miércoles, 23 de febrero de 2011

Segunda Sinfonía en Re Mayor opus 43 (1901-02): (y 8) Discografía (y 3)




La Real Orquesta Filarmónica
Charles Mackerras
CENTURION MUSIC (1993)


Mackerras se une a la tradición británica de la interpretación sibeliana. En esta versión hay muchos puntos positivos, si bien es bastante correcta, no logra sin embargo destacarse especialmente por encima de otras. El director de las islas crea una obra muy unificada e uniforme, sin dramatismos ni teatralidad, aunque se torna un poco pálida en ocasiones, acentuado el aspecto más triste de la obra.

El primer tiempo es nervioso y de grandes contrastes, de una acertada monumentalidad y especial prestancia de los metales. El segundo es sobrio, sin sentimentalismos y de nuevo de buenos contrastes tímbrica, sin dejarse llevar nunca por los momentos más intensos. El tercero cumple aunque le falte algo de ritmo, sin embargo se incide de nuevo en el color, con unos timbres especialmente hermosos. Para el cuarto movimiento Mackerras vuelve a los mismos presupuestos del inicial, cerrando con brillantez el ciclo de esta sinfonía, destacando muy especialmente, como decíamos en general, los aspectos más melancólicos sobre los solemnes.

Interpretación: 6,5 Estilo: 6,5 Sonido: 7





Orquesta Sinfónica de Londres
Colin Davis
RCA Red Seal-BMG (2003)


La segunda grabación de Davis, a pesar de su directo no tiene la frescura y el acabado de la primera. Davis parece basarse más en la tradición británica (Barbirolli) que en su propia y genial intuición de Sibelius. Fraseos amplios y poco contrastados y poca tensión rítmica en una lectura más bien romántica o incluso mística (parsifaliana), que se fantasea y se aparta de las intenciones del autor. Sin embargo tiene una gran profesionalidad y un sonido bello, en general muy bucólico, aunque haría falta algo más que eso para destacar esta grabación entre las mejores. Educada y refinada, pero falta de la implicación personal.

El Allegretto camina muy relajado y un tanto tímido, contemplativo y algo parsimonioso. El Andante transforma el drama en una melancolía infinita, callada e inexorable. Excelente la sección de la cuerda. El Scherzo parece un poco cansado, aunque se beneficia del lirismo del trío. El Final tiene muy poca fuerza, parece más una "derrota honrosa" que una victoria, y acaba siendo demasiado ceremonial Si apuestan por Davis, remítanse a la versión con la Sinfónica de Boston.

Interpretación: 6,5 Estilo: 6,5 Sonido: 8





Orquesta Sinfónica de Gotenburgo
Neeme Järvi
BIS (1984)


Neeme Järvi conoce bien estilo sibeliano, algunas de las antiguas grabaciones para BIS son realmente formidables, aunque tengan algún fallo técnico tanto en la interpretación como sobre todo en la toma de sonido. Esta grabación en concreto se puede calificar de sobresaliente, elegante e insinuante, mágica, oscura y luminosa al mismo tiempo... pero le falta algo de garra y refinamiento. Puede conquistar al oyente sensible si no conoce otras grabaciones de lo obra: no está entre las grandes, aunque sí merece bastante la pena (mucho más que la más reciente para Deutsche Grammophon). Simplemente aconsejable.

El primer tiempo está llevado con transparencia y fascinación, ritmo agitado y siempre un acertado estilo. El movimiento lento explora lo insondable, lo misterioso, tiene gran pasión y un colorido oscuro y misterioso. El tercer tiempo tiene su punto álgido en la fuerza del scherzo, agitado y casi diabólico, pero también en el romanticismo del trío. El cuarto tiempo se mueve con gran solemnidad y nobleza, con perfectos claroscuros y momentos arrebatadores.

Interpretación: 6,5 Estilo: 7 Sonido: 6





Orquesta Sinfónica de Londres
Pierre Monteux
RCA VICTOR (1959) (no disponible en CD)


Monteux ha leído bien la partitura de esta Segunda Sinfonía, es siempre respetuoso con los tempi (aunque con tendencia a la lentitud), y le imprime una sonoridad romántica, incidiendo especialmente en lo más lírico y heroico de la misma. Pero el director franco-americano no conecta con la espiritualidad oscura de Sibelius, y no llega a profundizar en su misterio. La idea tímbrica es antigua en general, romántica, aunque sin falsificar la partitura (en ocasiones el director intuye el timbre sibeliano, como sucede en pasajes en pizzicato del primer tiempo, o la tuba y los bajos en general en el Finale), pero en cualquier paso no pasa de ser una interpretación correcta y apreciable, que se disfruta pero que no llega a calar en el oyente.

El primer movimiento suena plácido y sereno, aunque sabe agitarse cuando lo demanda la partitura, pastoral con algún acento bravo y aguerrido, y con momentos ciertamente grandiosos y apasionados. Sin ninguna exageración en cualquier caso, careciendo sin embargo de una identificación de Monteux con el drama subyacente. El segundo tiempo comienza con un tempo correcto pero sin el correcto rubato, lo que nos transmite una imagen vacilante y fantasmal. Desde ese comienzo se intuye el resto del tiempo: educado y equilibrado, pero sin ver sus posibilidades expresivas, dejando más bien una sensación triste y apagada antes que trágica, melancólica antes que fúnebre y religiosa. El tercer tiempo es algo frío, de con cierta frialdad diplomática, mientras que el trío recoge algo de la belleza pastoral del primer tiempo. Desde la transición hasta la llegada del tema principal del cuarto tiempo hay una apuesta decidida por la grandeza y lo heroico, uno de los mejores momentos - junto con algunos del primer tiempo - de esta interpretación. El resto del tiempo transcurre positivamente entre esa grandiosidad y un acertado lirismo, con momentos realmente apasionados, aunque se percibe constantemente la falta de profundidad.

