Una versión histórica, siempre tenida entre las clásicas, y junto a la de Heifetz una de las más difundidas antes de la llegada del estéreo. Una sesión de grabación bajo la niebla de Londres parece ser en parte responsable de la magia especial que respira este registro de Abbey Road, de gran aliento romántico y una sensibilidad única.
El canto inicial del primer tiempo es vibrante, muy emocional y apasionado, pero siempre refinado, con una orquesta que respira con un aliento contenido tras su telón. El segundo tema es maravillosamente romántico, sin ser afectado sino profundo, casi desolado, mientras que el tercero prosigue con ese sensacional toque romántico añadiéndole un carácter casi daimónico. Ejemplar transición por parte de la orquesta hacia el desarrollo, que Neveu entiende a la perfección: no se trata de una concesión al virtuoso, sino una interiorización de todo la experiencia vivida antes. La reexposición hilvana solista y orquesta en un conjunto sensacional, que no deja ni un momento a desaliento. La coda resulta sin embargo algo curiosa, elegante y comedida. Advertir como el último acorde del solista da una nota falsa. El segundo tempo se inicia con una romanza extremadamente cálida y nostálgica, hasta un punto de auténtica lágrima. El director de origen bohemio no quiere interferir demasiado, y acompaña otorgando el soporte justo, de nuevo dando un meditativa versión, sin que las partes dramáticas lo sean en demasía. El tercer tiempo tiene también aspiraciones aristocráticas, resaltando el ritmo de auténtica polonesa que se superpone al canto rapsódico, pero siempre elegante de la sensacional violinista. Quizá en este movimiento en particular podría haber dado más de sí, aun así tenemos una muy buena grabación, sin duda digna del olimpo.
Interpretación: 8 Estilo: 7 Sonido: 4 (mono)
Shlomo Mintz, violín,Orquesta Filarmónica de Israel
Zubin Mehta
SONY (1993)
Mehta, magnífico director sin duda, es un gran repertorista, por eso no podía faltar el concierto de Sibelius al servicio de un gran virtuoso (virtuosa en este caso) en su discografía. No es sin embargo un director sibeliano, desde luego, y en principio no
deberíamos esperar más que una lectura de oficio... pero nos equivocamos. El director de origen indio nos da una lección de dramatismo y de excelente arquitectura sonora, de timbres nítidos y distinguidos, donde aporta su experiencia como operista, mientras
que la solista japonesa, perfectamente enlazada con la orquesta, nos muestra que además de dominar el aspecto técnico, con gran limpieza y elegancia, sabe sacarle un sentimiento intenso y arrebatador. Una muestra de que no siempre la lejanía del idioma nos
aleja de una obra de Sibelius... siempre que la partitura esté por encima de personalismos y manierismos, como es el caso. El primer movimiento nos ofrece dramatismo y calor, aunque en algunos momentos cabría esperar más intensidad, dando oportunidad
Mehta y la orquesta israelí a cultivar los aspectos más singulares de la instrumentación sibeliana, mientras que la candencia nos muestra a una Midori íntima y melancólica. De gran belleza son los pasajes del segundo periodo en la reexposición. El segundo
movimiento pone su corazón en pleno romanticismo, con toques sorprendentes del metal y una perfecto manto tímbrico y rítmico por parte de la cuerda, de agitado nerviosismo. Para el tercer tiempo se pone el peso adecuado en el ritmo más dionisiaco posible,
aunque no vemos osos polares danzar, si desde luego un ardiente baile otoñal y nostálgico. Sorprendente y muy recomendable.
Interpretación: 8 Estilo: 7 Sonido: 8
Ginette Neveu, violín
Orquesta Filarmonía
Walter Süsskind
EMI (1945) - varias reediciones
Una versión histórica, siempre tenida entre las clásicas, y junto a la de Heifetz una de las más difundidas antes de la llegada del estéreo. Una sesión de grabación bajo la niebla de Londres parece ser en parte responsable de la magia especial que respira este registro de Abbey Road, de gran aliento romántico y una sensibilidad única.
El canto inicial del primer tiempo es vibrante, muy emocional y apasionado, pero siempre refinado, con una orquesta que respira con un aliento contenido tras su telón. El segundo tema es maravillosamente romántico, sin ser afectado sino profundo, casi desolado, mientras que el tercero prosigue con ese sensacional toque romántico añadiéndole un carácter casi daimónico. Ejemplar transición por parte de la orquesta hacia el desarrollo, que Neveu entiende a la perfección: no se trata de una concesión al virtuoso, sino una interiorización de todo la experiencia vivida antes. La reexposición hilvana solista y orquesta en un conjunto sensacional, que no deja ni un momento a desaliento. La coda resulta sin embargo algo curiosa, elegante y comedida. Advertir como el último acorde del solista da una nota falsa. El segundo tempo se inicia con una romanza extremadamente cálida y nostálgica, hasta un punto de auténtica lágrima. El director de origen bohemio no quiere interferir demasiado, y acompaña otorgando el soporte justo, de nuevo dando un meditativa versión, sin que las partes dramáticas lo sean en demasía. El tercer tiempo tiene también aspiraciones aristocráticas, resaltando el ritmo de auténtica polonesa que se superpone al canto rapsódico, pero siempre elegante de la sensacional violinista. Quizá en este movimiento en particular podría haber dado más de sí, aun así tenemos una muy buena grabación, sin duda digna del olimpo.
Interpretación: 8 Estilo: 7 Sonido: 4 (mono)
Orquesta Filarmónica de Berlín
James Levine
DEUTSCHE GRAMMOPHON (1987)
Una ejecución muy apasionada, llena de virtuosismo de la vieja escuela, con su toque trágico y trascendental incluido, con una buena dirección orquestal, dramatizada y llena de ricos contrastes y matices, con sentimiento romántico pero con sonoridades muy
modernas. Aunque lejos del colorido nórdico, todo suena bastante bien, hay que reconocerlo, y hemos de lamentar que Levine se haya prodigado tan poco en un repertorio en el que sin duda tendría mucho que aportar. El primer movimiento es enfocado desde
el lado de la rapsodia, con libertad y mucho espíritu e ímpetu, y la misma sensación permanece en un romántico segundo movimiento. En el final quizá haya más concesiones al virtuosismo, inclusive por parte orquestal, donde se dejan sentir las individualidades
tímbricas a la manera de un scherzo. Con sus extravagancias y términos a veces poco sibelianos, una versión notable.
