Como ya apuntamos en su momento, tras su estreno de 1904 en Helsinki, Sibelius decidió acometer una revisión profunda de su Concierto para Violín. La motivación del autor no fue principalmente las malas críticas, sino lo de cierto que podían tener estas críticas. Nuestro autor se sintió verdaderamente arrebatado por una extraordinaria inspiración, y eso dejó como resultado una obra menos compacta y perfecta de lo que se podría esperar de Sibelius. Al volver acontemplar la partitura se sintió poco satisfecho y decidió revisarla de arriba a abajo.
No hay duda de que la versión original, que por suerte nos ha llegado, está menos lograda que la versión final, que es la que finalmente se ha asentado en un lugar, muy destacado, del repertorio. Suele suceder en el músico finlandés, donde las comparaciones entre versiones originales y revisadas (En saga, Lemminkäinen, la Quinta Sinfonía) casi siempre inclinan la balanza hacia las revisiones. Por cierto, su esposa Aino no era de esta opinión, estimaba que las primeras redacciones tanto de Una saga como de el Concierto eran más poderosas por su portentosa imaginación. Sin duda Aino era consciente de la energía que Jean había volcado en esas obras, muy sentidas por el compositor.
La versión original del concierto cuenta con mayor presencia y dificultad para el solista. Al simplificar pasajes enteros no lo hace por facilitar las cosas al solista (pese a que efectivamente el violinista que lo estrenó tuvo grandes dificultades) sino por evitar fuegos artificiales innecesarios y conducir a la música hacia la máxima expresividad antes que al simple lucimiento.
También revisa en extenso la orquestación. La orquesta de la primera redacción tiene una sonoridad más oscura y compacta (como sucede también en la primera versión de la Quinta Sinfonía), mientras que en la versión final hay más espacio para los característicos colores sin mezcla de la instrumentación sibeliana, con más solos, más momentos camerísticos y un mayor refinamiento.
Bajo esos principios nuestro compositor decide además revisar la composición misma, eliminando, recomponiendo y dotando de nuevos elementos a diversos pasajes. Las supresiones, totales o parciales, tienen diversas razones. Fundamentalmente se trata de momentos que interrumpen el discurso y quitan unidad al conjunto, también se tiene en cuenta reiteraciones innecesarias, y en general cualquier momento que quite fluidez y lógica al devenir de la música.
Estas revisiones son de distinta entidad dependiendo del movimiento. El primer movimiento está virtualmente recompuesto, con grandes cortes y reescrituras de parte del tiempo (542 compases reducidos a 499), que pierde su pronunciado rapsodismo. El segundo en cambio está apenas cambiado, con sólo una revisión parcial de parte de la particella del violín. En el tercero ocurre algo intermedio: aparte de un gran corte en comienzo, casi una sección completa, el resto del movimiento está menos tocado (326 compases frente a 268).
A continuación pasaremos a un enumerar en detalle las diferencias entre las versiones. Para ello emplearemos la guía y los comentarios presentes en el folleto que acompaña a la única grabación por el momento de esta versión (que comentamos más abajo), redactadas por Erkki Salmenhaara. La guía incluye una serie de apartados junto a un minutaje (que aquí os presentamos desarrollado: ojo, en ocasiones en la copia del disco y dependiendo del reproductor puede haber variaciones de dos o tres segundos). Añadimos entre corchetes los términos de nuestro análisis, aunque hemos de avisar que no es equivalente a los puntos indicados por Salmenhaara.