Interpretación: 6,5 Estilo: 6 Sonido: 6 (vinilo)





Orquesta Sinfónica de Utah
Maurice Abravanel
Audio DVD
SILVERLINE CLASSICS (1977, 2003)


El director sefardí (y suizo-americano) Abravanel, no es demasiado conocido hoy en día (aparte de ser mencionado como el primer director en grabar la integral sinfónica de Mahler), y quizá sea necesario reivindicarle. Realizó con la orquesta de Utah un buen ciclo sinfónico, disponible (aunque difícil de encontrar) en formato de DVD audio, lo que es de consideración. El sonido en efecto es excelente (gracias en gran parte al soporte, por supuesto, aunque la grabación en sí tenga unas décadas ya).
Esta cuanto a la interpretación propiamente dicha en general se puede considerar muy correcta. Todo está en su sitio, con precisión relojera, pero al mismo tiempo hay cierta frialdad, pecando gravemente de falta de entusiasmo, sin grandes contrastes dinámicos y una sensación total de no implicación de director y orquesta en la obra.
El Allegretto es algo lento, el Andante suena algo vacío, y más triste que realmente trágico. En el Scherzo se siente esa misma falta de fuerza, y de incluso lirismo en el trío, extrañamente en staccato. En el Finale encontramos el mejor momento de esta grabación, algo más emocional que el resto y con instantes majestuosos.

Interpretación: 6,5 Estilo: 7 Sonido: 9,5





Orquesta Sinfónica de Berlín
Kurt Sanderling
BERLIN CLASSICS (1974, 1996) - BRILLIANT (2002)


Una grabación irregular, que sitúa a Sibelius en la tradición centroeuropea perdiendo bastante de sus singularidades. Sugiere algo de desgana y de poca identificación con el autor, aunque el director alemán sea sin duda un intérprete formidable. Como resultado tenemos un registro interesante en cuanto lo interpretativo (con algunos fallos notables de entonación en los metales sin embargo), pero ajena al mundo sibeliano. El timbre es bastante romántico y aglutinado, no del todo adecuado para Sibelius excepto quizá en esta sinfonía, por eso la dirección de Sanderling no se resiente tanto como en otras obras de su ciclo. Lo más positivo ante la comparación con otras es su escasísimo precio en la edición de Brilliant.
El Allegretto es tranquilo, con cierta solemnidad. En el segundo movimiento suena muy cercano a los adagios brucknerianos, aunque sin el tremendismo del músico austriaco (lo cual no hubiera venido nada mal a la pieza desde este enfoque, que queda por tanto algo pálido). El Scherzo se pronuncia con corrección - aunque poco más podemos decir que eso - mientras que la transición se ve un tanto desaprovechada. El movimiento final en cambio se convierte en lo mejor de esta grabación, mayestático y hondo.

Interpretación: 6,5 Estilo: 5 Sonido: 6,5




Orquesta Sinfónica Nacional Danesa
Leif Segerstam
CHANDOS (1990-92) - reeditado a precio económico en BRILLIANT


En su primer grabación, para Chandos, Segerstam muestra a la vez su conocimiento del correcto estilo sibeliano que una imposición de su fuerte personalidad romántica, lo que va en detrimento de lo primero. Su grabación es de trazo grueso pero monumental, con fuerza y nerviosismo pero también lejos de las intenciones del autor para con esta sinfonía, que se desdibuja entre visiones demasiado amplias y apagadas. Una versión recomendable por su bajísimo precio en su edición, con todas las sinfonías del autor finlandés.

El primer movimiento es de timbres amplios y pastosos, pero bien colorísticos e impetuosos, aunque la orquesta en ocasiones suene un poco fría. El Tempo Andante suena demasiado lento y distante, pero hay espacio para el nerviosismo bien plasmado del compositor y el dramatismo que requiere este movimiento. El tercer tiempo es poco ágil, con un trío de penetrante lirismo. El Finale es solemne sin ser mayestático, de nuevo un poco frío. En el final del movimiento se llega a una mayor emoción por su exploración de sentimientos encontrados.

Interpretación: 6 Estilo: 6,5 Sonido: 7





Orquesta de la Suiza romance
Ernest Ansermet
DECCA (1963)


Una versión muy curiosa y valiente de esta sinfonía nos la proporciona el suizo Ernest Ansermet, que le da a la partitura un extraño color mediterráneo, reivindicando el sol italiano bajo el cual fueron compuestas muchas de sus notas. Una versión muy colorista y pastoral, con notable sensibilidad. Pero a cambio, como viene siendo habitual poco conocimiento del estilo: algunas gesticulaciones muestran la falta de idioma de la orquesta para con Sibelius, que incluso comete varios fallos evidentes y que en general es algo farragosa.

El Allegretto destila frescura y buen ánimo, y un buen dinamismo rítmico. El movimiento lento es más triste y melancólico que trágico, y muchas veces se arruga en sí mismo. El tercer movimiento un tanto pesado no parece entenderse muy bien con su gesto ampuloso (y algunos errores), mientras que el movimiento final destila gran colorismo de nuevo y un sonido casi debussyano se deja escapar en algunos puntos. Una interpretación cuando menos a reseñar, "otro Sibelius" que los aficionados deberían al menos escuchar, aunque no puede rivalizar con otras grabaciones mucho mejores.


Interpretación: 6 Estilo: 3 Sonido: 6




Orquesta Sinfónica de Gotenburgo
Neeme Järvi
DEUTSCHE GRAMMOPHON (2005)


Para su segunda integral con Deutsche Grammophon, Järvi decidió desquitarse de su mal sonido en la serie de los 80 en BIS y dio enfoque preciosista pero en exceso meloso, buscando más el brillo tímbrico que la fuerza dramática, con un sonido precisamente colorístico hasta el frenesí, casi amanerado en ocasiones. La orquesta suena muy limpia, pero al mismo tiempo como cansada de tanta dulzura, empalagada.