Interpretación: 7,5 Estilo: 7 Sonido: 7,5
Akiko Suwanai, violín
Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham
Sakari Oramo
PHILIPS (2002)
Una buena virtuosa unida a un director finlandés logran una versión muy sibeliana en la letra, aunque quizá carezca de la grandeza necesaria. Elegante, pero algo fría.
La violinista japonesa entona su exposición con agilidad y fuerza, ejecución de virtuosa, pero con un toque intenso y expresivo. Oramo introduce también una presión subyacente en la orquesta, que dispone con gran elegancia y mucho y buen idioma, con una
sonoridad densa, pero al tiempo refinada. El segundo tema se atenúa fríamente, lo que contrasta con un mejor frenesí en el tercero. El calor y el drama vuelven con la cadencia-desarrollo, enlazada a la perfección con la reexposición, en la que claramente domina
la maestría de Suwanai. El tono en el resto del movimiento es muy correcto, sin nada que reprochar, aunque quizá persista cierta frialdad compensada por la solista. El segundo movimiento vuelve a esa tensión que se adivina en el comienzo del primero, con un
drama mejor cultivado y un equilibrio muy logrado. El tercer tiempo, con su acentuación rítmica especialmente resaltada, es una magnífica danza macabra, repleta de una sensación de extrañeza al hacer sobresalir los pasajes más originales y las instrumentaciones
más singulares. Suwanai cultiva además los gestos, sin exagerar tampoco demasiado. Buena versión.
Interpretación: 7,5 Estilo: 7 Sonido: 9 (SACD)
Christian Ferras, violín
Orquesta Filarmónica de Berlín
Herbert von Karajan
DEUTSCHE GRAMMOPHON (1996), varias reediciones
Sin duda la versión más romántica de las comentadas, dulce y contemplativa, aunque a la vez la menos dramática. El violín de Ferras es delicado y sensible, en ocasiones hasta demasiado, pero siempre sin ínfulas. Karajan trata de extraer los brebajes más exquisitos a la partitura, melodías con legati continuos y orquesta bien equilibrada con el solista. En algunos aspectos esta grabación ha envejecido mal, pero sigue siendo también un clásico, quizá porque tanto Ferras como Karajan amaban bien a la pieza, lo que desde luego se hace evidente.
Interpretación: 7 • Sonido: 6,5 • Estilo: 5,5
Sobre el violinista recomendamos este enlace de un colega de la blogosfera.
Miriam Fried, violín
Orquesta Filarmónica de Helsinki
Okko Kamu
FINLANDIA RECORDS (1987)
Una versión étnica que merecería hacerse hueco entre las grandes del concierto, porque en ella hay estilo, y mucho, un gran respeto por la partitura y mucho amor por ella. Quizá el que Fried no sea la mejor virtuosa del mundo, y hace restar puntos a la
valoración, pero Kamu es uno de los grandes directores sibelianos, y lo deja notar en esta grabación, de toque romántico y llena de luces boreales.
La solista expone el tema del primer movimiento con lirismo y tranquilidad, pero con una evidente sensación de libertad, mientras que la orquesta se muestra delicada y hasta exquisita, con una melancolía muy finlandesa. Quizá el movimiento sea un poco lento, lo
que quita agilidad al virtuosismo de la violinista rumana. Con el tercer tema la orquesta muestra que sin duda es lo mejor de la grabación. La cadencia-desarrollo presenta a una solista muy capaz, con gran pasión y buena en lo más técnico, con una coda bastante
brillante. La melancolía vuelve a inundar el segundo movimiento cuando la orquesta habla en solitario, exponiendo toda su capacidad dramática, y juntos alcanzan momentos de gran belleza. El final es efectivo, aunque quizá la solista no consiga la necesaria fluidez
en su ataque, pero los clímax orquestales parecen animarla considerablemente, y las sonoridades parecen realmente sibelianas. Una versión a primera vista modesta, pero que contiene grandes tesoros en su interior. Recomendable.
Interpretación: 7 Estilo: 8,5 Sonido: 7
Orquesta Filarmónica de Berlín
Herbert von Karajan
DEUTSCHE GRAMMOPHON (1996), varias reediciones
Sin duda la versión más romántica de las comentadas, dulce y contemplativa, aunque a la vez la menos dramática. El violín de Ferras es delicado y sensible, en ocasiones hasta demasiado, pero siempre sin ínfulas. Karajan trata de extraer los brebajes más exquisitos a la partitura, melodías con legati continuos y orquesta bien equilibrada con el solista. En algunos aspectos esta grabación ha envejecido mal, pero sigue siendo también un clásico, quizá porque tanto Ferras como Karajan amaban bien a la pieza, lo que desde luego se hace evidente.
Interpretación: 7 • Sonido: 6,5 • Estilo: 5,5
Sobre el violinista recomendamos este enlace de un colega de la blogosfera.
Miriam Fried, violín
Orquesta Filarmónica de Helsinki
Okko Kamu
FINLANDIA RECORDS (1987)
Una versión étnica que merecería hacerse hueco entre las grandes del concierto, porque en ella hay estilo, y mucho, un gran respeto por la partitura y mucho amor por ella. Quizá el que Fried no sea la mejor virtuosa del mundo, y hace restar puntos a la
valoración, pero Kamu es uno de los grandes directores sibelianos, y lo deja notar en esta grabación, de toque romántico y llena de luces boreales.
