martes, 23 de octubre de 2018

Oskar Merikanto (1868 - 1924), compositor finlandés

Este año se ha celebrado el 150 aniversario de uno de los compositores más célebres de la generación de Sibelius, Oskar Merikanto. Su fama, tanto en su época como en la actualidad, se ha limitado al ámbito estrictamente finlandés, y es por ello por lo que probablemente su nombre apenas puede ser conocido por el melómano medio fuera del país de los mil lagos. No obstante, creemos que tanto por su importancia en el panorama musical finlandés como por su relación con Jean Sibelius, merece la pena recordar la efeméride, y dar unos apuntes sobre su biografía y sus composiciones que, aunque quizá en general ligeras, de éxito popular y lejos de la altura sibeliana, son parte esencial del pasaje y la historia musical de la Finlandia del paso de siglo.

Nacido el 5 de agosto de 1868 en la propia Helsinki, Oskar Merikanto fue un intérprete precoz al piano. Su familia, caída en la bancarrota, no pudo pagarle estudios, pero el organista Lauri Hämäläinen se ofreció para enseñarle gratuitamente, admirado por su talento. Antes de cumplir los veinte ya dio sus primeros recitales en la capital del Gran Ducado, con gran éxito desde el primer momento. Tras recibir el patrocinio de la aristócrata y filántropa Aurora Karamzinin (de origen sueco-finés, aunque relacionada con la corte de los zares), estudió en Leipzig, contando entre otros con la enseñanza de Carl Reinecke. Entre 1891 y 1892 estudió en Berlín con Albert Becker, quien el curso anterior había sido el profesor de Jean Sibelius.

Oskar Merikanto a los 21 años

En su vuelta a Finlandia se convirtió en uno de los intérpretes al teclado más estimados tanto por crítica como por el público de Helsinki. Se le recuerda antes que por su virtuosismo (en el que nunca quiso sumergirse en exceso) por su musicalidad directa y expresividad. Desde su regreso se hizo cargo del órgano recientemente construido de la Iglesia Nueva (actualmente Johanneskyrkan - Iglesia de San Juan -), del cual fue organista oficial y reputado hasta su muerte.

En aquella Finlandia de los años 1890 fue una de las figuras artísticas del llamado "Círculo Päiväilehti", que aglutinaba el nacionalismo intelectual más liberal y de carácter fennoman (defensor del finés antes que el sueco de la élite). En este círculo se situó con algunas de las futuras grandes figuras del país, como el pintor Eero Järnefelt, su hermano Arvid (hermanos a su vez de la futura Aino Sibelius), los escritores Juhani Aho y Minna Canth, el que sería primer presidente de Finlandia, Kaarlo Ståhlberg, o los músicos Robert Kajanus y Jean Sibelius. 

El pintor Gallén-Kallela inmortalizaría las veladas bohemias de discusiones artísticas, filosóficas y etílicas de Kajanus, Sibelius y Merikanto, apareciendo junto al propio artista en el célebre y escandaloso - en aquel Helsinki finisecular - óleo "Symposion":

"Symposion" (1894), de Akseli Gallén-Kallela. En la versión preliminar del cuadro Merikanto aparece en otra postura, casi como una caricatura, mientras que en final se apoya sobre su brazo en la mesa. De pie encontramos al propio pintor, en el centro a Kajanus y a nuestra derecha a Sibelius.

Al llegar el siglo XX los caminos de Merikanto y Sibelius parecen coincidir raramente, sin que pareciera haber rivalidad real. Más bien el tipo de música que escribían ambos tenían un público en general distinto, y Sibelius no escribiría, salvo alguna rara excepción, óperas ni música para órgano.

Como pianista u organista Merikanto dio conciertos también en el extranjero, incluyendo EE.UU. (¡ya en el año 1900!), Alemania, Italia, Francia e Inglaterra en 1907, y varias visitas a la Rusia antes de la independencia. 

Además de su faceta como intérprete, Merikanto fue uno los principales críticos musicales de su tiempo (en el diario Päivälehti, padre del actual Helsingin sanomat), junto con Karl Flodin, y precisamente comentarista privilegiado de los primeros éxitos sibelianos, incluso intérprete de algunos, como su Sonata para piano opus 12. También fue director de orquesta, aunque principalmente como acompañante: en títulos de ópera - como veremos más abajo-, recitales de cantantes o concertistas, nacionales y también solistas míticos internacionales como Fritz Kreisler o Pau Casals. Se conservan algunos registros fonográficos suyos al piano, incluyendo acompañamientos en algunas de las primigenias grabaciones de canciones de Sibelius.