El primer tiempo adolece de esta falta de fuerza, como el segundo, demasiado lento, que apenas tiene sensación de progreso, la música pasa, no evoluciona. El scherzo parece desmayado, el trío no cumple su función y apenas contrasta. Y el final aparece inapetente, transcurriendo aburrido, con una coda parece no llegar nunca. A pesar de todo el director estonio tiene mucho oficio, y aunque no lo parezca aquí, mucho amor por Sibelius. Por ello, este registro sobre todo decepciona, y debe olvidarse rápidamente.

Interpretación: 6 Estilo: 6,5 Sonido: 8,5





Orquesta Sinfónica de Pittsburgh
Lorin Maazel
SONY (1995)


La interpretación de Maazel ha mejorado considerable con el tiempo después de las tan difundidas grabaciones de los 60 (ver más abajo), ya completamente caducadas, abandonando el estilo decadentemente romántico de su registro por un sonido mucho más estilístico (aunque sin llegar a él realmente), más próximo a la manera anglosajona de tomar a Sibelius (de grandes semejanzas de hecho con el Sibelius de Colin Davis). La versión de esta sinfonía en particular no es ni buena ni mala, aséptica y sin emoción pero con un mayor cuidado por la belleza del timbre. La orquesta en sí tiene un sonido limpio y cuidado (en especial las cuerdas), aunque comete más de un error en las entradas.

El Allegretto está llevado con lentitud y cierta laxitud y parsimonia, con una curiosa determinación de llevar en staccato gran parte de la música, incluso la que no está indicada así. El Andante suena cansado y apagado, frío y distante. Lo mismo podíamos decir del Vivacissimo, que tiene poco sentido del ritmo. En Allegro moderato suena lírico y amable, aunque adolece de la misma falta de fuerza. Una versión en suma que sin ser mala tiene poco que añadir a otras mejores. Es rara y por el momento no está disponible en precio económico, así que mejor olvídense de lo que acaban de leer.

Interpretación: 6 Estilo: 4,5 Sonido: 7





Orquesta Sinfónica de Islandia
Petri Sakari
NAXOS (1997)


Petri Sakari, un notable director finés embarca hacia la tierra del hielo y del fuego para una integral muy respetable con el sello Naxos. De vuelta de Islandia nos deja esta interpretación algo brusca y tosca, con más de una pifia en una orquesta que desde luego no es de las mejores del mundo, pero con un gran sentido del estilo, muy nórdico como es natural, y un gran amor por el autor. Una interpretación que gana muchísimo viendo su precio de venta, y que el sibeliano que no quiera invertir mucho en discografía no debe dudar que sea una buena opción. Peores cosas a un precio desorbitado podemos encontrar, como pueden leer en las críticas anteriores y posteriores.

El primer tiempo cuenta con un buen sentido del ritmo sibeliano, nervioso y tenso, aunque no se acierta del todo con los colores tímbricos. En el segundo hay una incontestable fuerza volcánica en los momentos más dramáticos, aunque algo desequilibrado. El scherzo parece perdido y descoordinado, además de lento, aunque un buen trío lo compensa algo. El final, tras una transición un poco desastrosa, tiene grandes puntos a favor, como su pasión y la distinta coloración atmosférica de sus pasajes, dando una sensación muy pictórica al conjunto con algún pasaje muy a destacar. Lo dicho: si quieren calidad, busquen en los discos anteriores. Si quiere un buen precio, esta no es una mala opción.

Interpretación: 6 Estilo: 7 Sonido: 6,5




Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham
Simon Rattle
EMI (1984, 2007)


Una decepción absoluta. Una versión muy floja de la que no merece comentar gran cosa: la toma de sonido y la acústica ni siquiera son buenas a pesar del sello, y a pesar del bajo precio, no merece la pena habiendo otras muchas posibilidades (Sakari, Sanderling, Segerstam, y sobre todo Colin Davis, Berglund y Barbirolli en serie económica).

Interpretación: 3,5 Estilo: 5 Sonido: 5,5





Orquesta Filarmónica de Viena
Lorin Maazel
DECCA (1964-68)


Ya hemos hablado
alguna de vez de la interpretación desfasada, aburrida, homogeneizadora y sin color de Lorin Maazel. Así es, a pesar de la fama que ha tenido durante décadas. Esta serie es el anti-Sibelius por excelencia, quizá junto a la de Rodezhsvensky que comentaremos a continuación. Y aunque esta interpretación en particular constituye de lo mejor de su ciclo, no por ello podría ser una interpretación a destacar por su enorme distancia al mundo y a la orquesta del maestro nórdico. Más bien parece en ocasiones una sinfonía de Brahms. Poco más se podría añadir excepto que no merece la pena adquirir esta grabación salvo por un inmenso interés en la historia de la discografía, falta absoluta de información o una fiebre ocasional.

Interpretación: 3 Estilo: 2 Sonido: 5,5





Gran Orquesta Sinfónica de la Radio-Televisión de Moscú
Gennadi Rozhdestvensky
MELODIYA (1977)


Bajo un enfoque excesivamente romanticista y ultrachaikovskyano, esta segunda resulta completamente fallida, faltando su monumentalidad y en cambio cayendo bajo la órbita de una sensiblería poco oportuna para la pieza. Descartable a más no poder.

Interpretación: 2,5 Estilo: 2 Sonido: 5




sábado, 5 de febrero de 2011

"Se'n har jag ej frågat mera" ("Entonces ya no pregunte más") opus 17 nº1 (Runeberg)

Hoy 5 de febrero se celebra en Finlandia el "día Runeberg", conmemoración del aniversario del poeta finlandés en lengua sueca, Johan Ludvig Runeberg (1804-1877), el más importante y valorado de su historia.

