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Los países nórdicos recuerdan la historia del rey Cristian II como el fin de la Unión de Kalmar, y como un personaje sangriento y especialmente tiránico y conflictivo.
El rey Cristian II de Dinamarca (lienzo de Michel Sittow, 1514/15)
Las monarquías de Dinamarca, Suecia y Noruega buscaron desde principios del siglo XIV una unión de sus territorios bajo una sola corona, unidad especialmente auspiciada por el reino danés. En 1319 se logró la unidad de Suecia y Noruega, y finalmente en 1387 la de las tres coronas bajo Margarita I de Dinamarca en la llamada "Unión de Kalmar". Durante todo el siglo XV la unión fue inestable, aunque favoreció mucho la aproximación cultural y económica entre los países (ya existente previamente por cercanía territorial y de idioma). Sin embargo las rivalidades entre las noblezas sueca y danesa la hicieron peligrar constantemente. Los territorios de la Unión incluían además Finlandia, las islas Faroe, Islandia y Groenlandia, casi un pequeño imperio. El tratado se rompió finalmente en 1523 cuando Gustav Vasa fue proclamado rey de Suecia.
Justo en torno a estos acontecimientos se sitúa la historia de Cristian II, nacido el 1 de julio de 1481 en el castillo de Nyborg, en Dinamarca, hijo del rey Juan. Junto con su padre se ejercitó en la guerra durante la reconquista de Suecia en 1497, que se había independizado brevemente, y de nuevo en una revuelta durante el año de 1501.
En 1507 se convierte en virrey de Noruega y gobernante de facto del país, apartando del poder a la Rigsraadet, el consejo local, lo que causó un gran descontento. Es en Noruega, en la próspera Bergen, donde conoce a Dyveke ("Palomita" en neerlandés), hija de la poderosa comerciante Sigbrit Willoms de descendencia holandesa. Dyveke se convertirá en amante del rey, aún soltero, y su madre en consejera personal del monarca, con gran disgusto de la nobleza noruega, que trató constantemente de alejar a ambas mujeres del entorno del trono.
Tras la muerte de su padre en 1513 Cristian pretende la herencia de las tres coronas. En Copenhague la nobleza opta por ofrecer el título a Federico, hermano del rey Juan, pero finalmente nuestro personaje consigue ser coronado como Cristian II. Y lo hace a cambio de grandes cesiones: dar mayor poder a la nobleza y a la asamblea e incluso reconocer el derecho del pueblo a levantarse en armas si no cumplía con sus obligaciones. Es coronado al año siguiente como rey de Dinamarca y Noruega, pero no de Suecia, que "trasladaría la decisión" durante años, hasta que estalló el inevitable conflicto.
Justo en torno a estos acontecimientos se sitúa la historia de Cristian II, nacido el 1 de julio de 1481 en el castillo de Nyborg, en Dinamarca, hijo del rey Juan. Junto con su padre se ejercitó en la guerra durante la reconquista de Suecia en 1497, que se había independizado brevemente, y de nuevo en una revuelta durante el año de 1501.
En 1507 se convierte en virrey de Noruega y gobernante de facto del país, apartando del poder a la Rigsraadet, el consejo local, lo que causó un gran descontento. Es en Noruega, en la próspera Bergen, donde conoce a Dyveke ("Palomita" en neerlandés), hija de la poderosa comerciante Sigbrit Willoms de descendencia holandesa. Dyveke se convertirá en amante del rey, aún soltero, y su madre en consejera personal del monarca, con gran disgusto de la nobleza noruega, que trató constantemente de alejar a ambas mujeres del entorno del trono.
Tras la muerte de su padre en 1513 Cristian pretende la herencia de las tres coronas. En Copenhague la nobleza opta por ofrecer el título a Federico, hermano del rey Juan, pero finalmente nuestro personaje consigue ser coronado como Cristian II. Y lo hace a cambio de grandes cesiones: dar mayor poder a la nobleza y a la asamblea e incluso reconocer el derecho del pueblo a levantarse en armas si no cumplía con sus obligaciones. Es coronado al año siguiente como rey de Dinamarca y Noruega, pero no de Suecia, que "trasladaría la decisión" durante años, hasta que estalló el inevitable conflicto.
El rey Cristian II, con las cotas de armas de Noruega, Dinamarca y Suecia (grabado de Jan Gossaert c.1523)
En 1515 se casa con Isabel de Austria, hija de Juana I de Castilla, nieta del emperador Maximiliano I y hermana del futuro emperador Carlos V. A pesar del compromiso, Cristian prosigue con su relación con Dyveke, hecho que enfurece a Carlos, que solicitó echar de su posición a la amante, como también a su madre, que seguía gobernando de facto Noruega.