I. Allegro moderato[Exposición]
[Tema A]
1. 1. Comienzo. Allegro moderato • 0'00 - 2'09''
1. 2. Corta "cadenza" sobre el tema principal (4 compases después de la letra de ensayo C) • 2'09'' - 2'56''
[Transición] - [Tema B]
1. 3. Fragmento motívico y figuración en escala al final del tema secundario (8 compases antes de D). 2'56''- 5'31''
[Tema C]
1. 4. 16 compases después de F (tutti). Allegro • 5'31''- 6'12''
1. 5. Motivo final de la exposición (H) • 6'12''- 6'38''
[Desarrollo]
1. 6. Primera cadenza. Moderato assai • 6'38''- 11'19''
[Reexposición]
1. 7. Pasaje muscular (8 compases después de L: tutti) • 11'19''- 14'01''
1. 8. Interludio mendelssohniano (P) • 14'01'' - 15'12''
1. 9. Segunda cadenza (un compás después de R). Largamente et un poco forte (ma a tempo) • 15'12'' - 17'50''
1. 10. 4 compases después de S. Allegro • 17'50'' - 19'07''
1. 11. Recuerdo del pasaje muscular (X) • 19'07'' - 19'28''
No hay duda de que la versión original, que por suerte nos ha llegado, está menos lograda que la versión final, que es la que finalmente se ha asentado en un lugar, muy destacado, del repertorio. Suele suceder en el músico finlandés, donde las comparaciones entre versiones originales y revisadas (En saga, Lemminkäinen, la Quinta Sinfonía) casi siempre inclinan la balanza hacia las revisiones. Por cierto, su esposa Aino no era de esta opinión, estimaba que las primeras redacciones tanto de Una saga como de el Concierto eran más poderosas por su portentosa imaginación. Sin duda Aino era consciente de la energía que Jean había volcado en esas obras, muy sentidas por el compositor.
La versión original del concierto cuenta con mayor presencia y dificultad para el solista. Al simplificar pasajes enteros no lo hace por facilitar las cosas al solista (pese a que efectivamente el violinista que lo estrenó tuvo grandes dificultades) sino por evitar fuegos artificiales innecesarios y conducir a la música hacia la máxima expresividad antes que al simple lucimiento.
También revisa en extenso la orquestación. La orquesta de la primera redacción tiene una sonoridad más oscura y compacta (como sucede también en la primera versión de la Quinta Sinfonía), mientras que en la versión final hay más espacio para los característicos colores sin mezcla de la instrumentación sibeliana, con más solos, más momentos camerísticos y un mayor refinamiento.
Bajo esos principios nuestro compositor decide además revisar la composición misma, eliminando, recomponiendo y dotando de nuevos elementos a diversos pasajes. Las supresiones, totales o parciales, tienen diversas razones. Fundamentalmente se trata de momentos que interrumpen el discurso y quitan unidad al conjunto, también se tiene en cuenta reiteraciones innecesarias, y en general cualquier momento que quite fluidez y lógica al devenir de la música.
Estas revisiones son de distinta entidad dependiendo del movimiento. El primer movimiento está virtualmente recompuesto, con grandes cortes y reescrituras de parte del tiempo (542 compases reducidos a 499), que pierde su pronunciado rapsodismo. El segundo en cambio está apenas cambiado, con sólo una revisión parcial de parte de la particella del violín. En el tercero ocurre algo intermedio: aparte de un gran corte en comienzo, casi una sección completa, el resto del movimiento está menos tocado (326 compases frente a 268).
A continuación pasaremos a un enumerar en detalle las diferencias entre las versiones. Para ello emplearemos la guía y los comentarios presentes en el folleto que acompaña a la única grabación por el momento de esta versión (que comentamos más abajo), redactadas por Erkki Salmenhaara. La guía incluye una serie de apartados junto a un minutaje (que aquí os presentamos desarrollado: ojo, en ocasiones en la copia del disco y dependiendo del reproductor puede haber variaciones de dos o tres segundos). Añadimos entre corchetes los términos de nuestro análisis, aunque hemos de avisar que no es equivalente a los puntos indicados por Salmenhaara.
I. Allegro moderato[Exposición]
[Tema A]
1. 1. Comienzo. Allegro moderato • 0'00 - 2'09''
1. 2. Corta "cadenza" sobre el tema principal (4 compases después de la letra de ensayo C) • 2'09'' - 2'56''
[Transición] - [Tema B]
1. 3. Fragmento motívico y figuración en escala al final del tema secundario (8 compases antes de D). 2'56''- 5'31''
[Tema C]
1. 4. 16 compases después de F (tutti). Allegro • 5'31''- 6'12''
1. 5. Motivo final de la exposición (H) • 6'12''- 6'38''
[Desarrollo]
1. 6. Primera cadenza. Moderato assai • 6'38''- 11'19''
[Reexposición]
1. 7. Pasaje muscular (8 compases después de L: tutti) • 11'19''- 14'01''
1. 8. Interludio mendelssohniano (P) • 14'01'' - 15'12''
1. 9. Segunda cadenza (un compás después de R). Largamente et un poco forte (ma a tempo) • 15'12'' - 17'50''
1. 10. 4 compases después de S. Allegro • 17'50'' - 19'07''
1. 11. Recuerdo del pasaje muscular (X) • 19'07'' - 19'28''
Este movimiento está reorganizado. Lo más destacable es la revisión de las transiciones entre el tema A y el B, las codas de exposición y reexposición y la supresión de pasajes que ahora se nos hacen extraños. El más significativo es la eliminación de una cadencia situada precisamente en el lugar en el que ordenan los cánones, por lo que la particularidad del desarrollo-cadenza sólo es total en la versión revisada.