Runeberg es uno de los poetas esenciales de Sibelius, ya que utilizó sus versos en infinidad de ocasiones, muy especialmente en sus
canciones para voz y piano. En este género hizo brillar sus breves poemas, llenos de confesiones íntimas, y sentimientos vibrantes y ocultos. La afinidad entre poeta y compositor, a pesar de la distancia temporal y estética, es grande, y la unión de los versos de Runeberg y las armonías de Sibelius nos ha dejado una serie de pequeñas obras maestras que traemos a esta tribuna cuando surge la ocasión, y qué mejor ocasión que ésta.

La obra escogida es "Se'n har jag ej frågat mera" ("Entonces ya no pregunte más") opus 17 nº1, una canción escrita por el genio nórdico al finalizar sus años de estudiante. Se desconoce la fecha exacta de redacción, aunque se ha señalado el intervalo de 1891 a 1892, tras su
regreso a Finlandia, una época en la que nuestro autor escribía su obra de presentación al público de su país, "Kullervo" opus 7.

La obra conoció una versión preliminar (que está recogida en el
volumen 7 de la Sibelius Edition de BIS), con sólo la parte pianística (Manuscrito HUL 1400/5). Esta versión es mucho menos refinada que la final, con mayor ambigüedad armónica y con los temas menos claros que en la partitura publicada. No se tiene noticia de cuándo se realizaron ambas versiones, aunque la final debió seguir inmediatamente al esbozo.

Se desconoce también cuándo su estreno en público, siendo su referencia más antigua en 1895, en un recital de la soprano Ida Ekman (entonces bajo su apellido de soltera, Morduch) en Viena y en alemán. Según contó posteriormente la cantante, Brahms estaba presente - acompañado por Hanslick - . Al viejo músico de Hamburgo le agradó la obra, y pidió que la repitiera con él mismo al piano. Y refiriéndose al compositor, dijo a Ekman: "hará algo especial". Con un beso en la frente agradeció a Ekman el darle a conocer la partitura, y añadió: "en nuestro próximo encuentro debes cantar más Sibelius que Brahms".

Años más tarde el propio autor realizó una versión con acompañamiento orquestal. Tampoco se sabe la ocasión y/o la fecha exacta de esta redacción, pero muy probablemente haya sido poco antes de su estreno, el 10 de noviembre de
1903, ya que otras dos recientes sången fueron orquestadas también para ese recital. La cantante fue de nuevo Ida Ekman, con Kajanus dirigiendo su orquesta en el Teatro Nacional.

La instrumentación, dada la sencillez de la escritura pianística, no ofrece mucho más que la ampliación de su colorido, principalmente de cuerdas al acompañando la voz, aunque las pedales de la segunda parte de la partitura y el final ofrecen la posibilidad de expandir aún más su expresión.


Texto

El poema de Runeberg refleja la amarga queja ante el fin del amor. Una vez más el escritor pone sus palabras en boca de una joven con sentimientos a flor de piel, con un tono sencillo y casi popular (como sucedía con
"Flickan kom ifrån sin älsklings möte" opus 37 nº5). Esa sencillez y el tema del amor juvenil no van en menoscabo de la profunda penetración psicológica de Runeberg, que hace explícita una proximidad muy freudiana entre eros y thanatos. A continuación les presentamos el breve texto completo, con una traducción a nuestro idioma:

Hvarför (*) är så flyktig våren,
hvarför dröjer sommarn icke?
Så jag tänkte fordom ofta,
frågte, utan svar, af mången.
Se'n den älskade mig svikit,
Se'n till köld hans värme blifvit,
all hans sommar blifvit vinter,
se'n har jag ej frågat mera,
känt blott djupt uti mitt sinne,
att det sköna är förgängligt,
att det ljfva icke dröjer.

_____

¿Por termina tan rápidamente la primavera,
por qué debe el verano acabar tan pronto?
Así pensaba a menudo,
me preguntaba, y no encontraba respuesta mi mente.
Cuando mi amado me fue infiel,
cuando su ardor se templó,
todo verano tornó en invierno,
entonces yo no pregunté más,
mientras la pena llenaba mi cabeza
con la fugacidad de la belleza,
con la liviandad de la fortuna.

(Lyriska dikter II, Ett litet öde nº10)


(*) Respetamos la grafía original de "hvarför". En su grafía actual la palabra se escribe "varför", lo que puede encontrarse en algunas ediciones del texto.


Música

La partitura de esta canción está planteada como ya hemos apuntado con una gran sencillez, principalmente en lo formal, aunque tiene grandes peculiaridades, debidas en su mayor parte a la experimentación del periodo estético en el que fue compuesta.

En cuanto a la forma, presenta un discurso estrófico variado, es decir, una misma melodía para las tres estrofas en las que Sibelius divide el texto (que en el original es de un solo trazo), pero con diferencias en cada presentación. Más exactamente esas variantes consisten en un incremento progresivo del volumen sonoro, hasta llegar a una "derrota" final (coincidiendo con pequeños cambios armónicos y los mayores cambios melódicos).

La melodía es simple y muy regular, como también el acompañamiento, que se mueve en bloques de acordes siguiendo casi nota por nota el canto. Esta disposición, que incluye un claro cuidado por la conducción de las voces, se asemeja a la de un coral. No en vano nuestra autor tiene cercanos sus estudios con Becker en
Berlín, que incluían el contrapunto a través de la teoría y la práctica con corales de Bach. El juego de voces ofrece pocas disonancias, aunque el esquema se rompe en la segunda parte de cada estrofa, cuando impactantes acordes de novenas parecen quebrar en la desesperación el discurso fluido.


Las peculiaridades de la pieza que anunciábamos se sitúan en torno a una clarísima influencia del folclore finlandés, tanto en la melodía, como en el ritmo y la armonía. El periodo en el que debió ser escrita "Se'n har jag ej frågat mera" (1891-92) está a caballo entre dos de sus periodos artísticos, el fin de su "búsqueda de un estilo propio" y el periodo "kalevaliano".