La solista expone el tema del primer movimiento con lirismo y tranquilidad, pero con una evidente sensación de libertad, mientras que la orquesta se muestra delicada y hasta exquisita, con una melancolía muy finlandesa. Quizá el movimiento sea un poco lento, lo
que quita agilidad al virtuosismo de la violinista rumana. Con el tercer tema la orquesta muestra que sin duda es lo mejor de la grabación. La cadencia-desarrollo presenta a una solista muy capaz, con gran pasión y buena en lo más técnico, con una coda bastante
brillante. La melancolía vuelve a inundar el segundo movimiento cuando la orquesta habla en solitario, exponiendo toda su capacidad dramática, y juntos alcanzan momentos de gran belleza. El final es efectivo, aunque quizá la solista no consiga la necesaria fluidez
en su ataque, pero los clímax orquestales parecen animarla considerablemente, y las sonoridades parecen realmente sibelianas. Una versión a primera vista modesta, pero que contiene grandes tesoros en su interior. Recomendable.
Interpretación: 7 Estilo: 8,5 Sonido: 7
Boris Belkin, violín
Orquesta Philharmonia
Vladimir Ashkenazy
DECCA (1980)
Tanto el solista como la orquesta se expresan a través de un sonido de timbres nítidos y bruñidos, perfectamente sibelianos, pero no obstante se observa cierta frialdad y distancia en ocasiones, cierta gesticulación, y en conjunto no acaba por atrapar al oyente. Quizá un solista más sobresaliente y una implicación mayor hubieran hecho más por esta grabación, que no obstante tiene sus grandes momentos.
El primer movimiento, algo lento pero de gran expresividad y apasionamiento, posee un perfecto balance entre solista y orquesta, aunque como dijimos la poca implicación emocional desbarata la grabación, especialmente en la cadencia, donde Belkin parece entretenido por la técnica antes que abandonarse a la pieza. Es en la reexposición donde más se nota la lentitud y la falta de pasión, dando cierta sensación de pesadez, compensada quizá por la belleza del sonido. El segundo tiempo también se deja arrastrar por la lentitud, y ciertos matices poco refinados (aunque obviamente intencionales) del violista, aunque el conjunto tiene un especial lirismo. En el final el tempo más lento acentúan el pesimismo y hasta el carácter macabro que algunos han visto en esta "polonesa", con una coda poderosa que deja buen sabor de boca al melómano. Una versión a tener en cuenta, pero con demasiados rivales.
Interpretación: 7 • Sonido: 8,5 • Estilo: 7
Henning Kraggerud, violín
Orquesta Sinfónica de Bournemouth
Bjarte Engeset
NAXOS (2004)
Una sorpresa proveniente del mundo de la serie económica constituye esta grabación de nombres poco conocidos, pero que realizan una lectura del concierto más que interesante. La orquesta suena equilibrada, el solista cumple con creces y el estilo es
correcto, por lo que tenemos ingredientes de sobra para destacar este registro por encima de otros con nombres más sonoros. El allegro inicial impone un colorido romántico y dramático, con excelentes contrastes entre una orquesta poderosa y un solista
apasionado, con ribetes nostálgicos, aunque pierde algo de fuelle en el final del tiempo. El tempo lento explota de nuevo la expresión, sin querer desdibujar su lirismo, y un tinte muy otoñal. El tercer movimiento posee un buen sentido del ritmo, y el violinista
noruego puede demostrar sus buenas dotes de virtuoso, mientras que el director puede dar cuenta de que conoce muy bien el estilo (aunque de origen noruego también, estudió en la Academia Sibelius con Jorma Panula). Una joya de los discos más modestos, y
una buena elección en cualquier caso si pensamos también en su precio.
Interpretación: 7 Estilo: 7,5 Sonido: 6,5
David Oistrakh, violín
Orquesta Sinfónica de la Radio Finlandesa
Nils-Eric Fougstedt
ONDINE (1954, ed. 1993)
En el marco de la histórica Semana Sibelius, (antecesora de la actual Festival de Helsinki, pero dedicado en el tiempo casi en exclusiva al compositor), y en la misma Sala de la Universidad donde se estrenaron tantas obras suyas, el violista ruso nos ofrece una
lectura llena de emoción y de virtuosismo arrebatador, con un acompañamiento del maestro local Nils-Eric Fougstedt lleno de estilo y gran profesionalidad. El primer movimiento destaca por su febril ejecución, con momentos de gran altura. EL segundo
movimiento se entiende como una romanza, sosegada y otoñal, con Oistrakh dando rienda suelta a su impetuoso lirismo. Al movimiento final, muy rápido, le falta algo de su natural gracia, aunque de nuevo el gran virtuosismo del solista lo hace brillar con
intensidad. Buena versión histórica.
Interpretación: 7 Estilo: 7,5 Sonido: 4,5 (mono)
Gil Shaham, violín
Orquesta Filarmonía
Giuseppe Sinopoli
DEUTSCHE GRAMMOPHON (1993)
Un acercamiento al concierto de Sibelius como parte firme del repertorio que es, que cuenta con la brillantez y la ejecución inmaculada de Shaham, acompañado por el buen hacer del maestro Sinopoli. El compromiso con el compositor es sin embargo mayor
que el esperado, aunque más por el solista que por el director. Es la única grabación del maestro italiano que conocemos, lo cual es evidente, pero en el caso de Shaham, del que podríamos decir lo mismo, sin embargo parece estar más entusiasmado por la
partitura. En el primer movimiento brilla con elegancia y poder elegiaco el solista, con un toque muy romántico aunque siempre elegante, aristocrático incluso, mientras que el director acompaña casi de manera más operística y en un segundo plano, sin querer
destacar incluso en los pasajes sin solista, quitándole profundidad al conjunto. En la coda el violinista presta sus grandes dotes de virtuoso. El movimiento central tiene perfil de serena romanza, y no deja de sentirse también cierto toque operístico. Una grabación
que "suena bien", sin incorrecciones, pero lejos de lo que pediría un sibeliano. No deja huella, aunque a los fans de Shaham sin duda les puede llegar a entusiasmar: ciertamente posee momentos de maravillosa musicalidad.
