martes, 5 de mayo de 2009

Música para las Celebraciones de la Prensa JS.137 (1): contexto histórico

Iniciamos con este una serie de posts en torno a una obra muy especial del catálogo sibeliano, la llamada "Música para las Celebraciones de la Prensa", escrita para acompañar un conjunto de "cuadros históricos" que se representaron en 1899. Dicha representación fue parte de un acto de protesta del mundo cultural por la censura impuesta en el año del "Manifiesto de febrero", una serie de órdenes de la autoridad rusa que en la práctica suponían la supresión de la autonomía finesa, un intento de rusificación enérgicamente contestado. 

Su número final, Finlandia despierta, se convertiría al año siguiente, tras una pequeña revisión, en la pieza más difundida de Sibelius, Finlandia opus 26. Esta obra en su conjunto es enormemente interesante no sólo musicalmente, sino también por las connotaciones históricas y políticas que tiene. Nos servirá para hablar del contexto del nacionalismo cultural al que nuestro compositor pertenece, en un momento absolutamente clave para el movimiento. 

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 Para entender qué sensación de opresión sintieron los fineses ante el Manifiesto de Febrero es necesario antes que nada entender cual era su situación de dependencia respecto al Imperio Ruso, al que pertenecía Finlandia. 

Gustavo IV Adolfo, rey bajo el cual Suecia había regresado al absolutismo tras un largo siglo de parlamentarismo e ideas ilustradas, había luchado en contra de Napoleón, por lo que entró en guerra con Rusia. Y perdió. Perteneciente hasta ese momento al Reino de Suecia, los rusos se apoderan del territorio finés, ambicionado durante siglos (aunque gran parte de Karelia ya era parte del Imperio en desde 1721 y 1743, en dos fases de conquista). 

En junio de 1809 se reúne la Dieta de Porvoo, con los representantes de los cuatro estamentos de la sociedad finesa (nobleza, clero, burguesía y campesinado), y aceptaron al zar Alejandro I como Gran Duque de Finlandia. La aceptación se hizo bajo la promesa de mantener las leyes suecas en su versión más liberal (Constitución de 1772), mantener el status del campesinado finés (en un tiempo en el que en Rusia se mantenía la servidumbre feudal), y cierta autonomía política. Como en otras partes de Europa, la Revolución Francesa y las Guerras Napoleónicas habían expandido tanto las ideas liberales como las nacionalistas, y los fineses, tras el reaccionario reinado de Gustavo IV Adolfo, vieron una oportunidad para tener un régimen de mayores libertades, aunque fuera bajo el yugo extranjero. Incluso para el bando svecoman de décadas posteriores no existía ya la idea de una vuelta al mandato sueco. Los fineses habían acariciado el sueño de la libertad y no se separarían de él nunca. 

El zar aceptó las condiciones de la Dieta, lo que pudo avanzar el acuerdo de paz con Suecia, que no trataría de recuperar los territorios fineses a cambio de esas condiciones de autonomía para Finlandia (y así alejar la amenaza del Imperio en su misma frontera oriental). La cesión y el fin de la guerra con Suecia llegarían con el tratado de Fredrikshamn, firmado el 17 de septiembre de ese mismo año. 

Las condiciones se respetaron en su mayor parte, aunque los rusos estuvieron vigilantes de no dar oportunidades a un avance en el status de autonomía: la Dieta no se volvería a reunir hasta décadas después, ya que ello podría haber supuesto mayores reivindicaciones en materia de libertades individuales, de estamento o de autogobierno. Finlandia pudo tener su propia administración, heredera del gobierno sueco en la región, instituciones propias incluido un ejército (aunque el ejército ruso estaría presente constantemente en todo el territorio). Se mantuvieron gran parte de las leyes, extraídas de la Constitución Sueca de 1772. Pero el zar debía ser reconocido como Gran Duque y Emperador. Había nacido el Gran Ducado de Finlandia (1809-1917) .

Mapa del Gran Ducado de Finlandia bajo dominación rusa

Las siguientes décadas trascurrieron casi sin grandes novedades (excepto la anexión al Gran Ducado de Karelia, la "Vieja Finlandia" en 1811/12). Supusieron en cambio un progresivo avance para el nacionalismo político y cultural, como ya vimos en su momento, con la publicación del Kalevala, con el que el finés se convierte en un idioma de alta cultura. Los rusos precisamente potenciaron el idioma mayoritario para contrarrestar el peso de los suecoparlantes, entonces el sector más poderoso de la sociedad. 

En los años 60 de ese siglo XIX, bajo el reformista reinado de Alejandro II (1855-1881), se producen numerosos pasos hacia delante. En la propia Rusia se logró en 1861 la emancipación de los siervos (al menos en el papel), y Finlandia su sueño político más inmediato: el retorno de la Dieta en 1863, después de lo cual no se volvería a suprimir. 

La Dieta se convirtió de facto en el parlamento del Gran Ducado, aunque seguía bajo mandato de un Gobernador General ruso. Sin embargo muchas leyes y medidas ejecutivas debían hacerse a través de la Dieta, reunida aproximadamente cada tres años, aunque Rusia tuviera siempre la última palabra. Se lograron entonces unos cuantos avances, como fue el mismo tratamiento público para que el finés que gozaba el sueco, casi un bilingüismo administrativo al menos en los lugares más poblados. La cuestión de una Finlandia finoparlante o suecoparlante entró en el primer término político, y formaciones de parlamentarios fennoman y svecoman fueron definiéndose como partidos, alcanzando en las elecciones de 1872 un avance considerable. 

