martes, 9 de marzo de 2010

Ainola, el hogar de Sibelius

El paso entre el siglo XIX y XX algo cambiaba en la mente de nuestro músico. Tanto Sibelius como su círculo más próximo, sobre todo su esposa Aino y su gran amigo y admirador Axel Carpelan, estaban convencidos de que era necesario que el compositor fijara su residencia lejos de las tentaciones y vicios de la gran ciudad. "En Helsinki todo canto muere dentro de mí". El propio artista sabía que en las ocasiones en que se había alejado de Helsinki y había trabajado en la tranquilidad de un pequeño pueblo o en una casa del campo, su labor había sido mucho más creativa, afanosa y sobre todo sosegada. El matrimonio había soñado muchas veces en que aquella casa debía ser junto a un lago y un bosque.

Entrando en los dominios de Aino. Foto propia (septiembre de 2007)
 
Mientras componía la versión original de su Concierto para violín esta idea se afianza en su mente. El hermano de Aino, Eero Järnefelt, ya vivía en el pequeño pueblo de Järvenpää, junto al lago Tuusula, a unos cuantos kilómetros de Hensinki, en ese aislamiento artístico. Aino escribe a la mujer de Eero pensando en la posibilidad de que los Sibelius se trasladaran allí "ahora, en julio, suponemos que iremos a Järvenpää para examinar las cosas con mayor detalle y llegar a una decisión... De principio encontré bastante imposible pensar en vivir allí aislada, porque incluso la carretera está bastante lejos; pero ahora, cuando pienso en ello, quizás podría después de todo no ser tan difícil. Después de verte, Janne [forma familiar del nombre de nuestro compositor] estaba tan entusiasmado que se levantaba y se sentaba de un salto y me pedía que tomara el tren a Järvenpää y lo decidiera.

Ese mismo otoño se tomó finalmente la decisión de adquirir unos terrenos junto al lago Tuusula, donde construir una gran casa para la familia (y el servicio), además de las tierras de alrededor, sin el contacto directo con otras viviendas, pero al tiempo no demasiado lejos de ellas. La propiedad fue adquirida por el equivalente de unos 15.500 euros actuales (según la información de sibelius.fi). La cifra se incrementó poco después al adquirir también la tierra que va de la casa a la orilla misma del lago.

Sus amigos se procuraron de proveer a la familia Sibelius de préstamos monetarios, materiales y mano de obra, y un eminente arquitecto llamado Lars Sonck se comprometió a diseña la casa junto al lago Tuusula. A comienzos de 1904, exactamente el 10 de febrero, un equipo de trece carpinteros comenzó a trabajar en el futuro hogar de la familia. A finales de verano la construcción estaba completada, y el 24 de septiembre de ese mismo año, tras pasar el verano en otra localidad cercana al lago (Kylänpää) Jean Sibelius, su esposa Aino y sus hijas se trasladan a Ainola.

"Ainola" es traducible como "el hogar de Aino" o "los dominios de Aino", aunque más que un concepto de propiedad se trata de un nombre dedicado a la esposa de Sibelius. En Ainola vivirían Jean y Aino hasta el final de sus vidas (1957 y 1969 respectivamente), así como sus hijas hasta el momento de sus respectivos matrimonios.

Ainola le proporcionó a nuestro genio el entorno adecuado para la composición: lejos de las distracciones de la vida social de Helsinki, lejos del alcohol y el tabaco, y en cambio en contacto directo con la naturaleza y el paso de las estaciones (que es parte de la magia del Norte) y con la compañía de los suyos. Componía en un despacho en el que no era jamás molestado, sin el piano (presente en el salón principal) siquiera. Pero buena parte de la inspiración le venía de sus largos paseos por el jardín y la orilla del lago, entre árboles susurrantes y el canto de los cisnes, en la más absoluta tranquilidad bajo la atenta mirada de los bosques.

Lo cierto es que dentro de su hogar recibió muchas visitas, sobre todos sus últimos años, y tampoco estuvieron del todo ausentes el alcohol y el tabaco, aparte del periodo de total abstinencia tras la operación de su cáncer, entre 1908 y 1915.

Tampoco estuvo aislado de buenos amigos, presencias más motivadoras que de distracciones en cualquier caso. En el entorno próximo existió durante décadas siguientes una verdadera colonia de artistas, muchos de ellos primeras figuras de la escena cultura finlandesa, contemporáneos y amigos de Jean Sibelius. Junto al lago Tuusula vivieron dos de los más grandes pintores, Pekka Halonen (1865-1933) y Eero Järnefelt (1863-1937, hermano de Aino), el novelista Juhani Aho (1861-1921) y el compositor Erkki Melartin (1875-1937), algo más joven que el resto. La extraordinaria longevidad de nuestro autor hizo que viviera alrededor de dos décadas más que la mayoría de este sensacional grupo - llamado precisamente "el círculo de lago Tuusula" - lo que provocó una gran tristeza a nuestro músico.

Durante la segunda década del siglo XX la casa se amplió, además de hacer habitable el piso superior ya construido. En el edificio vivió también parte del servicio que atendió al compositor desde el momento del traslado, y que fue imprescindible con el paso del tiempo, y que en una casa no demasiado grande se convirtió en parte de la familia.


