Para quien la conoce con cierta profundidad sabe que la música de Sibelius es inconfundible. Tras de él otros músicos querrán seguir algunas de sus intuiciones (Vaughan-Williams, Walton...) pero en su dimensión original el estilo de nuestro compositor es original. Ya discutiremos los elementos que le hacen no comulgar ni con la tradición ni con la vanguardia (en realidad ha escogido cierta vía intermedia: el uso libre de acordes conocidos y la independencia modal), como primer avance del análisis del estilo de Sibelius vamos a describir uno de sus procedimientos más característicos.
Esta va a ser una conceptualización que he desarrollado personalmente (no se basa en su mayor parte en otras referencias de estudiosos) y todavía tengo que madurarla mucho, por lo que disculpen las eventuales imprecisiones si las hubiere.
En muchas ocasiones, primordialmente en la música orquestal, Sibelius distingue entre dos planos musicales superpuestos pero a la vez unidos: la del discurso principal, con su melodía o tema característicos, y la del "aura" que rodea el tema. Este "aura" está formado por elementos regulares y repetitivos, como trémolos, arpegios, escalas, obstinatos melódicos, obstinatos rítmicos... que crean una atmósfera sin forma precisa. Estos "motivos atmosféricos" son capaces de evolucionar, de mutar, de transformarse a sí mismos como si fueran en realidad independientes... de desprenderse de la melodía que está en primer plano para ocupar su lugar sin perder sus características definitorias. A veces incluso surgen del propio tema en su desarrollo, como una proyección desprendida de ellos (el desarrollo a partir de pocos motivos es otra de las marcas "de casa", que en este caso proviene de Haydn y Beethoven).
Llegado a un punto de no retorno el "aura" parece aproximarse al caos (Sibelius suele introducir con elementos armónicos disonantes o modulantes que no resuelven), con melodía o sin ella, el "aura" llega a "colapsar", a llegar a un momento de máxima tensión, en el que aparece el tema principal o un tema nuevo con un efecto enormemente catártico.
Este procedimiento, explicado así de una forma abstracta, es una de las razones por las cuales a la música de Sibelius se le suele aplicar metáforas a la hora de definirla que hacen mención a la naturaleza o al panteísmo. En efecto, el efecto de un tema sobre un "atmósfera" independiente y omniabarcadora puede llevar a paralelismo entre la figura del hombre frente a una naturaleza en la que vive, pero que no domina, que sigue su propio curso y sus propias reglas, y que es a la vez mutable en los pequeños gestos e inmutable en el transcurrir del tiempo... De igual manera es el hombre frente a un Dios que es naturaleza, cuyo alma constituye algo, muy distinto a la manera de pensar del hombre, el fondo inaccesible del que forma parte, la inteligencia detrás del mundo... Después de todo, como puede verse, ambas metáforas son una sola si pensamos en la expresión del filósofo del siglo XVII Spinoza "sive Deus, sive Natura" ("lo mismo Dios que la naturaleza").
Ciertamente esta visión puede ser sorprendente si se desconoce su aplicación en las composiciones de Sibelius, pero una vez que se conocen bien sus principales obras y estamos atentos al discurso musical, descubriremos cientos de veces esta textura tan singular del maestro, convertida precisamente en una de sus características que distinguen nítidamente la música del autor finés, una de las marcas de su estilo, y además una marca bastante original.
Ya tendremos más ocasiones de hablar de este procedimiento, poniendo ejemplos concreto. De momento, les dejo pensando en uno: el comienzo de En Saga (Una Saga) opus 9 y su primer tema.
Esta va a ser una conceptualización que he desarrollado personalmente (no se basa en su mayor parte en otras referencias de estudiosos) y todavía tengo que madurarla mucho, por lo que disculpen las eventuales imprecisiones si las hubiere.
En muchas ocasiones, primordialmente en la música orquestal, Sibelius distingue entre dos planos musicales superpuestos pero a la vez unidos: la del discurso principal, con su melodía o tema característicos, y la del "aura" que rodea el tema. Este "aura" está formado por elementos regulares y repetitivos, como trémolos, arpegios, escalas, obstinatos melódicos, obstinatos rítmicos... que crean una atmósfera sin forma precisa. Estos "motivos atmosféricos" son capaces de evolucionar, de mutar, de transformarse a sí mismos como si fueran en realidad independientes... de desprenderse de la melodía que está en primer plano para ocupar su lugar sin perder sus características definitorias. A veces incluso surgen del propio tema en su desarrollo, como una proyección desprendida de ellos (el desarrollo a partir de pocos motivos es otra de las marcas "de casa", que en este caso proviene de Haydn y Beethoven).
Llegado a un punto de no retorno el "aura" parece aproximarse al caos (Sibelius suele introducir con elementos armónicos disonantes o modulantes que no resuelven), con melodía o sin ella, el "aura" llega a "colapsar", a llegar a un momento de máxima tensión, en el que aparece el tema principal o un tema nuevo con un efecto enormemente catártico.
Este procedimiento, explicado así de una forma abstracta, es una de las razones por las cuales a la música de Sibelius se le suele aplicar metáforas a la hora de definirla que hacen mención a la naturaleza o al panteísmo. En efecto, el efecto de un tema sobre un "atmósfera" independiente y omniabarcadora puede llevar a paralelismo entre la figura del hombre frente a una naturaleza en la que vive, pero que no domina, que sigue su propio curso y sus propias reglas, y que es a la vez mutable en los pequeños gestos e inmutable en el transcurrir del tiempo... De igual manera es el hombre frente a un Dios que es naturaleza, cuyo alma constituye algo, muy distinto a la manera de pensar del hombre, el fondo inaccesible del que forma parte, la inteligencia detrás del mundo... Después de todo, como puede verse, ambas metáforas son una sola si pensamos en la expresión del filósofo del siglo XVII Spinoza "sive Deus, sive Natura" ("lo mismo Dios que la naturaleza").
Ciertamente esta visión puede ser sorprendente si se desconoce su aplicación en las composiciones de Sibelius, pero una vez que se conocen bien sus principales obras y estamos atentos al discurso musical, descubriremos cientos de veces esta textura tan singular del maestro, convertida precisamente en una de sus características que distinguen nítidamente la música del autor finés, una de las marcas de su estilo, y además una marca bastante original.
Ya tendremos más ocasiones de hablar de este procedimiento, poniendo ejemplos concreto. De momento, les dejo pensando en uno: el comienzo de En Saga (Una Saga) opus 9 y su primer tema.
Excelente el escrito sobre el 'aura' y en general excelente todo el bloc de sibelius en español. Estava buscando informacion sobre este genial compositor y este bloc es una maravilla. Muchas gracias a su autor!!!
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