Es en este momento cuando más influencia de la canción tradicional existe en toda su obra: Sibelius estudia sus características para incorporarlas a su música, a su manera de componer. En esta partitura observamos una melodía de ritmo monótono, notas repetidas y alternancia ocasional de largas y breves, además de un ámbito estrecho (sólo roto en el final de cada estrofa para dar mayor expresividad). Especialmente característico son los finales de estrofa con sus notas repetidas larga-breve, una "marca de fábrica" cien por cien sibeliana, y que como el resto de los parámetros que hemos dicho está sacado de la canción folclórica.

La armonía es uno de los aspectos más interesantes de esta obra: claramente modal, aunque al tiempo aprovecha las ambigüedades de estas escalas. En el comienzo parece que el tono orbitaría alrededor de un La Mixolidio, pero la tónica en mi dórico (mi - fa# - sol - la - si - do# - re - mi) se establece rápidamente. En la segunda estrofa este mi dórico se asienta con la presencia de su tónica a manera de pedal, dando en lo expresivo una dimensión fatalista. La armonía de la estrofa final, como hemos dicho la que más se aleja del planteamiento original (con grandes acordes en forte) presenta un nuevo elemento, un acorde de Do Mayor en primera inversión. Aun en una etapa tan temprana, Sibelius hace valer su originalidad en el terreno de lo armónico , su "tercera vía", empleando acordes conocidos con nuevas funciones: tal acorde se plantea como una sexta napolitana que nos conduce a la dominante. Pero esa dominante es menor (no mayor, como ordenan las reglas), lo que nos deja una sonoridad extraña y fascinante. Y al tiempo lo que lleva es a un cambio de modo, del dórico a eólico (menor natural), dando a la música un aspecto de sosiego, o más bien de sumisión y derrota, otorgando más expresión al contenido del texto.

Y es que Sibelius no pierde de vista el contenido del texto a pesar de que la experimentación estilística predomina a la hora de escribir estos pentagramas. El poema de Runeberg representa un romanticismo nórdico más general, que no requeriría en principio algo "tan finés" como la música de esta canción. Esto mismo sucedió con otras obras de la época (pensemos también en el sång "Drömmen" opus 13 nº5). Pero con esta elección nacionalista o folclorista nuestro autor busca cantar con su acento y la voz de su tierra la poesía de este gran poeta, Johan Ludvig Runeberg.


Discografía

La canción es una de las más amadas de Sibelius, si bien como señalamos habitualmente, la lengua sueca en la que está escrita y quizá también su efectividad discreta - a pesar de su gran belleza - ha impedido una mayor difusión. A continuación daremos cuenta de las grabaciones que se encuentran en las habituales discos monográficos dedicados al genio nórdico, que incluyen dos registros de la versión con piano, tres de la orquestada, y la reciente grabación de la versión preliminar.

Anne Sofie von Otter, mezzo-soprano
Bengt Forsberg, piano
BIS (1989)


La gran mezzo sueca es sin duda una voz perfecta para elevar la categoría de las canciones sibelianas. Otter canta con gran sentimiento y tristeza, sin excesos dramáticos y con delicado sentido cantabile. Un perfecto ejercicio de estilo y de expresión.

Interpretación: 8 Estilo: 8,5 Sonido: 7,5

Elisabeth Söderström, soprano
Vladimir Ashkenazy, piano
DECCA (1984)


Una versión algo pálida y desangelada que en cambio contiene un gran poder hipnótico, con sus ritmos monótonos y mágicos, quizá más atenta a la esencia de la música que a su trágico texto. No obstante, el resultado, aunque "alternativo", nos deja una versión muy estimable.

Interpretación: 7 Estilo: 8 Sonido: 7



Versiones orquestales

Soile Isokoski, soprano
Orquesta Filarmónica de Helsinki
ONDINE (2006)


Una grabación extraordinaria. Segerstam impone una visión de gran solemnidad, casi de contención y una tristeza asumida e infinita. El canto de Isokoski también es contenido, pero más íntimo, sonando a una auténtica confesión, aunque también hay cierto toque ritualístico y mágico en su recitación (desde luego, la soprano conoce bien los cantos de su país). El acompañamiento orquestal tiene la discreción que exige la pieza, no obstante aporta una coloración y una musicalidad que realzan en canto, dando protagonismo a ciertos timbres sombríos como el del clarinete bajo. No se la pierdan.

Interpretación: 9 Estilo: 8,5 Sonido: 9,5

Karita Mattila, soprano
Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham
Sakari Oramo


Mattila y Oramo ofrecen una lectura melancólica y serena, muy lírica y sentida, modesta, en la línea de lo esperable de una canción popular, pero dejándonos sentir plenamente la grandeza del arte sibeliano.

Interpretación: 7 Estilo: 8,5 Sonido: 8

Mari Anne Häggander, soprano
Orquesta Sinfónica de Gotenburgo
Jorma Panula
BIS (1984)


Un registro discreto, de buen oficio pero no demasiado sobresaliente en lo artístico. Häggander tiene una voz dramática y oscura, lo que viene bien a la pieza, pero también carece del gran lirismo que también requiere. El maestro Panula es eficaz, aunque la sencillez del acompañamiento no permite grandes lucimiento en este aspecto.

Interpretación: 6,5 Estilo: 8 Sonido: 6,5



Versión preliminar

Folke Gräsbeck, piano
BIS (2008)


Poco comentar sobre este manuscrito rescatado aparte de su interés musicológico, aparte de que precisamente un gran experto en el compositor como es Gräsbeck nos la ofrece.