El comienzo, con su acompañamiento mágico de violines divisi, es virtualmente idéntico, aunque pronto surge un "motivo muscular" (tal y como lo denomina Salmenhaara) en la orquesta, que en la versión definitiva será sustituido por motivos más sutiles con el tresillo característicamente sibeliano.
El virtuoso pasaje a solo que es aquí numerado como 1.2 está acompañado por una orquesta mayor que el timbal en pianissimo que pronto callaba de la versión definitiva. Este acompañamiento primitivo curiosamente recuerda mucho a los obstinati del final, elemento de unidad que Sibelius suprimiría (¿por poco sutil?).
La transición que anuncia el segundo tema es en esta redacción está secundada por el violín, parte que eliminaría y reelaboraría completamente. Incluso hay espacio para un pequeño interludio en modo mayor, un elemento claramente discordante, turbador del discurso musical.
El tema B llega con menos naturalidad, y acompañado no de ese motivo anunciador del tema C, sino de floridos motivos en S del violín, relacionados con el tema secundario más que con el del final, como ocurría con la partitura de 1905. La orquestación está acompañada de pizzicati que no reaparecerán tampoco.
El tema C es en principio casi idéntico (aunque la repetición de las flautas lo hacen los oboes, y no los clarinetes). Sin embargo este tema deriva al "motivo muscular", que demuestra estar dispuesto a atravesar todo el movimiento. De hecho hace terminar a la exposición de una manera más brusca: en la versión final nuestro compositor optará por una serie de motivos cortos que empujan a la música a su disolución en el silencio.
La cadencia-desarrollo no plantea diferencias visibles. La diferencia, bastante notable, llegará al introducir un grupo orquestal la reexposición, por lo que el momento en el que lo toma el violín no es tan fluido. La reexposición en sí es más literal que en la versión definitiva, incluido el conocido "motivo muscular" (1.7.). La transición aquí se va a basar en este corto motivo, pasaje en el que Salmenhaara ve una "incisiva sonoridad beethoveniana".
El tema B se plantea también más similar a la exposición, aunque pronto tiene su propia expansión con un colorido mayor no presente en la versión final, que poco a poco retoma, curiosamente, la motívica de la transición. Continuando con esta extensa expansión, llega el momento del "interludio mendelssohniano" (1.8.), un momento de sonoridades delicadas pero que claramente interrumpe el discurso. El motivo de la transición vive un nuevo desarrollo, con el se inicia la segunda cadenza (que en el planteamiento tradicional sería la cadenza propiamente dicha), romántica pero a la vez con cierto recuerdo a la música de Bach. Música muy bella en sí, aunque no dice nada a favor del discurso.
Tras una rápidas figuras de la cuerda (que nos recuerdan al tema del finale en su variación rítmica), llega el tema C, planteado también de manera idéntica a la versión final, aunque su coda está aquí dominada por el "motivo muscular" (1.11.). El movimiento termina con la misma fuerza.
II. Adagio di molto
[Introducción, B']
[Tema A]
2. 1. Comienzo. Adagio di molto • 0'00'' - 4'36''
[Tema B]
2. 2. Ornamentación de la parte a solo (D) • 4'36''- 9'15''
[Tema A']
2. 3. Cadenza final • 9'15''- 9'58''
La transición que anuncia el segundo tema es en esta redacción está secundada por el violín, parte que eliminaría y reelaboraría completamente. Incluso hay espacio para un pequeño interludio en modo mayor, un elemento claramente discordante, turbador del discurso musical.
El tema B llega con menos naturalidad, y acompañado no de ese motivo anunciador del tema C, sino de floridos motivos en S del violín, relacionados con el tema secundario más que con el del final, como ocurría con la partitura de 1905. La orquestación está acompañada de pizzicati que no reaparecerán tampoco.
