No cabe duda que entre Finlandia y España existe una buena relación, dentro del seno de la Unión Europea. Antes de eso las relaciones directas entre ambos países nadie podría recordar que no fuesen cordiales. Distantes, esporádicas, limitadas a determinados intereses, como los comerciales, los académicos, el turismo... pero los vínculos nunca parecen haber sido más que positivos, de cierta atracción aun en la distancia. Desde las Cartas finlandesas de Ángel Ganivet (testimonio de la Finlandia del final del dominio ruso desde el punto de vista de un autor noventayochista) ha habido esfuerzos por un conocimiento mutuo entre ambos países, que habitan en los límites extremos de la geografía europea.
Pero ese conocimiento, suplido muchas veces por tópicos en su mayor parte incorrectos cuando no muy injustos, todavía es mínimo. Muchos de nuestros lectores se verán sorprendidos de la anécdota histórica (eso es, una anécdota que no se puede magnificar) de que españoles y finlandeses llegaron a enfrentarse en batalla. Fue en el marco de la Guerra de los Treinta Años (la lucha entre católicos y protestantes de... ¡ya hace 4 siglos!), en terreno alemán, siendo los efectivos finlandeses parte de las tropas suecas (pues fue una época en la que Finlandia era parte de la corona de Suecia), que formaban el cuerpo de caballería de los hakkapeliitta, un nombre que en el país nórdico es sinónimo de heroismo (Sibelius recoge esa época en uno de la Música para las celebraciones de la prensa, donde traslada al pentagrama una evocación de esa guerra, escogiendo, y no por casualidad, un ritmo curiosamente de bolero...)
¿Quién ganó esa batalla? Dejemos la narración al siguiente artículo de Àlex Claramunt, muy interesante, sobre todo para los interesados en la historia militar:
Desde entonces los caminos de finlandeses y españoles no parecen haberse cruzado en el campo de batalla. Existen referencias de que efectivos finlandeses y españoles (de la División azul) pudieron coincidir en la batalla de Leningrado, en una situación de la II Guerra Mundial en la que ambos países participaron de manera muy tangencial. Hasta donde hemos podido encontrar no existe confirmación de tal coincidencia más que alguna nota de prensa propagandística (y posiblemente falsa), aunque sí que parece más verosímil el testimonio de algún militar español trasladado a Helsinki para ser operado de heridas de guerra durante la contienda. Pero no parece haber una investigación en profundidad. Si el lector conoce alguna, sería interesante que la comportiera.
En todo caso, todo aquello queda en el pasado y para los libros de historia y las anécdotas. Celebremos en el Día de la Hispanidad, en el año del centenario de la independencia de Finlandia, que ambos países son amigos, y que la historia nunca merece la pena ser recordada para dividir, sino para conocernos mejor y reforzar la fraternidad, y ayudar,antes que a separar, a unir los diferentes pueblos .
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