Interpretación: 8,5 Estilo: 9,5 Sonido: 8,5

______________________

Finalmente, como ilustración sonora, les ofrecemos hasta dos distintos videos con la canción, ambos excelentes. En primer lugar un registro del que no hemos dado cuenta, con una de las más grandes cantantes wagnerianas de todos los tiempos, la soprano sueca Birgit Nilsson, acompañada al piano por Janos Solyam, un otoñal disco de BIS publicado en 1994 (aunque la toma es de 1975):
En segundo lugar, el registro de Anne Sophie von Otter que señalábamos en la discografía:

martes, 1 de febrero de 2011

Segunda Sinfonía en Re Mayor opus 43 (1901-02): (7) Discografía (2)


Orquesta Filarmónica de Helsinki
Leif Segerstam
ONDINE (2002)


La grabación de Segerstam para Ondine supera con mucho al ciclo antiguo para Chandos (del que hablaremos en el siguiente post). Uno de los momentos cumbre de la integral, de grandes altibajos. El director finés impone una visión llena del mejor romanticismo, pero bajo su aspecto más apolíneo, luminoso y solar. El Sibelius de Segerstam suena robusto pero a la vez delicado, con legati de gran relieve, multicolor y de gran intensidad sinfónica.

El primer movimiento, extraordinario, es inmensamente lírico y suave, resaltando los momentos más pastorales, una reivindicación de las fuerzas de la naturaleza que lo dominan, coloreadas por un dorado sol. El segundo se convierte en una narración romántica, llevada con elegancia y delicadeza, pero también con gran pasión. El scherzo, muy beethoveniano, es algo pesado, pero contiene un bellísimo trío, casi de cristal. El final comienza algo laxo, muy lento en general, con la mirada más puesta en los momentos más serenos de la partitura. Pero camino a la reexposición y en la reexposición misma se gana fuerza, hasta llegar a dinámicas titánicas e irresistibles, para cerrar con broche dorado esta magnífica interpretación.

Interpretación: 8 Estilo: 7 Sonido: 8




Orquesta Filarmónica de Viena
Leonard Bernstein
DEUTSCHE GRAMMOPHON (1990)


Entre las últimas grabaciones que el maestro norteamericano realizó en su vida está un ciclo por desgracia incompleto a su muerte de las sinfonías sibelianas. Ya comentamos en su día las extraordinarias
Quinta y Séptima, así como los excesos de su Primera . La grabación de esta Segunda cae en los mismos despropósitos que la última mencionada, lenta, ampulosa casi hasta lo titánico, de connotaciones casi mahlerianas y desolaciones infinitas, lo que a la partitura, ya de por sí ampulosa, no le viene precisamente bien. No obstante, la magia del maestro hechiza este disco, en especial en su discurso casi filosófico y lleno de espíritu, como en pocas interpretaciones de la obra.

El primer tiempo peca más que otros precisamente de esa lentitud y de libertades de ritmo y fraseo, aunque nos deja más de una vez sin respiración. El segundo movimiento plantea la más lenta de todas las grabaciones, una lectura indudablemente mahleriana y afectada de gigantismo. El scherzo está mejor compensado con su vibrante ritmo diabólico y su bucólico y paisajístico trío. El final absolutamente apoteósico y poderoso, casi apocalíptica en su majestuosidad. En fin, una versión nada sibeliana pero muy apreciable por la calidad de la dirección, que no se deben de perder los fans de Bernstein ni los que quieran ver otro punto de vista de esta obra.

Interpretación: 7,5 Estilo: 5 Sonido: 8




Orquesta Filarmónica de Nueva York
John Barbirolli
DUTTON (1940)
Grabación monoaural


Grabación histórica en manos tanto de una orquesta como de un director intensamente sibelianos. Una interpretación acelerada (rápida en ocasiones) e impetuosa, y acertadamente muy romántica, con bastante estilo y sobre todo un gran saber hacer musical, a pesar de pequeños desajustes. El sonido es muy bueno para la época.

El Allegretto es un tanto rápido, no obstante revela una gran fuerza y tensión, llena de un apasionamiento poco habitual pero muy efectivo. El Andante también tiene ese apasionamiento, dando a su dramatismo un factor casi heroico. El Vivacissimo tiene un excelente ritmo, sin precipitaciones, pero hubiera convenido más un poco más de separación entre las notas. La transición y el comienzo del Allegro final son discretos, pero como en otras muchas grabaciones el sentimiento va saliendo a flor de piel a lo largo del tempo, con un majestuosidad casi beethoveniana. Muy recomendable, de nuevo nos preguntamos por qué la más difundida es la menos destacada de las grabaciones de Barbirolli (ver más abajo).

Interpretación: 7,5 Estilo: 6,5 Sonido: 4




Orquesta Sinfónica de Bournemouth
Paavo Berglund
EMI (1978)


La segunda grabación que situaremos del director finés aquí es sin embargo la más antigua. El sonido sobrio habitual en él se trasmuta aquí en un refinado lirismo y serenidad clásica, con el bello son de la orquesta inglesa (especialista histórica en el compositor) como protagonista absoluta. El primer tiempo es algo lento, enormemente pacífico y tranquilo, acentuando su aspecto pastoral. El segundo es igualmente tranquilo, melancólico más que trágico, pesimista, sumiso ante la tragedia. El scherzo es potente y nervioso, mientras que el trío tiene un lirismo profundo, casi reflexivo. El finale es tan lírico como romántico y, solemne, con una oca esplendorosa, el mejor movimiento de la grabación sin duda. Recomendable tanto por su calidad como el bajo precio que puede encontrarse por toda la integral.

Interpretación: 7,5 Estilo: 8 Sonido: 7





Orquesta Filarmónica de Helsinki
Paavo Berglund
EMI (1986)

La tercera grabación que comentaremos del director finés es una de las versiones más clásicas y reconocidas del mundo, sin duda merecida, aunque creemos que hay otras muchas que la superan (incluso del propio director, como señalábamos antes). La interpretación tiene el acostumbrado tono sobrio del Berglund. Y un colorido oscuro y lejano: algo más de nitidez en los timbres no le habría venido mal para esta sinfonía en particular ya de por sí densa en orquestación.