No obstante el reformismo fue en gran medida ilusorio. Y el Gobernador consiguió aprobar leyes contestadas unánimamente por la Dieta como la de la censura de 1867. Además la Dieta aún se elegía por sufragio censitario (dependiendo del grado de hacienda), donde los nobles eran un 60% y los representantes del campesinado era un 20% (el sector burgués creció según aumentaba la población de las ciudades), lo que unía al problema nacional el problema social (y el germen en cierta forma de la Guerra Civil). 

Lo cierto es que a medida que la sensación de autogobierno aumentaba, el Imperio Ruso procuraba oprimir aún más las libertades de los fineses. El asesinato de Alejandro II (del que aún subsiste una estatua destacadísima, en el centro de Helsinki, frente a la catedral), el reinado más benéfico a pesar de todo, aún vino a agravar más la situación, con la supresión de las aduanas, y servicio postal y del sistema monetario propio que se produjo con el zarAlejandro III (1881-94).

A la progresivamente mala situación política se unía también la mala situación económica (numerosos inviernos infernales), lo que llevó a numerosos fineses a emigrar a Norteamérica. Se calcula que unos 320.000 fineses emigraron a Estados Unidos y Canadá entre 1864 y 1914 (fuente), donde existe aún una importante colonia con sus descendientes. 

El reinado de Nicolás II (1894-1917), el último zar de todas la Rusias, supuso el momento más álgido de de la represión imperialista. Fue saludado en un principio como la esperanza para Finlandia (como curiosidad, señalaremos que la Universidad de Helsinki le encargó a Sibelius una pieza laudatoria, la Cantata JS.104, con un texto nacionalista muy poco sutil sin embargo). Pero en 1899 se propone afrontar la rusificación, publicando el conocido como "Manifiesto de febrero". Con esta orden la mayor parte de los poderes de la Dieta serían transferidos al nuevo Gobernador, Nikolai Bobrikov, y a sus ministros, todos rusos, reduciendo la cámara a un simple foro de discusión. Suponía en la práctica la anulación de la autonomía. 

Como reacción, el sentimiento nacionalista crece al máximo, y no pedirá ya sólo la restitución de la autonomía, sino directamente la independencia total del Imperio Ruso.


"El ataque" (1899) de Edvard Isto (1865-1906): el águila imperial arrebata el libro de la ley a la Doncella de Finlandia

Pero el Manifiesto no sería sino la primera de numerosas medidas. En septiembre se cierra provisionalmente, junto con otras tres publicaciones, el periódico Päivälehti (antecedente del Helsingin Sanommat, el principal diario aun hoy en día), auténtica voz del pensamiento y sentimiento fineses (y hecho tras el cual está el acto que dio origen a la Música para la Celebración de la Prensa). En 1900 el ruso se convierte en la lengua estatal de Finlandia, a pesar de que ni siquiera la mayoría de funcionarios lo entendían. En 1901 se produce la incorporación de la Armada Finesa dentro del ejército ruso. En 1903 el Gobernador General adquiere poderes de dictador, sometido sólo al zar. La tensión culminará en 1904 con el asesinato del Gobernador Bobrikov por el estudiante Eugen Schauman, hecho que conmocionó profundamente a una sociedad no acostumbrada a la violencia. 

Tras la situación creada en el Imperio por la Guerra Ruso-Japonesa, y el primer intento revolucionario de 1905, el zar decide suspender las medidas de rusificación y devolver el poder a la Dieta,. Durante un breve periodo de tiempo (1905-08) no sólo recupera su autoridad, sino que avanza decididamente hacia la democracia: en 1907 se celebran las primeras elecciones universales de la historia contemporánea, con un voto no censitario y de sufragio igualitario entre hombres y mujeres. Se formó entonces el primer parlamento de Finlandia (Eduskunta). Aunque en este florecer de la democracia hubo una excepción: a nivel municipal se mantuvo el sufragio censitario. 

Si en esta ocasión la libertad no era un espejismo, si fue en cambio muy rápidamente frustrado. Cuando las cosas se calmaron en Moscú, la agenda de rusificación fue retomada, y durante ese periodo (1908-1914), a pesar de la oposición de los fineses, muchas de sus medidas volvieron a implantarse. La Gran Guerra volvió a inclinar la balanza hacia la autonomía, aunque el zar albergaba la idea contraria. Finalmente, con el triunfo de la Revolución bolchevique y la pérdida de autoridad de la monarquía rusa, el Parlamento alcanza su sueño final y proclama la independencia de Finlandia

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Como pueden ver este fue un periodo muy convulso en lo político, pero sin duda también en lo cultural. Podemos comprender así el ambiente que se respiraba en noviembre de 1899 cuando un grupo de artistas decide celebrar un acto reivindicativo. Su objetivo era recoger fondos para los despedidos trabajadores de Päivälehti, una excusa en realidad que disfrazaba una protesta contra la censura y la represión rusa. Es bajo esa demanda de libertad bajo la que nace la música de Sibelius, de la que empezaremos a hablar más en concreto en nuestro próximo post.  

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2 comentarios:

  1. Esta página es estupenda. Muy organizada y detalladamente documentada. Gracias por compartir tus excelentes investigaciones con todos los melómanos del mundo.

    Cristina
    Puerto Rico

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  2. Muchas gracias Cristina. Aquí seguiremos intentando divulgar lo que sabemos (y lo que vamos aprendiendo) sobre el maestro finlandés.

    Un saludo desde el otro lado del charco.

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