"Kullervo" cierra su época de aprendizaje (1881-1892) - y el subperiodo que llamaremos aquí de "búsqueda de estilo", entre 1889 y 1892 - e inicia la vida de Sibelius como compositor profesional y público, así como el periodo kalevaliano (1892-1898) de su cronología compositiva - de nuevo una periodización propia, que explicaremos en un post próximo -. Esta obra actúa de bisagra entre las dos fases, es tanto su última obra de aprendizaje como la obra que inicia su vida como compositor profesional, tal y como lo recordarían su público y el mismo.
A pesar de que no hay duda que el logro artístico a pesar de su inexperiencia es enorme, no querrá repetir algo semejante, y poco a poco se impone el Sibelius más acrítico y reflexivo con su propia música. Nuestro músico ha aprendido las muchas lecciones que le ha proporcionado esta obra.
"Kullervo" es el punto de partida, con ella ha demostrado cómo construir nueva música a partir de los viejos modos y los ritmos del habla finesa, y a partir de aquí abre un nuevo estilo al mundo.
La posición que ocupa dentro de la obra de Sibelius es única. Nunca repetiría con una obra a gran escala que incluyese un coro. Sus cantatas, incluso las más extensas como
Tulen synty opus 32 o
Väinön virsi opus 110 no sobrepasarán poco más de diez minutos. Su breve ópera
"Jungfru i tornet" JS.101 (
1896) será más extensa que el tercer tiempo de
Kullervo, pero completa ocupa la mitad o menos que la obra sobre el Kalevala.
Tampoco compondrá una sinfonía u obra instrumental extensa con coro. Dicho esto, tenemos que recalcar que se trata de una sinfonía coral, y no de un poema sinfónico. La segunda denominación aparecía en los programas del concierto de estreno, y aún hoy es la más habitual en muchas referencias y grabaciones de la obra. Lo cierto que desde el comienzo de su redacción Sibelius se refirió a la obra como "sinfonía" ("sinfonía finlandesa" en aquellas cartas de primavera de 1891), y así lo hará a lo largo de su vida. Quizá pensó a la hora de presentarlo que la denominación de sinfonía podía confundir al público, que apenas conocía de cuatro años antes la
Novena de Beethoven. También es posible que de este modo nuestro autor quisiera mostrar a los asistentes a aquella mítica velada su deuda con el "Aino" de Kajanus. Es posible. En cualquier caso deberemos respetar siempre la denominación del autor, que además hace posicionar la obra en su justo género. El camino de sus posteriores sinfonías será muy diferente, puramente instrumental y sin contenido programático, pero aún así los logros de aquellas nacen sin duda de esta singular sinfonía.
La obra le consagra para siempre en el papel de compositor nacional, aunque la propia obra ya no se interprete tras unos pocos conciertos. Sibelius no se siente incómodo en este papel, en el patriotismo bajo el cual su obra será recibida. Pero no se estará obligado a componer "obras nacionales", sino a la superación puramente musical, a ofrecer lo mejor que su creatividad pueda ofrecer a su país. En unos pocos años dará el salto fuera de sus fronteras, siendo "la voz de Finlandia", pero siendo esa voz en todo el mundo.
Uno de los efectos más inmediatos fue el reconocimiento del compositor, que le abrió otras puertas más personales: el 10 de junio de ese mismo año Aino y Jean Sibelius se casan en la residencia de verano de los Järnefelt, en Tottesund. Su propio éxito en el mundo de la música no le dará, hasta incluso su retirada, una estabilidad financiera. La razón para esta vacilación económica constante es en parte debida a sus excesos, pero también porque su popularidad no le aseguró ningún ingreso fijo, y vacilará hasta el silencio de Ainola entre momentos de suerte económica y otros no tan positivos.
Ya narramos en el post anterior la suerte de esta sinfonía tras su estreno. Cabe ahora profundizar en la idea de su revisión ¿Cómo hubiera sido una revisión de
"Kullervo"? Sibelius revisó muchas de sus obras, muchas de las principales además: Una saga, la Quinta sinfonía hasta dos veces, el
Concierto para violín, Lemminkäinen... los cambios siempre consistían en poner coto a la inspiración desatada, reorganizando materiales, suprimiendo pasajes que no añadían nada, refinando la orquestación y los motivos... Sin duda la idea más aproximada la podríamos tener en Una saga opus 9, el poema sinfónico comenzado a escribir muy poco después de "Kullervo" y revisado en 1902, y que tiene bastante en común con el mundo que prefigura la sinfonía. La versión original de 1892 fue grabada por Osmo Vänskä (1995, en BIS-CD-800 y BIS-CD-1900/02), comparando ambas redacciones podemos intuir cómo hubiera sido un hipotético
"Kullervo" revisado.
Como dijimos, Sibelius manifestó en 1910 su propósito más firme en cuanto a la revisión. Inicialmente fijó su mirada crítica en los movimientos segundo (que puede pecar, en efecto, de cierta desorganización y pasajes reiterativos) y cuarto y quinto (escritos con poco tiempo para el estreno). No hay que dudar, sin embargo que hubiera decidido también revisar aunque fuera muy parcialmente los otros dos, en vista de su afán perfeccionista. Pero no lo hizo, por desgracia. Sibelius se alejó de la obra al menos en cuanto a su realidad sonora, la dejó allá en 1892... Y no volvió a ella. No obstante, no podemos dudar que la partitura en su forma original es una obra maestra de dimensiones colosales
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario