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Si en nuestra anterior entrega decíamos que la música de cámara es uno de los géneros que más problemas planteaba a la hora de plantear cuestiones generales, esa misma observación se puede hacer respecto a la discografía. Con excepción del Cuarteto "Voces intimae" y alguna obra suelta, en especial las escritas para violín y piano, las grabaciones han quedado reducidas al ámbito más propiamente sibeliano, principalmente al de los artistas finlandeses. Además se da la circunstancia, recordémoslo, que estas músicas pertenecen en su mayor parte a la etapa juvenil del compositor, lo que ha causado como es natural poco entusiasmo.
Si en nuestra anterior entrega decíamos que la música de cámara es uno de los géneros que más problemas planteaba a la hora de plantear cuestiones generales, esa misma observación se puede hacer respecto a la discografía. Con excepción del Cuarteto "Voces intimae" y alguna obra suelta, en especial las escritas para violín y piano, las grabaciones han quedado reducidas al ámbito más propiamente sibeliano, principalmente al de los artistas finlandeses. Además se da la circunstancia, recordémoslo, que estas músicas pertenecen en su mayor parte a la etapa juvenil del compositor, lo que ha causado como es natural poco entusiasmo.
No obstante sí que podemos dar cuenta de unas cuantas grabaciones de sumo interés, muchas de ellas magistrales, que no obvian para nada la importancia de este grupo de partituras dentro de la obra de Jean Sibelius.
La primera recomendación es obvia en muchos sentidos: los tres volúmenes que ha dedicado al género la Sibelius Edition del sello sueco Bis que, con gran devoción y escrupulosidad, ha grabado absolutamente todas las obras, incluyendo las partituras de carácter fragmentario, de esta parte del catálogo del maestro. Aparte de este hecho, que ya debería ser razón de más para interesarse por estos registros, la propia calidad de las interpretaciones convierten en los tres estuches en el referente absoluto, con más razón que nunca en el mundo camerístico obligado.
Se trata de los volúmenes II de la serie, dedicado a los cuartetos de cuerda, los tríos con piano, y los cuartetos con piano; del VI dedicado en exclusiva a las obras para violín y piano (más la de violín sin acompañamiento); y el IX, que comprende el Quinteto con piano, los dúos y tríos para cuerda, la música para violoncello y piano, la música para kántele, la música para conjunto de metal, la música incidental con plantilla camerística y alguna rareza instrumental más.
Los cuartetos son misión del Cuarteto Tempera, un joven conjunto local formado por jóvenes instrumentistas de indiscutible refinamiento técnico y absoluto colorido para con las obras presentadas. Los tríos, cuartetos, etc. con piano están organizados en torno al Folke Gräsbeck, que además de su excelente capacidad interpretativa ofrece un íntimo contacto con dichas piezas, ya que ha sido el estudioso responsable de rescatar, editar y estrenar la mayor parte de ellas. Cuenta además con el excelente hacer y elegancia del violinista Jaakko Kuusisto y del cellista Taneli Tuurunen, amén de otros estupendos artistas del sello Bis.
La mayor parte de las obras para cello y piano había aparecido años antes en un disco anterior, y está protagonizado por Toleif Thedéen y de nuevo por Gräsbeck, que cumplen con creces, aunque algunas piezas hubieran merecido una mejor versión. También de una grabación anterior proceden las obras para septeto y otros conjuntos de metal, en manos del grupo alemán Brass Partout, que nos ofrece buenas interpretaciones. Hay otras grabaciones que también habían aparecido en otras ediciones de Bis, pero la mayoría fueron grabadas ex proceso para la integral, incluyendo las obras para kántele, que ya comentamos en su momento.
La música para violín y piano mereció un estuche propio, y como señalamos en el post anterior hay buenas razones para considerarlo un apartado aparte dentro de la música de cámara sibeliana. Las obras de madurez habían sido registradas por el violinista Nils-Erik Sparf y el pianista Bengt Forsberg, que hacen en general un buen trabajo, aunque al igual que comentamos respecto a las obras para cello algunas piezas se merecerían una versión de mayor altura. Para las obras de juventud (también con registros aparecidos en años anteriores) Jaakko Kuusisto y Folke Gräsbeck se convierten en sus valedores, haciendo casi imposible que en los próximos años aparezcan algún intento de rivalizar con este mismo repertorio, con lecciones de musicalidad y estilo impecables. El estuche se completó con nuevos registros por parte de la violinista Madoka Sato acompañada de nuevo por Gräbeck, incluyendo auténticas curiosidades como la reducción a violín y piano del Concierto para violín, en sus dos versiones.
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Por supuesto debemos hacer referencia a otras grabaciones destacadas dedicadas de manera general a la música de cámara sibeliana, además de algún ejemplo destacado de discos en los que encontramos importantes obras del maestro finés. La discografía del Cuarteto "Voces intimae", sin duda la más amplia en torno a este género, será parte de una próxima serie que dedicaremos en exclusiva a esta obra maestra.
Los sellos locales Finlandia Records, Ondine y Alba han dedicado unos cuantos notables compactos a estas obras. En Finlandia podemos encontrar una "integral" (dedicada sólo a las obras de varios movimientos) de los cuartetos de cuerda encomendado al Cuarteto de la Academia Sibelius (1982-89, 1992), no especialmente destacadas pero que cubrió el hueco en la época. El Cuarteto en la menor JS.183 (1889) también conoció una versión menos cumplidora por parte del conjunto Sophisticades Ladies (en Bis, 1989), de carácter más bien amateur.