Dyveke hija de Sibgrit y el rey Cristian II de Dinamarca (Vilhelm Rosenstand, 1885)
En el verano de 1516 Dyveke muere, al parecer envenenada tras comer unas cerezas. Aunque jamás halló pruebas, el rey Cristian acusó a Torben Oxe, un noble de la corte, al que finalmente ajusticia. Lo cierto es que la causa real no estuvo nunca clara, y los historiadores opinan que el ambiente del emperador Maximiliano tuvo más posibilidades de estar detrás del asesinato. Incluso hay quienes creen que no hubo un crimen intencional realmente.
Tras la ejecución de Oxe en 1517 el despotismo del rey se incrementa, enfrentándose a los poderes de la nobleza, que pese a sus promesas reduce progresivamente. Además Sigbrit Willoms se convierte en la principal consejera del rey, llegándose a encargar de las financias y de los impuestos del reino, además de favorecer claramente a las clases medias. Las tensiones con la nobleza están a flor de piel, y los aristócratas no tienen reparos en insinuar que Sibgrit es una bruja y ha hechizado al rey.
Al reconquistar cotas de poder en Dinamarca-Noruega, el rey dirige su mirada a Suecia, que intenta reconquistar en varias ocasiones, fallidas al principio. El poder sueco está en manos de Sten Sture el Joven, regente pero gobernante de facto, mientras que el obispo Gustav Trolle apoya las demandas del rey danés. Para eliminar a muchos opositores se les condena a herejía bajo los auspicios del Cristian (recordemos que estamos en el comienzo de la reforma de Lutero).
Finalmente, en 1520 se logra la derrota de Suecia, que es coronada con el llamado "Stockholms blodbad" ("Baño de sangre de Estocolmo"), la ejecución de 600 opositores, incluyendo a Sture, argumentando variopintas sentencias jurídicas. Desde entonces en Suecia se llamará al rey "Cristian el tirano".
El baño de sangre de Estocolmo (grabado de Padt-Brugge, 1676)
A su vuelta a Copenhague, el rey decide emprender reformas para cohesionar su poder, y decide visitar los Países Bajos, donde no sólo toma leyes y el espíritu empresarial y educativo de los holandeses, sino que empieza a dejarse influir por ideas protestantes. Las reformas aunque efectivas en su propósito causaron la ira de los obispos daneses, que se coaligan con miembros de la nobleza y conspiran contra el rey. Como reacción Cristian promete convocar un parlamento público, donde las demandas de burgueses y campesinos se escucharían. A pesar del entusiasmo popular, que había logrado un gran apoyo a la causa del rey, Cristian II tiene que abdicar y dejar el trono a su tío Federico a comienzos de 1523.
Nada se sabe Sigbrit, la madre de Dyveke, tras el fin del reinado de Cristian II, aunque algunas fuentes apuntan que fue encarcelada finalmente bajo la acusación de brujería, muriendo pocos años después.
La abdicación supuso el comienzo de un lento y agónico fin para nuestro protagonista. En 1524 se convierte definitivamente al luteranismo en su vuelta a los Países Bajos, y junto con su esposa establece una serie de contactos para intentar recuperar el trono. Pero su conversión lo dificulta, hasta que en 1530 retorna a la Iglesia de Roma con el objetivo de ganarse el favor del emperador. Y en efecto, consigue reunir un ejército con el que toma plazas en Noruega, pero un error táctico le lleva a ser frenado y capturado en Suecia. El rey Federico I le promete la liberación y su manutención a cambio de renunciar a sus planes.
La promesa fue inicialmente cumplida, pero de nuevo en este relato los pactos fueron rotos. En 1532 Cristian es encarcelado primero en el castillo de Sønderborg, en el sur de Dinamarca, y desde 1549 en el de Kalundborg, una isla no muy lejos de la capital danesa.
El castillo de Sønderborg en la actualidad
Tradicionalmente se ha contado que el antiguo rey fue confinado a una torre del castillo con apenas la mirada de un guardia como compañía (así lo recoge la obra de Adolf Paul), pero lo cierto es que recibió el trato de un noble, permitiéndole andar libre en el entorno, cazar o incluso participar en las fiestas del castillo.
Incluso cuando muere Cristian III, hijo de Federico I, se llega considerar al viejo tirano como nuevo rey, pero apenas sobrevive unos días más, muriendo el 25 de enero de 1559. Fue enterrado con honores de monarca en la iglesia de San Canuto, en Odense, donde sus restos permanecen hasta la actualidad.
Tumba del rey Cristian II
De sus seis hijos, tres sobrevivieron con desigual fortuna. Su hijo Juan aspiró de nuevo a los tronos nórdicos sin éxito. Sus dos hijas, Dorotea y Cristina, tuvieron matrimonios con grandes aristócratas.
Su figura
La figura del rey Cristian II ha sido muy discutida. Por una parte es obvio que fue un déspota que impuso su autoridad a base de sangre y fuego. La prevalencia de su amante y la madre de su amante en la política fue escandalosa. Pero por otra el valor que dio a la burguesía y a la clase populares se ha visto como un antecedente de la fuerza democrática de los países nórdicos, o el papel político que desempeñó Sigbrit como síntoma de la igualdad en aquellos países (que ya habían conocido a grandes reinas gobernantes).
