sábado, 5 de febrero de 2011

"Se'n har jag ej frågat mera" ("Entonces ya no pregunte más") opus 17 nº1 (Runeberg)

Hoy 5 de febrero se celebra en Finlandia el "día Runeberg", conmemoración del aniversario del poeta finlandés en lengua sueca, Johan Ludvig Runeberg (1804-1877), el más importante y valorado de su historia.

Runeberg es uno de los poetas esenciales de Sibelius, ya que utilizó sus versos en infinidad de ocasiones, muy especialmente en sus
canciones para voz y piano. En este género hizo brillar sus breves poemas, llenos de confesiones íntimas, y sentimientos vibrantes y ocultos. La afinidad entre poeta y compositor, a pesar de la distancia temporal y estética, es grande, y la unión de los versos de Runeberg y las armonías de Sibelius nos ha dejado una serie de pequeñas obras maestras que traemos a esta tribuna cuando surge la ocasión, y qué mejor ocasión que ésta.

La obra escogida es "Se'n har jag ej frågat mera" ("Entonces ya no pregunte más") opus 17 nº1, una canción escrita por el genio nórdico al finalizar sus años de estudiante. Se desconoce la fecha exacta de redacción, aunque se ha señalado el intervalo de 1891 a 1892, tras su
regreso a Finlandia, una época en la que nuestro autor escribía su obra de presentación al público de su país, "Kullervo" opus 7.

La obra conoció una versión preliminar (que está recogida en el
volumen 7 de la Sibelius Edition de BIS), con sólo la parte pianística (Manuscrito HUL 1400/5). Esta versión es mucho menos refinada que la final, con mayor ambigüedad armónica y con los temas menos claros que en la partitura publicada. No se tiene noticia de cuándo se realizaron ambas versiones, aunque la final debió seguir inmediatamente al esbozo.

Se desconoce también cuándo su estreno en público, siendo su referencia más antigua en 1895, en un recital de la soprano Ida Ekman (entonces bajo su apellido de soltera, Morduch) en Viena y en alemán. Según contó posteriormente la cantante, Brahms estaba presente - acompañado por Hanslick - . Al viejo músico de Hamburgo le agradó la obra, y pidió que la repitiera con él mismo al piano. Y refiriéndose al compositor, dijo a Ekman: "hará algo especial". Con un beso en la frente agradeció a Ekman el darle a conocer la partitura, y añadió: "en nuestro próximo encuentro debes cantar más Sibelius que Brahms".

Años más tarde el propio autor realizó una versión con acompañamiento orquestal. Tampoco se sabe la ocasión y/o la fecha exacta de esta redacción, pero muy probablemente haya sido poco antes de su estreno, el 10 de noviembre de
1903, ya que otras dos recientes sången fueron orquestadas también para ese recital. La cantante fue de nuevo Ida Ekman, con Kajanus dirigiendo su orquesta en el Teatro Nacional.

La instrumentación, dada la sencillez de la escritura pianística, no ofrece mucho más que la ampliación de su colorido, principalmente de cuerdas al acompañando la voz, aunque las pedales de la segunda parte de la partitura y el final ofrecen la posibilidad de expandir aún más su expresión.


Texto

El poema de Runeberg refleja la amarga queja ante el fin del amor. Una vez más el escritor pone sus palabras en boca de una joven con sentimientos a flor de piel, con un tono sencillo y casi popular (como sucedía con
"Flickan kom ifrån sin älsklings möte" opus 37 nº5). Esa sencillez y el tema del amor juvenil no van en menoscabo de la profunda penetración psicológica de Runeberg, que hace explícita una proximidad muy freudiana entre eros y thanatos. A continuación les presentamos el breve texto completo, con una traducción a nuestro idioma:

Hvarför (*) är så flyktig våren,
hvarför dröjer sommarn icke?
Så jag tänkte fordom ofta,
frågte, utan svar, af mången.
Se'n den älskade mig svikit,
Se'n till köld hans värme blifvit,
all hans sommar blifvit vinter,
se'n har jag ej frågat mera,
känt blott djupt uti mitt sinne,
att det sköna är förgängligt,
att det ljfva icke dröjer.