El tema C es en principio casi idéntico (aunque la repetición de las flautas lo hacen los oboes, y no los clarinetes). Sin embargo este tema deriva al "motivo muscular", que demuestra estar dispuesto a atravesar todo el movimiento. De hecho hace terminar a la exposición de una manera más brusca: en la versión final nuestro compositor optará por una serie de motivos cortos que empujan a la música a su disolución en el silencio.
La cadencia-desarrollo no plantea diferencias visibles. La diferencia, bastante notable, llegará al introducir un grupo orquestal la reexposición, por lo que el momento en el que lo toma el violín no es tan fluido. La reexposición en sí es más literal que en la versión definitiva, incluido el conocido "motivo muscular" (1.7.). La transición aquí se va a basar en este corto motivo, pasaje en el que Salmenhaara ve una "incisiva sonoridad beethoveniana".
El tema B se plantea también más similar a la exposición, aunque pronto tiene su propia expansión con un colorido mayor no presente en la versión final, que poco a poco retoma, curiosamente, la motívica de la transición. Continuando con esta extensa expansión, llega el momento del "interludio mendelssohniano" (1.8.), un momento de sonoridades delicadas pero que claramente interrumpe el discurso. El motivo de la transición vive un nuevo desarrollo, con el se inicia la segunda cadenza (que en el planteamiento tradicional sería la cadenza propiamente dicha), romántica pero a la vez con cierto recuerdo a la música de Bach. Música muy bella en sí, aunque no dice nada a favor del discurso.
Tras una rápidas figuras de la cuerda (que nos recuerdan al tema del finale en su variación rítmica), llega el tema C, planteado también de manera idéntica a la versión final, aunque su coda está aquí dominada por el "motivo muscular" (1.11.). El movimiento termina con la misma fuerza.
II. Adagio di molto
[Introducción, B']
[Tema A]
2. 1. Comienzo. Adagio di molto • 0'00'' - 4'36''
[Tema B]
2. 2. Ornamentación de la parte a solo (D) • 4'36''- 9'15''
[Tema A']
2. 3. Cadenza final • 9'15''- 9'58''
Como ya hemos apuntado el movimiento central es el que menos modificó nuestro autor. Las buenas críticas pudieron influir en su decisión, aunque ciertamente es el tiempo que en abstracto parece más acabado e inspirado. Los cambios son mínimos detalles en la orquestación, una pequeña e insistente prolongación antes de la vuelta al tema inicial, y los pasajes que se apuntan en la guía de Salmenhaara: una mayor ornamentación en el solo de violín de la parte central (2.2.), claramente más difícil, y una pequeña cadenza (2.3.) en la coda que desde luego desentona con el carácter íntimo de la misma.
III. Allegro (ma non tanto)
[Exposición]
3. 1. Comienzo. Allegro (ma non tanto) • 0'00'' - 1'16''
3. 2. Nueva idea sobre el tema principal (4 tiempos antes de B) • 1'16''- 2'25''
3. 3. Corta recapitulación (8 compases antes de D) • 2'25''- 3'10''
3. 4. Tema secundario (E) 3'10''- 9'34''
[Reexposición]
Sin ser exhaustiva la revisión del final del concierto sí que ha efectuado varios cortes significativos. Los pasajes eliminados son temas secundarios y expansiones que hacen asemejar más la forma de este movimiento a un rondó, tal como se sugiere sin confirmarse en la versión final.
El comienzo de nuevo es idéntico, pero al llegar al punto donde se iniciaría el cambio de ritmo y de tono para llegar al tema B, nos encontramos con nuevos motivos (3.2.) que expansionan el tema inicial y que podrían tener el carácter de una "sección B".
Tras esta sección, eliminada pues en la revisión, llega el tema inicial distorsionado en notas iguales y finalmente una breve recapitulación del tema A (3.3.). La llegada del tema en sol menor está precedida de una formulación más larga de sus ritmos. Y al igual que sucedía en la primera transición del primer movimiento, este tema está adornado por el violín, eliminado en la versión final.
Lo que llamamos coda en el análisis de este movimiento es muy similar aquí, aunque algo más masiva en algunos momentos.
El resto del tiempo transcurre muy similar, excepto en algunos momentos (como el tema en menor enunciado por las cuerdas y no por los clarinetes al repetirse y otros pequeños cambios).