Interpretación: 7 Estilo: 6,5 Sonido: 8,5
Ilya Gringolts, violín
Orquesta Sinfónica de Gotemburgo
Neeme Järvi
DEUTSCHE GRAMMOPHON (2003)
Segunda grabación del directo estonio del concierto con la orquesta sueca, esta vez para el conocido sello amarillo. Como sucede en general con esa unión entre músico y discográfica alemana, la sonoridad y el preciosismo de los instrumentos están en un
primerísimo plano, pero al contrario que sucede con otros registros, esta segunda oportunidad supera a la primera, tanto por el solista como por la propia orquesta.
El primer movimiento se aborda con un gran cuidado lírico, con un violinista que aborda cada pasaje de la partitura con su propio carácter, lo que beneficia mucho al diálogo y el dramatismo de un orquesta muy eficiente y colorista. Gringolts ha estudiado en
profundidad, la partitura, sin duda, que parece fluir con muchísima naturalidad y sin arrebatos de divismo. Quizá no es lo bastante romántico, aunque sí muy cantabile y con un timbre refinado, casi exquisito. El movimiento lento es muy tranquilo, introspectivo
incluso, con ciertos toques de serena contemplación de la naturaleza, con el drama bastante más atenuado. La misma serenidad inunda el último tiempo, por ello el más flojo, en el que los timbres individuales se dejan sentir perfectamente.
El resto del disco, con las Humoresques opus 89 y el Primer concierto de Prokofiev, también se puede recomendar, junto a por cierto el folleto adjunto, que incluye algunas interesantes reflexiones del propio solista (algo que debería ser más frecuente). Una
grabación diferente, singular, por ello y por su calidad musical recomendable.
Interpretación: 7 Estilo: 7 Sonido: 8
Jennifer Pike, violín
Orquesta Filarmónica de Bergen
Andrew Davis
CHANDOS (2014)
La joven y prometedora violinista inglesa, dejó de ser niña prodigio y se enfrenta aquí a uno de los grandes conciertos de violín con el acompañamiento de su compatriota Andrew Davis, que aunque escasa nos ha dejado una notable discografía sibeliana. La
línea tanto de Pike como de Davis, que dialogan en perfecta sintonía, es muy elegante y noble, limpia y trasparente, no sin ello dar toques de pasión, aunque su versión se mantiene llena de colorido nórdico y distante. En el allegro comprobamos ya un gran
respeto a la partitura, sin caer en gestos virtuosísticos, y dejando al discurso musical marchar con gran fluidez y equilibrio clásico. Por el contrario, es bastante ajeno al conflicto. La cadencia-desarrollo se aborda sin demasiada ambición, lo que la da un matiz
contemplativo. El segundo movimiento sí llega a ser mucho más emocionante y romántico, con momentos realmente brillantes. El tercer movimiento, furioso y lleno de ritmo confirma que la calidad de la grabación va en un sentido ascendente. Con gran nobleza la
violinista se enfrenta a su adversario orquestal lleno de ritmos nerviosos y pasajes emocionantes. La coda culmina con una gran arrebatamiento. Notable cuando menos.
Interpretación: 7 Estilo: 7,5 Sonido: 9 (SACD)
Oleg Kagan, violín
Orquesta Sinfónica de la Radio Finlandesa
Tauno Hannikainen
LIVE CLASSICS (1965, 1994)
Una rara grabación en directo, efectuada bajo el Concurso de violín Jean Sibelius que organiza la radio finlandesa (el año justamente del centenario del maestro), evento en el Kagan que ganó un merecido primer premio. El gran violinista ruso, que contaba entonces con 19 años, ofrece su buena formación, tanto en lo técnico como en una refinada musicalidad, con un excelente cantabile y sin ninguna gesticulación. Hannikainen otorga una excelente lectura en la parte de la orquesta, aunque en general permanece en el segundo plano (la toma de sonido, algo limitada, quizá tenga que ver mucho con esta sensación). El allegro inicial trascurre sin sobresaltos, lírico y romántico, y lleno de seducción y sentimiento nórdico. El tempo lento es sin duda el más destacado, colorido con gran melancolía, atenuada y elegante, muy bello en cualquier caso. Al final le falta quizá algo más de vigor y ataque, con un solista algo más tímido, aunque realizando un magnífico trabajo. Una versión muy poco frecuente, algo modesta, pero que llama muchísimo la atención, y la recomendamos más allá de la simple curiosidad.
Interpretación: 7 Estilo: 7 Sonido: 5,5
Sarah Chang, violín
Orquesta Filarmónica de Berlín
Mariss Jansons
EMI (1996) - grabación en directo
Una interpretación de cuidado trabajo en cuanto a la letra de la partitura, pero que no aparta nada respecto a su espíritu, siendo más el vehículo para la estrella violinística del momento que de interés para el sibeliano. Lástima por parte de Jansons, que nos ha
dejado buenas lecturas de la música de nuestro compositor.
En la exposición del primer tema la orquesta se mantiene muy discreta, dejando a la violinista americana desplegar su virtuosismo cabal y sin desajustes; lo cual se prolonga con el gran tema lírico, entonado por la solista con brillo pero algo de frialdad. El tercer
tema nos deja oír la orquesta más, conjunto que el maestro letón dirige con bravura. La cadencia-desarrollo de nuevo perfecta en lo técnico, pero falta de sentimiento y de la necesaria melancolía. La reexposición se anima más, enmendando el frenesí a medio
gas escuchado hasta entonces. La coda se toma con elegancia, pero con gran distancia. Chang destaca más en los pasajes veloces que en las melodías cantabiles, y su entonación del tema principal del segundo tiempo lo demuestra, pálido y plano, aunque sin
mácula de sus destrezas, en contra de las buenas intervenciones, con espíritu de tragedia, del maestro Jansons. El tercer movimiento, donde la solista da rienda suelta a su gran agilidad y el director a su garra, es sin duda el mejor, verdadero caballo de batalla
para los virtuosos. Del montón de "grandes violinistas recorriendo el repertorio estándar", e incluso en eso no una de las mejores grabaciones.