_____

¿Por termina tan rápidamente la primavera,
por qué debe el verano acabar tan pronto?
Así pensaba a menudo,
me preguntaba, y no encontraba respuesta mi mente.
Cuando mi amado me fue infiel,
cuando su ardor se templó,
todo verano tornó en invierno,
entonces yo no pregunté más,
mientras la pena llenaba mi cabeza
con la fugacidad de la belleza,
con la liviandad de la fortuna.

(Lyriska dikter II, Ett litet öde nº10)


(*) Respetamos la grafía original de "hvarför". En su grafía actual la palabra se escribe "varför", lo que puede encontrarse en algunas ediciones del texto.


Música

La partitura de esta canción está planteada como ya hemos apuntado con una gran sencillez, principalmente en lo formal, aunque tiene grandes peculiaridades, debidas en su mayor parte a la experimentación del periodo estético en el que fue compuesta.

En cuanto a la forma, presenta un discurso estrófico variado, es decir, una misma melodía para las tres estrofas en las que Sibelius divide el texto (que en el original es de un solo trazo), pero con diferencias en cada presentación. Más exactamente esas variantes consisten en un incremento progresivo del volumen sonoro, hasta llegar a una "derrota" final (coincidiendo con pequeños cambios armónicos y los mayores cambios melódicos).

La melodía es simple y muy regular, como también el acompañamiento, que se mueve en bloques de acordes siguiendo casi nota por nota el canto. Esta disposición, que incluye un claro cuidado por la conducción de las voces, se asemeja a la de un coral. No en vano nuestra autor tiene cercanos sus estudios con Becker en
Berlín, que incluían el contrapunto a través de la teoría y la práctica con corales de Bach. El juego de voces ofrece pocas disonancias, aunque el esquema se rompe en la segunda parte de cada estrofa, cuando impactantes acordes de novenas parecen quebrar en la desesperación el discurso fluido.


Las peculiaridades de la pieza que anunciábamos se sitúan en torno a una clarísima influencia del folclore finlandés, tanto en la melodía, como en el ritmo y la armonía. El periodo en el que debió ser escrita "Se'n har jag ej frågat mera" (1891-92) está a caballo entre dos de sus periodos artísticos, el fin de su "búsqueda de un estilo propio" y el periodo "kalevaliano".

Es en este momento cuando más influencia de la canción tradicional existe en toda su obra: Sibelius estudia sus características para incorporarlas a su música, a su manera de componer. En esta partitura observamos una melodía de ritmo monótono, notas repetidas y alternancia ocasional de largas y breves, además de un ámbito estrecho (sólo roto en el final de cada estrofa para dar mayor expresividad). Especialmente característico son los finales de estrofa con sus notas repetidas larga-breve, una "marca de fábrica" cien por cien sibeliana, y que como el resto de los parámetros que hemos dicho está sacado de la canción folclórica.

La armonía es uno de los aspectos más interesantes de esta obra: claramente modal, aunque al tiempo aprovecha las ambigüedades de estas escalas. En el comienzo parece que el tono orbitaría alrededor de un La Mixolidio, pero la tónica en mi dórico (mi - fa# - sol - la - si - do# - re - mi) se establece rápidamente. En la segunda estrofa este mi dórico se asienta con la presencia de su tónica a manera de pedal, dando en lo expresivo una dimensión fatalista. La armonía de la estrofa final, como hemos dicho la que más se aleja del planteamiento original (con grandes acordes en forte) presenta un nuevo elemento, un acorde de Do Mayor en primera inversión. Aun en una etapa tan temprana, Sibelius hace valer su originalidad en el terreno de lo armónico , su "tercera vía", empleando acordes conocidos con nuevas funciones: tal acorde se plantea como una sexta napolitana que nos conduce a la dominante. Pero esa dominante es menor (no mayor, como ordenan las reglas), lo que nos deja una sonoridad extraña y fascinante. Y al tiempo lo que lleva es a un cambio de modo, del dórico a eólico (menor natural), dando a la música un aspecto de sosiego, o más bien de sumisión y derrota, otorgando más expresión al contenido del texto.