El Allegretto trascurre ágil, con el tempo perfecto gran agitación interna y seriedad. En el Andante también se acierta en el tempo y el tono del movimiento, más melancólico que dramático, si bien en ciertos momentos el director parece un poco distante. El Vivacissimo también impecable, aunque también algo desangelado, con algunos intercambios tímbricos no bien aprovechados. El Allegro moderato es poderoso y efectivo, pero también lleno de esa melancolía y oscuridad que inunda toda esta interpretación. Recomendable, aunque siempre sabiendo que hay más posibilidades.

Interpretación: 7 Estilo: 8 Sonido: 7





Real Orquesta Filarmónica de Estocolmo
Sixten Ehrling
MELRONOME (1953) - FINLANDIA (1999)
Grabación monoaural


Las versiones de Ehrling han sido, junto con las de Kajanus o Hannikainen, parte de la mítica nórdica de la era pre-estéreo, un conjunto de muy estimables interpretaciones que se acercaban más que en cualquier caso a lo escrito en la partitura y al estilo auténtico del autor, bien conocido en tierras suecas. Sólo el mal sonido puede echarnos para atrás (pobre en especial en la cuerda), pero el buen sibeliano y el amante de las discografías antiguas no debería perderse estas interpretaciones. Ehrling es un buen maestro, no un genio, pero sabe dotar a esta partitura de un carácter poderoso y paradigmático, aportando una visión muy melancólica, nórdica por excelencia.

En el primer tiempo, a pesar de algunos problemas con las trompas, todo está bastante bien situado, con estilo más que correcto y un ánimo auténticamente sibeliano, de ritmos nerviosos y sonoridades en claroscuro. De igual manera transcurre el movimiento lento, con un mirada misteriosa, languideciente y trágica sin excesos, con cierto misticismo muy nórdico. El scherzo es también excelente, como la transición, mientras que el final tiene gran fuerza aunque quizá es un poco lento e incide más en su aspecto más tenebroso.

Interpretación: 7 Estilo: 9 Sonido: 3,5





Orquesta Sinfónica de Boston
Serge Koussevitzky
Grabación monoaural (1950)
NAXOS HISTORICAL (2008)


En este segundo registro (el primero lo comentábamos en el
post anterior) , más tardío, el director se ha impuesto al compositor con el transcurso del tiempo, adoleciendo los mismos amaneramientos postbélicos que apuntábamos al comenzar esta discografía. Su visión es ahora más monumental, de una sensibilidad intensamente romántica, con orquestación apelmazada y excesivos legati, pero cuidando los contrastes. Posee al tiempo un gran sentido del sinfonismo de la obra. Una versión agridulce en suma, de formidables momentos pero con exceso de personalismo por parte del director. Histórica en cualquier caso.

Rn el primer movimiento el maestro de origen ruso incide en la herencia de la pieza, con ecos beethovenianos, brucknerianos o incluso brahmsianos. En el segundo se toma muchas libertades, como el tempo en el pizzicato inicial, pero lo anima con sensacionales ritmos inquietos y palpitantes, con muy poderosos clímax, aunque pueda parecer en ocasiones algo exagerado. El tercer tiempo es algo pesado, pero poderoso. El final pone de relieve especialmente los obstinati y los sonidos de fondo de la orquesta sibeliana, refuerza los aspectos rítmicos, pero sigue padeciendo de ciertas exageraciones.

Interpretación: 7 Estilo: 6,5 Sonido: 4



Orquesta Sinfónica de Londres
Anthony Collins
DECCA (1952)
Grabación monoaural


El ciclo del directo inglés Anthony Collins fue el gran ciclo completo de sinfonías del maestro antes de la llegada del sonido estereofónico. Collins fue un gran conocedor de la obra y el estilo sibeliano, que trata muy estilísticamente, con la tensión nerviosa adecuada, pero quizá con demasiadas irregularidades en la orquesta, hecho más imputable a los profesores que al director. Pero la cercanía al compositor, un ídolo de aquellas décadas en Reino Unido, y la gran tradición británica pesan positivamente en su interpretación. Si esta grabación tuviera una toma más moderna, seguramente sería una de las grandes, pero como hemos dicho más de una vez, la sonoridad sibeliana se ve perjudicada por técnicas más imperfectas. Aun así, tal como hemos dicho al comienzo de esta discografía, el viejo estilo de dirigir Sibelius es más adecuado que el que empezamos a encontrar justo en esta época.

En el primer todo está en su sitio: el tempo, la dinámica, la emoción y el lirismo, quizá con la excepción de algunos pasajes confusos. En el segundo tiempo los contrabajos entran algo perdidos, pero pronto todo se nivela. Entonces llega un bien conducido incremento de tensión hacia el primer clímax verdaderamente magistral, y de nuevo hacia el segundo con un gran trabajo de las cuerdas. El ímpetu de los metales y otros aspectos hace emparentar esta interpretación con las partituras de las sinfonías más avanzadas, una decisión anacrónica estéticamente, pero que deja buenos resultados sonoros. El scherzo contiene todo lo necesario, y de nuevo Collins explora con maestría los cambios, en este caso una formidable transición. El último tiempo entra con unas cuantas pifias de las trompetas incomprensibles, lo que nos deja un comienzo de tempo en exceso dubitativo y tímido, que por suerte va ganando fuerza en el desarrollo, especialmente sereno y bondadoso.

Interpretación: 7 Estilo: 6 Sonido: 4




Boston Symphony Orchestra
Colin Davis
PHILIPS (1976)


En su primera grabación comercial de la obra, el maestro Davis nos propone una lectura sosegada y tranquila de la sinfonía, con un especial énfasis en lo lírico y en lo heroico antes que en lo dramático, limpia y a ratos maravillosa. Una versión muy recomendada para quien no apruebe las lecturas finlandesas o las grabaciones antiguas, y a muy buen precio.

El Allegretto es tranquilo y plácido, muy pastoral en los momentos correspondientes. El Andante intenso y lírico, nunca demasiado dramático o inquietante. El scherzo es refrescante e intenso, inocente respecto a otras versiones, mientras que en el trío volvemos a sentir esa bondad y ese clima sosegado y pastoral que oíamos en el comienzo de la sinfonía. Una maravillosa transición nos lleva a un final muy apasionado (mucho más que el resto de la interpretación) y muy lírico de nuevo.