Jean Sibelius, su esposa Aino y sus hijas Margareta, Katarina y Heidi en Ainola, fotografía de 1915. Tomada de Sibelius.fi
 
Durante la breve pero terrible Guerra Civil de 1918 la casa se convirtió en protagonista del encontronazo de Sibelius con el conflicto: la zona fue ocupada por las tropas "rojas", y nuestro compositor fue obligado a pasar por el registro de su hogar, del que siempre fue más que celoso. Nuestro músico era simpatizante (aunque a distancia) del bando "blanco", y la casa fue registrada en busca de armas. Por suerte los soldados no encontraron una pistola que efectivamente escondía como seguridad. La situación fue tensa y muy amarga para el músico que aconsejado por amigos fue trasladado a Helsinki, entonces ocupada por las tropas "rojas". Fue la única vez que salió de su hogar en contra de su deseos, del que no se movió tampoco durante la Segunda Guerra Mundial en el que el país fue invadido por la Unión Soviética, a pesar de recibir ofertas de todo el mundo para marchar al exilio (inclusive una efectuada personalmente por Wiston Churchill).


Jean Sibelius en el interior de Ainola. Fotografía de 1939, probablemente la única tomada en color del autor. Tomada de Ainola.fi

Los últimos años de Jean Sibelius fueron como ya hemos dicho de gran melancolía por la muerte de sus amigos, la marcha de sus hijas y el cese de su actividad como compositor. Fue "el silencio de Ainola", en el que nuestro músico veía pasar los días entre pensamientos de nuevas obras y los recuerdos de su vida... No obstante recibió constantes visitas, desde los distintos presidentes y primeros ministros de la República Finlandesa, muchas figuras artísticas y sociales de la época, hasta grandes músicos sibelianos de esos tiempos, que acudían al hogar de nuestro genio casi en peregrinación: Thomas Beecham, Wilhelm Furtwängler, Isaac Stern, Yehudi Menuhin, Wilhelm Kempff, Eugen Ormandy, Malcolm Sangent...

Ainola le permitía a Sibelius el aislamiento necesario para la composición y también para el silencio de los últimos años... pero al tiempo no perdió nunca el contacto con el exterior. La prensa y la radio le permitieron seguir diariamente el transcurrir del mundo y de su país. La radio especialmente fue un compañero indispensable del genio de Ainola, en la que pudo seguir con atención la música que estrenaban otros músicos (siempre muy atento a las vanguardias, aunque no compartiera la mayor parte de sus visiones), las grabaciones de los viejos maestros, así como los conciertos y registros de su propia música, entre la satisfacción por la fama de su trabajo y la obsesiva posibilidad de una última revisión de cada nota salida de su mano...

Precisamente la radio dejaba escuchar su propia música cuando el músico abandonó nuestro mundo a través de la maravillosa puerta de Ainola, de su lago, de sus árboles, de sus cisnes...

Sus restos materiales en cambio no fueron muy lejos. Aunque el funeral tuvo lugar en la Catedral de Helsinki, su cuerpo fue de nuevo llevado a Ainola para descansar definitivamente en su jardín. A pocos metros de la casa fue enterrado, bajo una modestísima lápida metálica en la que apenas aparece el nombre del músico. Doce años después en la misma tumba sería enterrada su mujer, última habitante de la casa a la que dio nombre.


La tumba de Jean y Aino Sibelius en el exterior de la casa. Foto propia (septiembre de 2007)


Visitar Ainola


Tras la muerte de Aino en 1969 la casa permaneció deshabitada, hasta que las hijas del matrimonio decidieron vendérsela al estado finlandés en 1972. Tras acondicionarla y crearse una fundación (de la que es parte siempre un miembro de la familia Sibelius), en 1974 se abrió la casa y sus alrededores como museo, y así permanece en la actualidad, con miles de visitas anuales.

Como ya dijimos cuando hablamos del monumento al compositor en Helsinki, si la foto a dicho monumento era una curiosidad para el sibeliano, la visita a Ainola es obligada para el amante de la música de Jean Sibelius. Más allá de la simple curiosidad, en Ainola se hace más presente que en ningún otro lugar, y sólo después de su propia música, la figura del compositor. En Ainola pasó la mayor parte de su vida, gran parte de sus obras maestras fueron reflexión de sus bellos paisajes y de la tranquilidad de su hogar.

La disposición interior apenas se cambió de como era durante la vida del artista. Dentro de la casa permanecen su piano, multitud de objetos personales, así como la colección de pinturas que le acompañó a lo largo de su existencia en la casa. 

Interior de Ainola. Podemos ver el piano de Sibelius, así como parte de su colección de cuadros, destacando el retrato de 1905 efectuado por Ederfelt.

El museo está abierto entre mayo y septiembre, ambos meses inclusive, e incluye visitas guiadas durante todo el periodo de recepción de visitantes.

Es posible acceder gratuitamente al exterior de la casa, incluyendo la tumba del compositor y su mujer, pero les recomendamos enfervorecidamente que accedan a una de las visitas guiadas (en inglés probablemente) y no se pierdan el interior de Ainola. Si tienen oportunidad de visitar Finlandia, no olviden incluía Ainola en sus planes.

Un par de enlaces imprescindibles (en inglés):

• Información de Ainola en sibelius.fi, muy detallada.

Página del museo, con información muy interesante y detallada sobre la casa, incluyendo importantes fotografías, además del horario y precio de visitas, así como un e-mail de contacto para reservar la visita.




3 comentarios:

  1. Siempre he imaginado el hogar de Sibelius, junto a un lago y un bosque, como la viva representación de la Finlandia idealizada. La plena simbiosis con la nórdica Naturaleza, atrayente e inspiradora (y mudo testigo del largo silencio final). Según comentas, amigo David, también lugar de encuentro y de tertulia, al que mi espíritu ha volado. Espero conocer algún día Ainola…
    Una evocadora entrada, sin duda. Un abrazo.

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  2. hola
    te felicito por tu/vuestro blog, que es realmente fabuloso vea como se vea.

    gracias

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