Interpretación: 6,5 Estilo: 6 Sonido: 6,5
Salvatore Accardo
Orquesta Sinfónica de Londres
Colin Davis
DECCA (1979) (alguna edición en Philips)
En esta grabación encontramos la unión entre un virtuoso al uso y un buen intérprete sibeliano, lo que deja un resultado que podríamos prever: un excelente acompañamiento orquestal bajo un virtuosismo de vieja escuela, ajeno a la obra del maestro nórdico, y
que además tampoco es lo suficientemente excepcional como para ser apreciable. Una lectura descompensada, una lástima en el fondo si sabemos leer entre líneas la buena dirección de Colin Davis por encima de las piruetas de Accardo.
El arranque del violín es muy cantabile, ciertamente muy italiano, aunque no llega al lirismo necesario. Al llegar la orquesta se produce una tormenta de sentimiento, al que corresponde el solista con un apasionado segundo tema. La ejecución de la cadencia-
desarrollo nos recuerda inevitablemente a piezas a violín solo del romanticismo, y su virtuosismo de escuela rompe un tanto el discurso. Cuando la orquesta se deja sola entre el primer y el segundo tema de la reexposición de nuevo se nos muestra la calidad de la
dirección, mientras que el final del movimiento queda un tanto descompensando por el solista. El comienzo del segundo tiempo se salva de nuevo por la cantabilidad del solista, junto con las excelentes punzadas de Davis, dando como resultado una buena escena
romántica. El tercer movimiento desata el virtuosismo, mucho más refinado en la orquesta de nuevo (las sordinas de las trompetas tienen un toque excepcional). En fin, sólo por el director británico merece la pena, y nos hace lamentarnos de que no hubiese una
nueva lectura con otro solista tan comprometido con el compositor como Davis.
Interpretación: 6 Estilo: 5,5 Sonido: 7
Ruggiero Ricci, violín
Orquesta Sinfónica de Bochum
Matthias Kuntzsch
VOX (editado 2003)
Un producto de eficiencia musical, tanto por parte del magnífico solista, como por la muy ajustada orquesta, pero aparte de eso poco tiene que aportar a la gran discografía de este concierto. El primer movimiento transcurre bravo y virtuosísticamente, sin duda
demasiado precipitado. La misma sensación prosigue en el segundo tiempo, donde todo acaba siendo demasiado gesticulante. Sólo el Ricci es capaz de ablandarlo y darle algo de ternura. El tercer movimiento resulta mucho más ambicioso y llega a algún
momento que dejara buen sabor de boca a un oyente atento. Todo sin embargo bastante lejos de Sibelius.
Interpretación: 6,5 (solista) + 5 (orquesta) Estilo: 5 Sonido: 6
Eugene Sarbu, violín
Orquesta Hallé
Ole Schmidt
EMI (1981)
Un registro a todas luces menor, muy descompensado entre el violinista, que no posee ni la pericia ni el entusiasmo, y la orquesta, que sabe mucho más de Sibelius y a poco destaca por encima del solista. El resultado es por tanto desigual, poco conjuntado
(hasta evaluable por separado), y falto de dramatismo y por tanto interés.
El solista comienza su gran tema con cierta rigidez, mientras que la orquesta expande bastante más la hondura de la composición sibeliana. El desarrollo-cadencia sigue mostrando la falta de fantasía del solista, que parece plantearse su solo como un ejercicio
académico. Durante la reexposición de nuevo lo mejor es la orquesta, que el director danés sabe abordar con estilo y hasta con hondura. El segundo tiempo mejora un tanto la situación, con un lirismo más relejado. Por desgracia el tercer tiempo reproduce los
males del primero, la ejecución pesada del violinista rumano, con la melancolía y fascinación nórdica del director danés. En fin, bastante decepcionante. Pero no faltan grabaciones del concierto precisamente.
Interpretación: 5,5 Estilo: 4 (solista) / 7 (orquesta) Sonido: 6,5
_______
El arreglo para violín y piano
Ya comentamos en su momento la única versión de la reducción que hizo el propia autor de la parte orquestal del concierto, en este caso sí conservada por completo. Dentro de ese volumen sexto de la Sibelius Edition también podrán encontrar algunos fragmentos y pasajes alternativos que han llegado hasta nosotros.
_________
Terminamos así nuestra serie dedicada a una de las mejores y a la vez más populares obras de Jean Sibelius, el Concierto para Violín y Orquesta opus 47. En estos días publicaremos un breve post sobre cierto malentendido, muy frecuente, sobre Sibelius, y ya la semana que viene nuestro habitual capítulo mensual de la biografía del compositor finlandés.
Orquesta Philharmonia
Vladimir Ashkenazy
DECCA (1980)
Tanto el solista como la orquesta se expresan a través de un sonido de timbres nítidos y bruñidos, perfectamente sibelianos, pero no obstante se observa cierta frialdad y distancia en ocasiones, cierta gesticulación, y en conjunto no acaba por atrapar al oyente. Quizá un solista más sobresaliente y una implicación mayor hubieran hecho más por esta grabación, que no obstante tiene sus grandes momentos.
El primer movimiento, algo lento pero de gran expresividad y apasionamiento, posee un perfecto balance entre solista y orquesta, aunque como dijimos la poca implicación emocional desbarata la grabación, especialmente en la cadencia, donde Belkin parece entretenido por la técnica antes que abandonarse a la pieza. Es en la reexposición donde más se nota la lentitud y la falta de pasión, dando cierta sensación de pesadez, compensada quizá por la belleza del sonido. El segundo tiempo también se deja arrastrar por la lentitud, y ciertos matices poco refinados (aunque obviamente intencionales) del violista, aunque el conjunto tiene un especial lirismo. En el final el tempo más lento acentúan el pesimismo y hasta el carácter macabro que algunos han visto en esta "polonesa", con una coda poderosa que deja buen sabor de boca al melómano. Una versión a tener en cuenta, pero con demasiados rivales.