Su personalidad ha generado multitud de leyendas, que sugieren que Cristian II pudo ser maniático-depresivo, con un grado de indecisión casi enfermizo. Estas leyendas sobre su carácter y su amor por Dyveke resucitó al personaje con fuerza en los mitos románticos, y así surgió la obra escrita por Adolf Paul. Sin embargo no se trata del texto más conocido y de calidad sobre el rey de los tres reinos: la novela "Kongens Fald" ("La caída del rey", 1901) de Johannes Vilhelm Jensen, cuya creación fue sugerida por la obra de Paul, ha sido aclamada como la mejor novela danesa del siglo XX, centrada en la indecisión del monarca como símbolo de un problema tópicamente danés.
Retrato, por Lucas Crannach el Viejo (c.1523/1530)
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Sången om korsspindeln (La canción del loco sobre la araña)
No podemos ofrecerles, lo lamentamos, una sinopsis desarrollada de la obra de Adolf Paul (si bien daremos cuenta del momento correspondiente a los números musicales), aunque si algún lector domina el idioma sueco puede encontrar la edición original de la obra (1899) en este enlace. En todo caso podemos ofrecerles el texto del único número vocal de la obra, junto con su traducción. En su momento este poema fue visto como un símbolo de la opresión rusa sobre Finlandia; es bastante posible que esa idea estuviera en el ánimo del autor, si bien es cierto que en el clima nacionalista que vivía el Gran Ducado en ese momento se solían hacer este tipo de interpretaciones sin demasiada base.
Bak villande skog på en grönskande slätt,
där solskenet gassar så hett,
där sitter en spindel så svart och så stor
i gräset och stirrar och glor.
Han solstrålar fångar och tvinnar och gnor
och spinner till mörker och knyter ett flor
så starkt och så tätt,
så luftigt och lätt,
i dess maskor han fångar var levande själ
och pinar och plågar ihjäl.
Och solen hon bleknar, och ljuset så matt
det slocknar i svartaste natt.
Och mänskorna vandra omkring utan själ
men finna sig fram lika väl.
De tycka att mörkret är ljust som en dag
och mörkrädda bli, när det ljusnar ett tag
och gömma sig väl,
och drömma sin själ,
så stark och så fri. När de vakna från det
de tro att de somna så sött.
Men spindeln han spinner så arg i sitt sinn'
- en själ kan han ej fånga in.
Den själen går fri genom tidernas varv
från hjälte till hjälte i arv.
Och maktfulla gör dem och bringar dem nöd
och ära och nesa, - och seger och död,
och pina och blod
för mandom och mod. -
Ty alla de strida mot spindelens nät
och alla de falla på det.
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En una verde llanura tras un bosque sin sendas,
donde el calor del sol golpea tan cálido,
se sienta una araña enorme y negra
en la hierba, y mira y vigila.
Ella captura los rayos del sol y se esfuerza y se enrosca,
y teje la oscuridad y tiende un velo,
tan fuerte y fino,
tan aéreo y ligero,
que en su malla captura cada alma viviente,
y atormenta y tortura hasta la muerte.
Y el sol crece pálido y la luz tan débil
que se aparta en la noche más negra,
y los hombres vagan sin alma,
pero encuentran el mismo camino.
Piensan que la oscuridad es la luz del día,
y temen la oscuridad en un instante de luz,
y se ocultan bien,
y sueñan que sus almas
son fuertes y libres, y cuando se levantan
piensan que están cayendo dulcemente dormidos.
Pero la araña teje con furioso pensamiento:
hay un alma que no puede capturar,
esa alma que se mueve libre por los círculos del tiempo,
que pasa de héroe a héroe,
y les hace poderosos y les da fuerza
y honor y vergüenza y triunfo y muerte
y sufrimiento y sangre,
para la hombría y el coraje,
para todos los que luchan con la telaraña,
y todos los que caen dentro.
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Nuestro próximo post analizará la música de Sibelius para la obra de Paul.
Capítulo siguiente (3): análisis de la obra
Capítulo siguiente (3): análisis de la obra
Magnífica lección de historia.
ResponderEliminarEstos hechos referidos, recuerdan hasta cierto punto a Valdemar IV también de Dinamarca y el asesinato de su amante Tove que fueron musicados por Schömberg en sus Gurrelieder.
Aquí, también podemos encontrar paralelismos con las tragedias de Inés de Castro y Pedro I de Portugal que inspiró a Vélez de Guevara "Reinar después de morir" (hay una ópra italiana que se refiere a dicho argumento) o D.a Leonor de Guzmán y Alfonso XI de Castilla, la cual como se sabe inspiró a Donizetti "La Favorita".
Felicidades por el magnífico apunte.
¡Muchas gracias! Se intenta.
ResponderEliminarSí, ciertamente muchas historias de reyes y sus amantes, y pocas veces acababan como en los cuentos de hadas...