martes, 7 de abril de 2015

Väinämöinen y la Hija de Pohjola

Väinämöinen es sin duda la figura central del "Kalevala", la epopeya finesa elaborada a partir de fuentes populares, algunas de ellas de antiquísima raíz mitológica, por Elias Lönnrot. Es el protagonista directo de tres ciclos dentro del poema, y su historia se entremezcla con varias de las otras tramas del relato, incluyendo su leitmotiv, que no es sino el enfrentamiento de los héroes con Louhi, y el posterior robo del mágico "sampo".

 "Cabeza de Väinämöinen" (1893), de Akseli Gallén-Kallela

En la versión de Lönnrot aparece como "el justo y viejo Väinämöinen",  un sabio anciano que es la vez un bardo, un hechicero cuya magia es invocada a través del gran poder de su canto. A pesar de su capacidad, nunca usa su don si no es con buenos fines. Encarna el espíritu de la prudencia y de la reflexión, pocas veces actúa impulsivamente (y cuando lo hace acaba comprendiendo su falta), y a pesar de su sabiduría no duda en consultar a otros cómo lograr sus objetivos. Es un héroe popular también, porque muchos de sus actos son en beneficio de la comunidad, siempre dispuesto a establecer la paz y mediar en los conflictos, y a enseñar qué normas son las más justas para todos.

Sin embargo, parte de ese personaje fue creado por el propio Lönnrot, por lo que sabemos de contrastar las escasísimas fuentes sobre la mitología finlandesa anteriores. La primera referencia al Väinämöinen mitológico la tenemos en una famosa lista de dioses locales ofrecida por el reformados Mikael Agricola (c.1510-1557)  en 1551, dioses que en tan cercana fecha eran aún adorados entre los finlandeses de la zona central del país. Esas primeras fuentes lo sitúan como el poderoso dios de la música, el canto y la poesía, estableciendo su lugar en la propia creación del mundo. En su "Mythologia Fennica" (1789), el folclorista Cristfried Ganander sitúa al cantor como hijo de Kaleva, el gobernante de la tierra a la que da nombre (Kalevala) y hermano del dios herrero Ilmarinen. 


El origen de Väinämöinen según el Kalevala

Lönnrot no obstante ve en Väinämöinen quizá una figura histórica, un héroe o chamán que tal vez viviera en el siglo IX, convertido en dios por evemerismo. Y reinventa su origen mitológico: es hijo de Ilmatar, la Hija del Aire, la virgen primordial que nada en las aguas y  da origen al universo, según narraría en el canto I del Kalevala (el personaje fue creado por Lönnrot hasta donde sabemos). Un pato anida en su rodilla y, al resbalarse de ahí, los huevos se rompen, dando lugar a la bóveda celestial, al primer sol y a la primera luna. En sus movimiento la Hija del Aire, también llamada Luonnotar, va creando los cabos y los golfos de la costa, y las profundidades del mar. 

Väinämöinen nace de Luonnotar tras vivir en su seno treinta veranos, hasta que empieza a pensar y anhelar salir de la madre, para lo cual invoca a los astros, pero estos no lo escuchan. Finalmente, por sus propios medios, consigue salir del seno de la virgen y, tras años errando en el mar, alcanza la costa, donde por primera vez consigue contemplar el sol, la luna y la Osa Mayor. 

El héroe siembra los campos de árboles y otras plantas, entre ellos un abedul. En el árbol un águila puede posas su nido, y el bardo se hace amigo de ésta, que le da el fuego para preparar el cultivo de la cebada (canto II). Gracias a sus acciones, Väinö cobra fama, y el héroe Joukahainen lo desafía a un duelo. Enfadado, y a través de sus cantos mágicos, hunde a su rival en un pantano, hasta que éste le promete a su hermana en matrimonio (canto III). La joven Aino sin embargo asiste con tristeza a la promesa del enlace, porque no quiere casarse con un viejo. Aino marcha desconsolada hasta un mar desconocido, en el que se interna y se ahoga (canto IV).

"Väinämöinen toca" (1897), de Pekka Halonen

En los viajes de búsqueda de la doncella, Väinämöinen pesca un pez, que se le escapa de las manos tras revelarle que es Aino transformada. Apesadumbrado, el bardo escucha a su madre, desde su tumba marina, que desde el más allá le recomienda ir en busca de la Hija de Pohjola (canto V). El héroe emprende el camino, pero Joukahainen le persigue para obtener venganza. El celoso hermano de Aino le consigue derribar de su caballo y hacerle caer al mar, creyéndole muerto (canto VI).

Pero Väinämöinen sigue vivo, y su amigo el águila le rescata, y le transporta hasta la tierra del norte, Pohjola, donde la dama Louhi le atiende amablemente. El héroe quiere volver a su tierra. Entonces el ama del Norte le promete darle los medios para volver y a su hija en matrimonio, si fuera capaz de forjar un sampo para sus dominios. Väinö accede, y con un trineo arrastrado por un potro emprende el viaje a Kalevala (canto VII).


La doncella sobre el arco iris

La hermosa núbil de Pohjola,
gloria de la tierra y del mar,
dominaba el timón del aire,
esplendía en el arco iris
con sus vestidos impolutos,
de blancos tules adornada;
tejía un dorado velo,
tejía un velo plateado,
con una lanzadera de oro,
utilizando un huso de plata.

(Kalevala, canto VIII: 1-10. Traducción de Joaquín Fernández y Ursula Ojanen)

En su viaje de regreso a sus tierras, Väinämöinen se encuentra con una bella doncella que teje hilos maravillosos en su rueca, sentada en el mismo arco iris. El bardo se queda asombrado de su belleza, y la invita a descender y montarse en su trineo "para que alegres las ventanas de mi morada de Väinöla, en las tierras de Kalevala".

"Väinämöinen busca a la bella de Pohjola". Ilustración de Nicolai Kochergin (1897-1974)

Pero la doncella le cuenta que ha escuchado cantar a un zorzal en el bosque, al que había preguntado quién era más feliz, la casada o la soltera: "la esposa en casa del marido es como un perro encadenado". El bardo responde ofendido, pues se tiene por héroe. La doncella le propone entonces una serie de pruebas para comprobar su hombría: 


Más por héroe que por hombre 
te tendría si capaz fueras
de cortar un pelo en el aire
con una navaja sin filo,
y hacer un nudo con un huevo
sin que nadie distinga el nudo.

(VIII: 92-99)

Väinämöinen completa el difícil examen, a lo que la muchacha le propone uno aún mayor: partir hielo sin que salte ningún trozo. Pero el héroe lo consigue, replicando con un desafío imposible:

Descendería hasta aquel héroe
que pudiera hacer una barca
con la madera de mi huso
y con pedazos de mi rueca,
y, hecha la barca, la lanzara
a navegar sobre las olas
sin empujarla con la pierna,
sin ayudarse de las manos
ni de los brazos no del hombro.

(VIII: 119-127)

El cantor acepta con presunción la prueba, y en pleno trabajo Hiisi - el Demonio - desvía su gran hacha, y le hiere gravemente la rodilla. A pesar de sus conjuros no para la hemorragia, por lo que se vuelve a montar en su trineo para ir en busca de ayuda. En su viaje tiene que averiguar quién le puede cerrar con hierro la herida, lo que le llevaré a encontrarse con el herrero Ilmarinen, al que finalmente traslada la petición del ama del Norte de la mano de su hija a cambio de la forja del sampo.

Pero esa es ya otra historia...


El simbolismo del relato

La historia del "justo y viejo Väinämöinen" y la Hija de Pohjola se enmarca bien en el esquema de muchas historias mitológicas y folclóricas de las pruebas heroicas, si bien la peculiaridad finlandesa hace aquí al héroe incapaz de cumplir su cometido. Y podemos concluir dos explicaciones de por qué se produce tan triste desenlace: por un lado tenemos el carácter de la propia doncella, quizá un tanto caprichoso, pero que al tiempo reafirma la independencia y voluntad propia de las mujeres finlandesas, al fin y al cabo una antigua sociedad matriarcal. Sería difícil encontrar en otros contextos una afirmación de la dominación de la mujer puede estar destinada a tal fracaso a pesar de los grandes esfuerzos del héroe.

Por otra parte, como sucede en otras muchas historias del Kalevala, el destino de los protagonistas que pretenden ir mucho más allá de sus condiciones, por muy grandes que estas sean, siempre es el fallo o los resultados más funestos. Kullervo trata de forzar a doncellas, y el resultado es la maldición del destino: la doncella a la que ha seducido es su propia hermana. Lemminkäinen es un buen galán, pero cuando sus conquistas son excesivas no le espera sino la persecución de los maridos para lincharlo; o la misma pretensión a la Hija de Pohjola sin el sampo resulta demasiado para el don Juan nórdico. Los personajes que quieren sortear las normas de la comunidad sin que haya otro motivo que sus deseos más primarios y egoístas se ven censurados por el equilibrio natural de las cosas.


"Väinämöinen y la Hija de Pohjola", obra de Joseph Alanen (1885-1920)

De todas formas, una lectura detenida a esta historia dentro del contexto global del Kalevala puede revelarnos fácilmente cómo en realidad parece un episodio bastante ajeno a la trama. En realidad esta doncella es considerada como la hija de Louhi sólo porque el texto la llama así en un momento, y en realidad el pasaje no casa (aunque tampoco desentone especialmente) con el resto de las historias de la bella pero caprichosa doncella del norte. Podemos sospechar que, como sabemos que sucede en más de una ocasión, Lönnrot coge esta historia del folclore y la atribuye a estos personajes para ampliar la trama, pero en realidad no tenía que ver originalmente con ella. La doncella podía ser cualquier criatura divina, fuerza de la naturaleza o un simple ser feérico que custodia el arco iris. Y ni siquiera nuestro Väinämöinen tiene que ser el protagonista: podía ajustarse fácilmente a Lemminkäinen, o incluso a Kullervo u a otro héroe anónimo. Más adelante Väinämöinen conseguirá construir el barco, pero la propia doncella de Pohjola preferirá a Ilmarinen, constructor de un objeto mágico superior, el sampo. El destino de Väinämöinen nunca estuvo en desposar a la Hija de Pohjola.


Sibelius y Väinämöinen

Jean Sibelius compuso un gran número de obras basadas en el Kalevala, pero justamente Väinämöinen fue el protagonista más frecuente de ellas (varios coros, una cantata, un poema sinfónico e incluso el proyecto de una ópera). Y no sólo por el peso del héroe dentro de ella: es fácil entender que la magia expresada a través del canto, el poder del bardo, sea una tentación para un músico. 

Incluso podríamos trazar ciertos paralelos del propio personaje con la propia personalidad del compositor: su carácter pacífico, sosegado, reflexivo o incluso los pesimistas resultados de muchas acciones, que se complementan con los resultados beneficiosos de la magia de su canto para todo su país. Y aunque puede que fuera la comparación más fácil a ojos de un extranjero, no estaría tan desencaminado el apelativo cariñoso con el que su amigo el compositor Granville Bantock se dirigía al propio Sibelius: Väinämöinen.

Sin duda la obra más sobresaliente que escribiera nuestro autor sobre el tema está basada precisamente en el relato del Kalevala que ha centrado las presentes líneas: el poema sinfónico La hija de Pohjola opus 49 (1905-06). A esta partitura, una de las obras maestras de Jean Sibelius, destinaremos la próxima serie de artículos del blog.

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