Interpretación: 7 • Sonido: 8,5 • Estilo: 7
Henning Kraggerud, violín
Orquesta Sinfónica de Bournemouth
Bjarte Engeset
NAXOS (2004)
Una sorpresa proveniente del mundo de la serie económica constituye esta grabación de nombres poco conocidos, pero que realizan una lectura del concierto más que interesante. La orquesta suena equilibrada, el solista cumple con creces y el estilo es
correcto, por lo que tenemos ingredientes de sobra para destacar este registro por encima de otros con nombres más sonoros. El allegro inicial impone un colorido romántico y dramático, con excelentes contrastes entre una orquesta poderosa y un solista
apasionado, con ribetes nostálgicos, aunque pierde algo de fuelle en el final del tiempo. El tempo lento explota de nuevo la expresión, sin querer desdibujar su lirismo, y un tinte muy otoñal. El tercer movimiento posee un buen sentido del ritmo, y el violinista
noruego puede demostrar sus buenas dotes de virtuoso, mientras que el director puede dar cuenta de que conoce muy bien el estilo (aunque de origen noruego también, estudió en la Academia Sibelius con Jorma Panula). Una joya de los discos más modestos, y
una buena elección en cualquier caso si pensamos también en su precio.
Interpretación: 7 Estilo: 7,5 Sonido: 6,5
David Oistrakh, violín
Orquesta Sinfónica de la Radio Finlandesa
Nils-Eric Fougstedt
ONDINE (1954, ed. 1993)
En el marco de la histórica Semana Sibelius, (antecesora de la actual Festival de Helsinki, pero dedicado en el tiempo casi en exclusiva al compositor), y en la misma Sala de la Universidad donde se estrenaron tantas obras suyas, el violista ruso nos ofrece una
lectura llena de emoción y de virtuosismo arrebatador, con un acompañamiento del maestro local Nils-Eric Fougstedt lleno de estilo y gran profesionalidad. El primer movimiento destaca por su febril ejecución, con momentos de gran altura. EL segundo
movimiento se entiende como una romanza, sosegada y otoñal, con Oistrakh dando rienda suelta a su impetuoso lirismo. Al movimiento final, muy rápido, le falta algo de su natural gracia, aunque de nuevo el gran virtuosismo del solista lo hace brillar con
intensidad. Buena versión histórica.
Interpretación: 7 Estilo: 7,5 Sonido: 4,5 (mono)
Gil Shaham, violín
Orquesta Filarmonía
Giuseppe Sinopoli
DEUTSCHE GRAMMOPHON (1993)
Un acercamiento al concierto de Sibelius como parte firme del repertorio que es, que cuenta con la brillantez y la ejecución inmaculada de Shaham, acompañado por el buen hacer del maestro Sinopoli. El compromiso con el compositor es sin embargo mayor
que el esperado, aunque más por el solista que por el director. Es la única grabación del maestro italiano que conocemos, lo cual es evidente, pero en el caso de Shaham, del que podríamos decir lo mismo, sin embargo parece estar más entusiasmado por la
partitura. En el primer movimiento brilla con elegancia y poder elegiaco el solista, con un toque muy romántico aunque siempre elegante, aristocrático incluso, mientras que el director acompaña casi de manera más operística y en un segundo plano, sin querer
destacar incluso en los pasajes sin solista, quitándole profundidad al conjunto. En la coda el violinista presta sus grandes dotes de virtuoso. El movimiento central tiene perfil de serena romanza, y no deja de sentirse también cierto toque operístico. Una grabación
que "suena bien", sin incorrecciones, pero lejos de lo que pediría un sibeliano. No deja huella, aunque a los fans de Shaham sin duda les puede llegar a entusiasmar: ciertamente posee momentos de maravillosa musicalidad.
Interpretación: 7 Estilo: 6,5 Sonido: 8,5
Ilya Gringolts, violín
Orquesta Sinfónica de Gotemburgo
Neeme Järvi
DEUTSCHE GRAMMOPHON (2003)
Segunda grabación del directo estonio del concierto con la orquesta sueca, esta vez para el conocido sello amarillo. Como sucede en general con esa unión entre músico y discográfica alemana, la sonoridad y el preciosismo de los instrumentos están en un
primerísimo plano, pero al contrario que sucede con otros registros, esta segunda oportunidad supera a la primera, tanto por el solista como por la propia orquesta.
El primer movimiento se aborda con un gran cuidado lírico, con un violinista que aborda cada pasaje de la partitura con su propio carácter, lo que beneficia mucho al diálogo y el dramatismo de un orquesta muy eficiente y colorista. Gringolts ha estudiado en
profundidad, la partitura, sin duda, que parece fluir con muchísima naturalidad y sin arrebatos de divismo. Quizá no es lo bastante romántico, aunque sí muy cantabile y con un timbre refinado, casi exquisito. El movimiento lento es muy tranquilo, introspectivo
incluso, con ciertos toques de serena contemplación de la naturaleza, con el drama bastante más atenuado. La misma serenidad inunda el último tiempo, por ello el más flojo, en el que los timbres individuales se dejan sentir perfectamente.
El resto del disco, con las Humoresques opus 89 y el Primer concierto de Prokofiev, también se puede recomendar, junto a por cierto el folleto adjunto, que incluye algunas interesantes reflexiones del propio solista (algo que debería ser más frecuente). Una
grabación diferente, singular, por ello y por su calidad musical recomendable.