Resumiendo, esta sería la estructura, con mayor similitud a un rondó:
A-B-A'-C-coda-A''-C-A'''-coda' (donde C = tema B de la versión final)
En cualquier caso, todo esto no quiere decir que la versión original carezca de interés más allá de la curiosidad y el análisis musicológico. Es una obra en sí apreciable, con ciertos momentos extraordinarios que no pasaron el corte (aquí nos gustaría destacar la segunda cadencia del primer tiempo y el pasaje suprimido del segundo), aunque sea cierto que la globalidad ganó mucho.
Dejemos que Salmenhaara sentencie la importancia de esta partitura en las notas al programa: "la primera versión del Concierto para Violín de Sibelius es más dramática, más virtuosística y más beethoveniana que la versión establecida. Puede ser más áspera, más accidentada y no tan sinfónicamenrte integrada como la segunda versión. Indubitablemte, sin embargo, posee su propia fascinación. Está dominada por una fuerte y ampliamente ambiciosa atmósfera".
Discografía
La partitura de esta versión se creyó perdida hasta la donación de la familia Sibelius a la Universidad de Helsinki. Pocos años después, en 1990, el sello Bis decide, en su propósito de grabar la obra completa de nuestro autor, sacar a la luz estas partituras. Y lo hace con una de las partituras que más había despertado la curiosidad por la fama de la versión final: el Concierto para Violín.
Es Osmo Vänskä y su Sinfónica de Lahti la que se le encomendará, tras asumir el proyecto orquestal anteriormente con "La tempestad", en este caso con el violinista Leonidas Kavakos, un virtuoso dentro de la propia Finlandia. Además se decide que el disco incluirá también la versión final y así será posible la comparación. Frente a lo que podría esperarse el interés por la grabación no fue sólo para estudiosos y fans de Sibelius, sino que supuso un éxito mundial, recibiendo el premio Gramophone de 1991. Por supuesto la mitad de ése éxito es debido a la interpretación de ambas versiones, no sólo a la presencia de la original, pero desde luego ésta tenía mucho que ver. Lo cual se demostró más tarde cuando el binomio de obra redescubierta-Vänskä repitiera triunfos.
La interpretación es magistral, al igual que la de la partitura revisada, según veremos en el siguiente post. Kavakos es un gran violinista, que conoce ambas partituras al pie de la letra, y las exhibe con sensibilidad y refinamiento. A Vänskä aún le queda algo de camino, pero sin alcanzar la perfección ya es un perfecto exponente de una forma de interpretar a Sibelius que no tiene peros. Indudablemente es una versión intensamente idiomática, sin peros en este aspecto. Sólo es de lamentar la técnica de la grabación, lejana y donde algunos pianissimos casi se pierden. Sin embargo eso no quita un ápice de interés, máxime cuando en la actualidad, no hay alternativa, y es difícil que la haya en años...
CALIFICACIÓN DEL DISCO
Interpretación:9 • Sonido: 7• Estilo: 10 • Interés: 10 • Comentarios: 9,5
Este disco aparecerá dentro del volumen VIII de la Sibelius Edition, que estaba anunciada para el pasado mes de marzo, por lo que su salida se supone inminente.
Como curiosidad, en el volumen VI de dicha integral en marcha, apareció el estreno mundial de la reducción para violín y piano de ambas versiones. La de la versión original está perdida, pero ha podido ser reconstruida a partir de fragmentos y de comparaciones con la partitura orquestal y la reducción de la versión final. Incluso se nos presentan unos pocos fragmentos alternativos. Ya comentamos este registro aquí.
Dedicaremos nuestro próximo post a hablar de la proyección del concierto tras su estreno definitivo en 1905.
Capítulo 2: I. Allegro moderato
Capítulo 3: II. Adagio di molto
Capítulo 4: III. Allegro, ma non tanto
Capítulo 6: historia posterior a su estreno de 1905
Capítulo 7: discografía (versiones recomendadas)
Excelente trabaja que has hecho
ResponderEliminarRealmente impresionante el trabajo hecho en este blog. Me ha ayudado mucho a investigar y a trabajar este autor, así como a comprenderlo. Gracias al blog he descubierto cosas que no sabía sobre el compositor y que me han hecho descubrir la genialidad de este. ¡Ahora no puedo dejar de escucharlo!
ResponderEliminarAdmiro mucho este blog
¡Muchas gracias! Espero que sea de su agrado y se una a los admirados del músico finlandés. Sin duda será un viaje que le fascinará.
ResponderEliminar