Entre sus diversas ocupaciones musicales, la composición constituyó una más de Oskar Merikanto, que compaginaba con las de intérprete, pedagogo, y promotor. A la creación el músico le dedicó un catálogo no muy extenso y en general modesto, redactado en gran parte en sus primeros años o en sus veranos en su villa en Ruovesi (en el centro del país). Merikanto se hizo célebre, principalmente, por piezas breves en dos géneros: el piano solo y la canción. Y fue célebre hasta el punto de ser durante una época el compositor nativo más popular del país (hasta que Sibelius, con los años, le arrebatara el "puesto"), y sus partituras conocidas incluso por el público más ajeno a las salas de concierto. 

Su estilo musical se entronca con la corriente romántica europea, esencialmente el primer romanticismo alemán, aunque también se siente con fuerza el toque chopiniano en sus obras pianísticas, o cierta melancolía chaikovskyana. Su estética es pues conservadora y sin pretensiones, casi salonística incluso, pero no del todo exenta de gestos más serios o modernistas incluso. Todo ello siempre de forma consciente, pues no parece ser Merikanto tuviera grandes ambiciones estéticas, sino dar simplemente salida a su propia creatividad. 

Además de pequeñas joyas como su chopiniano Idilio opus 73 nº1, su pieza más emblemática del Merikanto compositor fue su Valse lente opus 33, que sigue siendo su "hit" absoluto, una partitura favorita para los pianistas finlandeses, desde jóvenes estudiantes y aficionados hasta virtuosos que la añaden como familiar "bis" a sus recitales, y que ha conocido todo tipo de arreglos y versiones, rivalizando con el mismísimo Valse triste de Sibelius.

Fotografía de Merikanto, en sus últimos años

El puntal más valioso de su catálogo son sin duda sus más de 90 canciones, que mezclan la romanza de salón con la tradición del Lied (Schubert y Mendelssohn antes que Schumann o Brahms, y todo con indudables ecos de la melodía popular finesa. Y es que Merikanto fue el primer gran autor de canciones artísticas en lengua finlandesa, hecho que le asegura un lugar reservado también a día de hoy en los recitales del país nórdico. Las apasionadas "Kun päivä paistaa" opus 24 nº1 ("Cuando luce el día"), "Ma elän" opus 71 nº1 ("Yo vivo"), "Miksi laulan" opus 20 nº2 ("¿Por qué canto?"),  el "Lauluja tukkijoella" ("Canción del viaje en balsa"), que se ha convertido en una verdadera canción folclórica, o la melancólica "Annina" opus 51 nº2 le han asegurado la fama y el favor de los melómanos. También compuso algunas canciones en sueco y en otras lenguas europeas, pero no gozan de la misma importancia. En su catálogo así mismo encontramos algunos coros en finés, de inspiración más directamente folclórica, y también coros litúrgicos y arias religiosas.

Su compromiso con la principal lengua del país y sus tradiciones se cristalizó con la creación de la primera ópera en idioma finés. Escrita para un concurso en 1898 (aunque tuvo que esperar una década para ser estrenada), "Pohjan neiti" ("La doncella del Norte"), sobre el mismo tema kalevaliano sobre el cual Sibelius basaría pocos años después su poema sinfónico La hija de Pohjolamarcó un hito en la historia de la música nacional. Poco después de acabar su segunda ópera ("Elinan surma", 1910) le encontramos como uno de los fundadores de la Ópera Nacional Finlandesa, de la que se convertirá en su director musical hasta 1922. Un tercer título, "Regina von Emmeritz" (1919), completa los títulos del pionero Merikanto. Hay que decir que ninguna de estas ambiciosas óperas ha sido repuesta o grabada en tiempos recientes, por lo que los músicos finlandeses aún tienen esta asignatura pendiente.