Interpretación: 7 Estilo: 7 Sonido: 8
Jennifer Pike, violín
Orquesta Filarmónica de Bergen
Andrew Davis
CHANDOS (2014)
La joven y prometedora violinista inglesa, dejó de ser niña prodigio y se enfrenta aquí a uno de los grandes conciertos de violín con el acompañamiento de su compatriota Andrew Davis, que aunque escasa nos ha dejado una notable discografía sibeliana. La
línea tanto de Pike como de Davis, que dialogan en perfecta sintonía, es muy elegante y noble, limpia y trasparente, no sin ello dar toques de pasión, aunque su versión se mantiene llena de colorido nórdico y distante. En el allegro comprobamos ya un gran
respeto a la partitura, sin caer en gestos virtuosísticos, y dejando al discurso musical marchar con gran fluidez y equilibrio clásico. Por el contrario, es bastante ajeno al conflicto. La cadencia-desarrollo se aborda sin demasiada ambición, lo que la da un matiz
contemplativo. El segundo movimiento sí llega a ser mucho más emocionante y romántico, con momentos realmente brillantes. El tercer movimiento, furioso y lleno de ritmo confirma que la calidad de la grabación va en un sentido ascendente. Con gran nobleza la
violinista se enfrenta a su adversario orquestal lleno de ritmos nerviosos y pasajes emocionantes. La coda culmina con una gran arrebatamiento. Notable cuando menos.
Interpretación: 7 Estilo: 7,5 Sonido: 9 (SACD)
Oleg Kagan, violín
Orquesta Sinfónica de la Radio Finlandesa
Tauno Hannikainen
LIVE CLASSICS (1965, 1994)
Una rara grabación en directo, efectuada bajo el Concurso de violín Jean Sibelius que organiza la radio finlandesa (el año justamente del centenario del maestro), evento en el Kagan que ganó un merecido primer premio. El gran violinista ruso, que contaba entonces con 19 años, ofrece su buena formación, tanto en lo técnico como en una refinada musicalidad, con un excelente cantabile y sin ninguna gesticulación. Hannikainen otorga una excelente lectura en la parte de la orquesta, aunque en general permanece en el segundo plano (la toma de sonido, algo limitada, quizá tenga que ver mucho con esta sensación). El allegro inicial trascurre sin sobresaltos, lírico y romántico, y lleno de seducción y sentimiento nórdico. El tempo lento es sin duda el más destacado, colorido con gran melancolía, atenuada y elegante, muy bello en cualquier caso. Al final le falta quizá algo más de vigor y ataque, con un solista algo más tímido, aunque realizando un magnífico trabajo. Una versión muy poco frecuente, algo modesta, pero que llama muchísimo la atención, y la recomendamos más allá de la simple curiosidad.
Interpretación: 7 Estilo: 7 Sonido: 5,5
Sarah Chang, violín
Orquesta Filarmónica de Berlín
Mariss Jansons
EMI (1996) - grabación en directo
Una interpretación de cuidado trabajo en cuanto a la letra de la partitura, pero que no aparta nada respecto a su espíritu, siendo más el vehículo para la estrella violinística del momento que de interés para el sibeliano. Lástima por parte de Jansons, que nos ha
dejado buenas lecturas de la música de nuestro compositor.
En la exposición del primer tema la orquesta se mantiene muy discreta, dejando a la violinista americana desplegar su virtuosismo cabal y sin desajustes; lo cual se prolonga con el gran tema lírico, entonado por la solista con brillo pero algo de frialdad. El tercer
tema nos deja oír la orquesta más, conjunto que el maestro letón dirige con bravura. La cadencia-desarrollo de nuevo perfecta en lo técnico, pero falta de sentimiento y de la necesaria melancolía. La reexposición se anima más, enmendando el frenesí a medio
gas escuchado hasta entonces. La coda se toma con elegancia, pero con gran distancia. Chang destaca más en los pasajes veloces que en las melodías cantabiles, y su entonación del tema principal del segundo tiempo lo demuestra, pálido y plano, aunque sin
mácula de sus destrezas, en contra de las buenas intervenciones, con espíritu de tragedia, del maestro Jansons. El tercer movimiento, donde la solista da rienda suelta a su gran agilidad y el director a su garra, es sin duda el mejor, verdadero caballo de batalla
para los virtuosos. Del montón de "grandes violinistas recorriendo el repertorio estándar", e incluso en eso no una de las mejores grabaciones.
Interpretación: 6,5 Estilo: 6 Sonido: 6,5
Salvatore Accardo
Orquesta Sinfónica de Londres
Colin Davis
DECCA (1979) (alguna edición en Philips)
En esta grabación encontramos la unión entre un virtuoso al uso y un buen intérprete sibeliano, lo que deja un resultado que podríamos prever: un excelente acompañamiento orquestal bajo un virtuosismo de vieja escuela, ajeno a la obra del maestro nórdico, y
que además tampoco es lo suficientemente excepcional como para ser apreciable. Una lectura descompensada, una lástima en el fondo si sabemos leer entre líneas la buena dirección de Colin Davis por encima de las piruetas de Accardo.
El arranque del violín es muy cantabile, ciertamente muy italiano, aunque no llega al lirismo necesario. Al llegar la orquesta se produce una tormenta de sentimiento, al que corresponde el solista con un apasionado segundo tema. La ejecución de la cadencia-
desarrollo nos recuerda inevitablemente a piezas a violín solo del romanticismo, y su virtuosismo de escuela rompe un tanto el discurso. Cuando la orquesta se deja sola entre el primer y el segundo tema de la reexposición de nuevo se nos muestra la calidad de la
dirección, mientras que el final del movimiento queda un tanto descompensando por el solista. El comienzo del segundo tiempo se salva de nuevo por la cantabilidad del solista, junto con las excelentes punzadas de Davis, dando como resultado una buena escena
romántica. El tercer movimiento desata el virtuosismo, mucho más refinado en la orquesta de nuevo (las sordinas de las trompetas tienen un toque excepcional). En fin, sólo por el director británico merece la pena, y nos hace lamentarnos de que no hubiese una
nueva lectura con otro solista tan comprometido con el compositor como Davis.