En el mismo sello de los cuartetos encontramos un disco dedicado a tres destacados trabajos de juventud, el Cuarteto en Mib Mayor JS.184, en realidad la misma grabación anterior, junto con el Trío con piano "Loviisa" JS.208 y el Quinteto con piano JS.159 (Finlandia Records, 1989).
Mejores interpretaciones las encontramos en dos discos titulados precisamente "Música de cámara temprana" en Ondine (1994 y 1995 respectivamente) , que incluyen el Trío Loviisa también, pero además las dos sonatas más destacadas para violín y piano de juventud, la Sonata en Fa Mayor JS.178 y la Suite en Mi Mayor JS.188, por parte de un excelente Peeka Kuusisto, los dos tríos de cuerda en La Mayor JS. 186 y el Trío en sol menor JS. 210 (que en realidad está compuesto ya en periodo de madurez, en torno a 1893 o 1894), y otras obras extraordinarias de los últimos años de estudio, como el Adagio en re menor JS. 12 y la Fuga Wegelius JS. 85, ambas para cuarteto de cuerda, y el Cuarteto con piano en do menor JS.156. Como curiosidad la selección incluye fragmentos como "Gotas de agua" JS.216 para violín y cello, que pasa por ser la primera obra conservada de nuestro autor, escrita al iniciarse su adolescencia.
La música para violín y piano como hemos dicho ha tenido bastante más repercusión que otros sectores de la música de cámara, y la Romanza opus 78 nº2 o la Mazurka opus 81 nº1 no eran raros bises entre los violinistas de generaciones anteriores a la II Guerra Mundial, si bien las últimas generaciones de virtuosos (salvo alguna excepción, como Joshua Bell) las han apartado del repertorio. Encontramos varias de estas propinas piezas breves en alguna grabación de recitales violinísticos.
Pero son varios los registros dedicados en exclusiva a estas obras, destacando en especial el magnífico disco llamado "Soirée musical en Ainola", protagonizado por el joven Peeka Kuusisto (responsable también de un magistral Concierto para violín) y la pianista Heini Kärkkäinen, que además presenta la curiosidad de estar grabado en la propia casa del compositor y con el piano del propio Sibelius (Ondine, 2004). El disco aborda algunas de la piezas de la época de la Gran Guerra (los opus 78 y 81), junto con las piezas del último periodo sibeliano, en un recital de enorme interés y gran belleza que recomendamos encarecidamente.
Otras grabaciones incluyen una integral de las piezas de madurez por parte de Yoshiko Arai y Eero Heinonen (dos discos de Ondine, 1988 y 1991) y un interesante recital protagonizado por Kaija Saarikettu y Teppo Koivisto (Alba, 2004), aunque en ambos casos se trata de ejemplares difíciles de adquirir, y que quizá no valgan demasiado el esfuerzo.
La Sonatina en Mi Mayor opus 80 se merecería sin duda un mayor número de registros, pero su belleza delicada quizá no haya llamado mucho la atención de los grandes músicos. Contamos con un notable registro por parte de Aaron Rosand y John Covelli (Audiofon 1992), que rodea a Sibelius de un buen programa, junto a Walton y Respighi, y que nos ofrece una elegante ejecución, con tintes románticos pero nunca sentimentales.
De las piezas para violoncello y piano Malinconia opus 20 tiene un lugar destacado (entre otras cosas, como señalábamos, por ser de las pocas obras camerísticas de madurez), y no ha sido ajena al interés de destacados violoncellistas. Contamos con la versión Heinrich Schiff al cello y Elisabeth Leonskaja al piano, en una grabación de Philips de 1984, plena de tintes románticos y apasionados, así como la más delicada de Truls Otterbech Mörk y Jean-Yves Thibaudet (Virgin, 1984).
Aparte de estas piezas, el Quinteto con piano JS.159, obra clave en el desarrollo estilístico de nuestro autor, ha llamado la atención de varios conjuntos, aunque en general no de primera línea. Encontramos esta obra en discos grabados por grupos amateur como el Pihtipudas kvintetti (Eda Records, 1994, en un programa que incluye el muy interesante Quinteto de Sinding, que precisamente influye y mucho en esta obra). Martin Roscoe y el Cuarteto Coull hicieron un registro cumplidor para Somm Recordings en 2010, aunque la grabación de más altura y recomendable fuera de la integral de Bis la encontramos en Chandos (1989), protagonizada por Anthony Goldstone y el Cuarteto Gabrieli.
Y sin duda la mejor versión, encomendada a a Folke Gräsbeck en el piano, Jaakko Kuusisto y Laura Vikman a los violines, Anna Kreetta Gribajcevik y Josel Laakso al cello está en la integral de Bis (había aparecido aisladamente con anterioridad), que reiteramos como referencia obligada, si no prácticamente única de esta parte de la discografía sibeliana.
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En nuestro próximo post iniciaremos una serie dedicada al Cuarteto en re menor opus 56, "Voces intimae", que sin duda se puede calificar como la obra maestra de Jean Sibelius en el género camerístico, y una obra maestra en cualquiera de sus facetas.
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