Interpretación: 7 Estilo: 6 Sonido: 7,5




Orquesta Nacional de la Radio Francesa
Jascha Horenstein
Music & Arts (1956)
Grabación monoaural y en directo


Una muestra más del antiguo arte respecto a esta sinfonía. El maestro nacionalizado americano le da un sabor directo, moderno, nada nostálgico del pasado a esta sinfonía. Todo bajo su justa estética, dando rienda suelta a sus aspectos más originales y novedosos. Destaca su agilidad no reñida con la fuerza, y una especial fuerza dramática.

El primer tiempo suena muy en su sitio, aunque en algunos momentos se hecha de menos algo más de fuerza. El segundo empieza con inquietante misterio, magistralmente llevado. Esa sensación misteriosa y tenue permanece todo el movimiento, pero es perjudicado por cierta laxitud rítmica. El scherzo es ágil, casi aéreo, lo que se agradece frente a la pesadez habitual de otros muchos registros. Una gran transición nos conduce hacia un aguerrido finale, de gran carácter e ímpetu casi revolucionario.

Interpretación: 7 Estilo: 7 Sonido: 3,5



Orquesta Sinfónica de la Radio Sueca
Sergiu Celibidache
DEUSCHE GRAMMOPHON (1965, 2000)
Grabación monoaural y en directo


El mítico Celibidache nos ofrece una lectura con su habitual discurso mítico, opulento y casi bruckeriano en este caso, más lleno de tradición que de lectura de la partitura. El primer tiempo es bastante correcto, aunque los timbres están demasiado empastados y dominados por la cuerda. El tiempo lento está lleno de misterio y de un sentimiento casi religioso (algo que realmente puede estar en la intención del compositor), de nuevo con un clima cuasi bruckeriano), es sin duda el mejor de esta interpretación. El Vivacissimo suena un tanto precipitado, sin nada que destacar en el trío. El final no tiene la suficiente contundencia: el director rumano opta por ofrecer un discurso meditabundo con toques exuberantes, aunque en los compases últimos el metal la pifia en demasía. En esta grabación se llega a hacer magia (la orquesta en más de una ocasión llega a hablar), con un increíble paradigma narrativo que nos implica de manera directa en la obra, pero de nuevo ocurre lo habitual: la obra es ajena a esa realidad. Recomendado para fans del director, no tanto para el sibeliano concienciado.

Interpretación: 7 Estilo: 4,5 Sonido: 4,5




Orquesta Filarmónica de Berlín
Herbert von Karajan
EMI (1980)


Nunca hemos sabido muy bien las razones, pero a Herbert von Karajan no le complacían mucho las dos primeras sinfonías de Jean Sibelius (a pesar de que en principio podríamos pensar en todo lo contrario, al ser las más "románticas" y asentadas en el repertorio, incluso en el alemán). Por ello esta lectura tiene el oficio extraordinario del director de Salzburgo, pero un ánimo cuando menos extraño. Karajan efectúa una desconcertante mezcla de timbres, distribuidos en bloques compactos y separados, un ritmo ágil pero no nervioso, una gran pasión pero a veces fuera de lugar... como si quisiera llevar el estilo de las últimas sinfonías a ésta... un experimento no del todo acertado, como decíamos en el caso de la versión de Collins. No obstante es una lectura bastante interesante, que pone de relieve unos cuantos aspectos de la sinfonía, y todo bajo el "bello son" de Karajan.

El Allegretto transcurre precipitado, pero no se trata del "nerviosismo" típico de Sibelius, sino más bien una extraña urgencia. El Andante es más equilibrado, innegablemente, con la pasión correcta y no ajeno a la tragedia. En el scherzo observamos cierta falta de contraste en un movimiento que necesita del claroscuro. Tras una transición especialmente enfática y potente, llega un Allegro moderato que suena agarrotado y masivo, con más pompa que poderío, plano y en exceso lento. Como hemos dicho, una lectura interesante, con momentos brillantes, pero no acudan a ella si pueden disponer antes de otras mejores.

Interpretación: 6,5 Estilo: 6 Sonido: 6,5




Orquesta Hallé
John Barbirolli
EMI (1967)



Una famosa grabación esta la del maestro inglés, a la que ya nos hemos referido indirectamente en otras grabaciones de Barbirolli. Una lectura elgariana o incluso beethoveniana, quizá demasiado romántica, llena de una extraña luz aunque con emborronamiento orquestal, muy lenta y falta de dramatismo en general, nada que ver con la grabación de 1940 con la Filarmónica de Nueva York.

El primer movimiento es parsimonioso, llena de una profunda calma y placidez y al mismo una inusitada alegría por vivir, aunque nunca efusiva. En el movimiento lento esa calma se vuelve incorrecta laxitud, dando a los silencios un valor no muy sibeliano, en conjunto un tempo un tanto anodino, sin emoción, excepto en el segundo clímax, donde se impone un discurso más apasionado. Al scherzo le falta vivacidad y separar más las notas, mientras que el trío en cambio es más loable, idílico y soñador. La transición es inesperadamente nerviosa y brava, dando lugar a un final notable (igualmente inesperado), de gran fuerza y solemnidad, aunque de vez en cuando vuelve a perderse en la parsimonia. En los últimos acordes nos sorprende alargando la parte de la cuerda (a la manera del final de la Quinta Sinfonía), algo que no está ni por asomo en la partitura. A pesar de algunos aciertos, cuesta explicar a día de hoy este ciclo con la Orquesta Hallé Barbirolli sigue siendo tan bien considerado, que sufre mucho de los males que apuntamos al comienzo de esta discografía.

Interpretación: 6,5 Estilo: 6 Sonido: 6,5


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Próximo capítulo (y 8): discografía (y 3)