Interpretación: 6 Estilo: 5,5 Sonido: 7
Ruggiero Ricci, violín
Orquesta Sinfónica de Bochum
Matthias Kuntzsch
VOX (editado 2003)
Un producto de eficiencia musical, tanto por parte del magnífico solista, como por la muy ajustada orquesta, pero aparte de eso poco tiene que aportar a la gran discografía de este concierto. El primer movimiento transcurre bravo y virtuosísticamente, sin duda
demasiado precipitado. La misma sensación prosigue en el segundo tiempo, donde todo acaba siendo demasiado gesticulante. Sólo el Ricci es capaz de ablandarlo y darle algo de ternura. El tercer movimiento resulta mucho más ambicioso y llega a algún
momento que dejara buen sabor de boca a un oyente atento. Todo sin embargo bastante lejos de Sibelius.
Interpretación: 6,5 (solista) + 5 (orquesta) Estilo: 5 Sonido: 6
Eugene Sarbu, violín
Orquesta Hallé
Ole Schmidt
EMI (1981)
Un registro a todas luces menor, muy descompensado entre el violinista, que no posee ni la pericia ni el entusiasmo, y la orquesta, que sabe mucho más de Sibelius y a poco destaca por encima del solista. El resultado es por tanto desigual, poco conjuntado
(hasta evaluable por separado), y falto de dramatismo y por tanto interés.
El solista comienza su gran tema con cierta rigidez, mientras que la orquesta expande bastante más la hondura de la composición sibeliana. El desarrollo-cadencia sigue mostrando la falta de fantasía del solista, que parece plantearse su solo como un ejercicio
académico. Durante la reexposición de nuevo lo mejor es la orquesta, que el director danés sabe abordar con estilo y hasta con hondura. El segundo tiempo mejora un tanto la situación, con un lirismo más relejado. Por desgracia el tercer tiempo reproduce los
males del primero, la ejecución pesada del violinista rumano, con la melancolía y fascinación nórdica del director danés. En fin, bastante decepcionante. Pero no faltan grabaciones del concierto precisamente.
Interpretación: 5,5 Estilo: 4 (solista) / 7 (orquesta) Sonido: 6,5
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El arreglo para violín y piano
Ya comentamos en su momento la única versión de la reducción que hizo el propia autor de la parte orquestal del concierto, en este caso sí conservada por completo. Dentro de ese volumen sexto de la Sibelius Edition también podrán encontrar algunos fragmentos y pasajes alternativos que han llegado hasta nosotros.
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Terminamos así nuestra serie dedicada a una de las mejores y a la vez más populares obras de Jean Sibelius, el Concierto para Violín y Orquesta opus 47. En estos días publicaremos un breve post sobre cierto malentendido, muy frecuente, sobre Sibelius, y ya la semana que viene nuestro habitual capítulo mensual de la biografía del compositor finlandés.
Querido David: echo de menos una grabación de EMI de 1946 ponderada en extremo por algunos críticos: Ginette Neveu (violín), Philharmonia Orchestra y Walter Susskind (director). No hace mucho escuché esta interpretación de la virtuosa violinista francesa, prematuramente desaparecida, contenida en un disco doble de música de Sibelius (entre otras obras, contenía también la Sexta sinfonía y Tapiola en interpretaciones de Beecham y la RPO). Recuerdo que el disco –que me dejó un amigo– no era de EMI, sino del sello “Membran”. Me enganchó como pocas grabaciones, con un aceptable sonido pese a la fecha de grabación. No sé si la conoces y qué opinas. Un saludo.
ResponderEliminarHola José Manuel. No he escuchado aún esa versión Neveu - Süsskind de la que hablas, aunque he oído hablar de ella. Procuraré hacerlo cuanto antes.
ResponderEliminarDe todas el propósito de este post era recomendar unas pocas grabaciones, ya que la lista de registros del concierto es interminable. De la treintena o así que conozco, elegí las que creo que hacen un mejor servicio a la obra, a las que suenan más cercano a lo que el compositor quería para con la partitura, no tanto la belleza en sí de la grabación.
Un saludo.
El blog en general y este post en particular me parecen magníficos.
ResponderEliminarÉsta es una de mis obras favoritas de Sibelius.
No me sorprende en absoluto lo de Previn, es un gran músico.
Conozco la versión que cometa José Manuel (Neveu-Philharmonia Orchestra/Susskind) y me parece estupenda.
Creo que también habría que tener en cuenta las de: Hahn-Orquesta Sinfónica de la Radio Sueca/Salonen; Bell-Orquesta Filarmónica de Los Ángeles/Salonen; Josefowicz-Academy of St. Martin-in-the-Fields/Marriner; y Oistrakh con la Orquesta de Filadelfia dirigidos por Ormandy.
Tengo otra de Oistrakh con la Orquestam Filarmónica de Moscú dirigidos por Rozhdestvensky que también está bastante bien.
¡David, enhorabuena por tu trabajo!
Bubomasz
Hola David, soy Bubo.
ResponderEliminarSigo buceando en tu blog y estoy en el nirvana.
Estoy buscando la versión Kuusisto-Orquesta Filarmónica de Helsinki/Segerstam (ONDINE, 1996) y no la encentro por ningún lado. Pero seguiré, sin prisas pero sin pausa.
Tienes la versión de Neveu-Philharmonia Orchestra/Susskind en:
http://2cs2fs.blogspot.com/search?q=Sibelius
¡Otra vez, enhorabuena por tu trabajo!
Bubomasz
Hola,muchas gracias por tan valioso esfuerzo en hacer este blog!!Por cierto,habrá alguien que me consiga una invitación a 2cs and 2fs me encanta ese blog!!mi email es ariasfiddler@gmail.com
ResponderEliminarFelicidades! siguele con nuestro compositor favorito! hay una versión de ida Haendel que me parece que se pierde en el tercer movimiento, no se que opinas; y una de la violinista canadiense Angela Dubeau que definitivamente no me gustó! a ti que te parece
ResponderEliminarExcelente contenido, muchas gracias por todas las referencias.
ResponderEliminarCon permiso quisiera preguntar por 2 versiones que echo en falta y que desde mi desconocimiento en la materia me gustan bastante: V. Mullova/Ozawa e Ida Haendel/Berglund. ¿Alguna opinión?
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