Y es que Sibelius no pierde de vista el contenido del texto a pesar de que la experimentación estilística predomina a la hora de escribir estos pentagramas. El poema de Runeberg representa un romanticismo nórdico más general, que no requeriría en principio algo "tan finés" como la música de esta canción. Esto mismo sucedió con otras obras de la época (pensemos también en el sång "Drömmen" opus 13 nº5). Pero con esta elección nacionalista o folclorista nuestro autor busca cantar con su acento y la voz de su tierra la poesía de este gran poeta, Johan Ludvig Runeberg.


Discografía

La canción es una de las más amadas de Sibelius, si bien como señalamos habitualmente, la lengua sueca en la que está escrita y quizá también su efectividad discreta - a pesar de su gran belleza - ha impedido una mayor difusión. A continuación daremos cuenta de las grabaciones que se encuentran en las habituales discos monográficos dedicados al genio nórdico, que incluyen dos registros de la versión con piano, tres de la orquestada, y la reciente grabación de la versión preliminar.

Anne Sofie von Otter, mezzo-soprano
Bengt Forsberg, piano
BIS (1989)


La gran mezzo sueca es sin duda una voz perfecta para elevar la categoría de las canciones sibelianas. Otter canta con gran sentimiento y tristeza, sin excesos dramáticos y con delicado sentido cantabile. Un perfecto ejercicio de estilo y de expresión.

Interpretación: 8 Estilo: 8,5 Sonido: 7,5

Elisabeth Söderström, soprano
Vladimir Ashkenazy, piano
DECCA (1984)


Una versión algo pálida y desangelada que en cambio contiene un gran poder hipnótico, con sus ritmos monótonos y mágicos, quizá más atenta a la esencia de la música que a su trágico texto. No obstante, el resultado, aunque "alternativo", nos deja una versión muy estimable.

Interpretación: 7 Estilo: 8 Sonido: 7



Versiones orquestales

Soile Isokoski, soprano
Orquesta Filarmónica de Helsinki
ONDINE (2006)


Una grabación extraordinaria. Segerstam impone una visión de gran solemnidad, casi de contención y una tristeza asumida e infinita. El canto de Isokoski también es contenido, pero más íntimo, sonando a una auténtica confesión, aunque también hay cierto toque ritualístico y mágico en su recitación (desde luego, la soprano conoce bien los cantos de su país). El acompañamiento orquestal tiene la discreción que exige la pieza, no obstante aporta una coloración y una musicalidad que realzan en canto, dando protagonismo a ciertos timbres sombríos como el del clarinete bajo. No se la pierdan.

Interpretación: 9 Estilo: 8,5 Sonido: 9,5

Karita Mattila, soprano
Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham
Sakari Oramo


Mattila y Oramo ofrecen una lectura melancólica y serena, muy lírica y sentida, modesta, en la línea de lo esperable de una canción popular, pero dejándonos sentir plenamente la grandeza del arte sibeliano.

Interpretación: 7 Estilo: 8,5 Sonido: 8

Mari Anne Häggander, soprano
Orquesta Sinfónica de Gotenburgo
Jorma Panula
BIS (1984)


Un registro discreto, de buen oficio pero no demasiado sobresaliente en lo artístico. Häggander tiene una voz dramática y oscura, lo que viene bien a la pieza, pero también carece del gran lirismo que también requiere. El maestro Panula es eficaz, aunque la sencillez del acompañamiento no permite grandes lucimiento en este aspecto.

Interpretación: 6,5 Estilo: 8 Sonido: 6,5



Versión preliminar

Folke Gräsbeck, piano
BIS (2008)


Poco comentar sobre este manuscrito rescatado aparte de su interés musicológico, aparte de que precisamente un gran experto en el compositor como es Gräsbeck nos la ofrece.

Interpretación: 8,5 Estilo: 9,5 Sonido: 8,5

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Finalmente, como ilustración sonora, les ofrecemos hasta dos distintos videos con la canción, ambos excelentes. En primer lugar un registro del que no hemos dado cuenta, con una de las más grandes cantantes wagnerianas de todos los tiempos, la soprano sueca Birgit Nilsson, acompañada al piano por Janos Solyam, un otoñal disco de BIS publicado en 1994 (aunque la toma es de 1975):
En segundo lugar, el registro de Anne Sophie von Otter que señalábamos en la discografía:

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