Como organista también nos legó los primeros grandes clásicos de la música finlandesa para el rey de los instrumentos, una - breve - colección que incluye obras religiosas y patrióticas, piezas románticas, y recuerdos barrocos, destacando una monumental Fantasía y coral "Finlandia en lamento" (1923) (un verdadero poema sinfónico para órgano), la Passacaglia en fa sostenido menor opus 80 de tradición bachiana, o piezas de carácter más ligeras como un popular Häähymni (Himno nupcial), con alguna resonancia de cantos populares. Además de compositor para el órgano e intérprete, Merikanto fue un promotor de la música de iglesia, pues como en otras facetas de su arte unió la pura creación e interpretación de la música con las labores de promoción y producción con respecto a los músicos del país.

Además de ese activismo musical en la ópera y en la iglesia, se le recuerda también por sus labores pedagógicas, como profesor de órgano y en el Instituto de Música de Helsinki (actual Sibelius Akatemia). 

Su legado pedagógico y musical tuvo un heredero directo: su hijo Aarre Merikanto (1893-1958) fue uno de los principales compositores vanguardistas de la nueva generación de la música finlandesa de los años 20. 

En los últimos años estuvo afectado de una enfermedad cardiaca, que finalmente le provocó la muerte con 55 años, dejando a sus compatriotas un himno religioso como última composición. Sibelius acudió a su funeral, celebrado en la iglesia donde fue organista tres décadas. Su música, como hemos afirmado ya, sigue siendo bien conocida e incluso popular en Finlandia, donde su nombre ha sido honrado a lo largo de este año de conmemoración.

Discografía

Nuestras recomendaciones discográficas para aquellos que sientan curiosidad por el compositor se circunscriben a grabaciones producidas en la propia Finlandia, por lo que quizá puedan ser menos accesibles, aunque a través de servicios on-line podrán lograr hacerse con ellas. 


Dos clásicos absolutos de la canción finlandesa, Jorma Hynninen y Ralf Gothóni nos descubren en este perfecto recital merikantiano de 1975 las mejores obras en el género del auto. Reeditado varias veces en el sello Finlandia Records. 



Si aquel fue grabado en los comienzos de carrera de Hynninen, del extremo opuesto nos encontramos este registro en Ondine (2007), acompañado por Ilkka Paananen, una visión más serena y otoñal, con un sonido quizá mucho mejor pero algo menos interesante globalmente. Gran parte de la selección coincide entre ambos discos, aunque este trae alguna joya más.



El pianista de origen japonés - pero asentado musical y vitalmente en Finlandia - Izumi Tateno nos trae una selección de las piezas pianísticas más populares de Merikanto, que incluyen sus tres célebres valses (el Tarde de verano opus 1 - su primer éxito, con tan solo 17 años -, el Valse à la Chopin opus 6 nº5 y por supuesto el Valse Lente opus 33), y otras bellas hojas de álbum como la Romanza opus 12. Solo lamentar la escasa duración del disco (46 minutos), al menos tiempo después del LP.



"Lo mejor de Merikanto" efectivamente nos trae un buen surtido de grabaciones de Finlandia Records (1975-92, publicado en 1993), incluyendo selecciones del primer disco comentado y del de Tateno, además de varias otras canciones con Sauli Tiilikainen y con Jaakko Ryhänen y algún coro de ejemplo. Cumple lo que promete, y puede ser una buena muestra de la obra del compositor en diferentes terrenos, aunque echamos de menos el que no incluya ningún trabajo para órgano.




Para suplir la carencia del repertorio organístico del disco anterior, aquí tenemos la integral, que como comentábamos no es muy abultada, y ocupa el presente disco de Ondine (2001), con trabajos de muy diversa calidad y profundidad - fantástica esa Fantasía "Suomi surussa" - , incluyendo sus arreglos de piezas de Bach y Schumann. En todo caso una brillante ejecución por parte de Jan Lehtola, recomendable para los amantes de los raros organísticos.

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Para ilustrar la obra de Merikanto hemos escogido los siguientes ejemplos. Comenzamos el particular recital con una canción de concierto de amplio espectro emocional, del disco antes citado de Hynninen y Gothóni: "Merellä" ("En el mar") opus 47 nº4:



Dentro de las canciones más salonísticas esta hermosa, prestamos atención a "Annina", con los mismos intérpretes:



Su monumental y ambiciosa Pasacaglia para órgano, con Kalevi Kiviniemi al teclado múltiple:


Y una terminamos con la propina finlandesa por excelencia, el Valse lente, tocado aquí por la pianista con absoluta exquisitez por la intérprete Chenyin Li:


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Además los lectores que estén subscritos, pueden escuchar el álbum completo de Hynninen y Paananen, en spotify.






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