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En el día de hoy se cumplen 100 años de la proclamación de independencia de Finlandia. Desde este blog nos sumamos a las celebraciones del centenario con el hermoso texto en lengua finesa que dedicara el poeta Kallio a su tierra, y que Sibelius musicara unos meses después de esta proclamación.
El poeta Samuel Gustaf Bergh nació un 2 de diciembre de 1803 en la localidad de Oulu, al noreste de Finlandia. Hijo de una familia adinerada (su padre era armador y comerciante), tuvo la desgracia de perder a ambos progenitores cuando era niño, el primero de los muchos infortunios que marcaron su vida. Gracias a su herencia pudo salir adelante. Estudió con excelentes calificaciones en la escuela elemental local, siendo uno de sus compañeros de pupitre nada menos que Johan Vilhelm Snellman (1806-1881), filósofo y estadista, considerado uno de los padres de la patria, y uno de los máximos exponentes del movimiento fennoman. Gracias a su interés y sus notas pudo seguir estudiando, inicialmente en su Oulu natal. Pero en 1822 la ciudad sufre un gran incendio, y decide entonces acudir a la prestigiosa Universidad de Turku (entonces Åbo), donde inicialmente cultivó las lenguas clásicas. Un nuevo golpe a sus estudios llegó en el 1827 con otro incendio de nuevo, el de Turku (uno de los más grandes de la historia del Norte), que acabó con la mítica universidad y parte de la vieja capital. Bergh emprende entonces el mismo viaje que la institución hasta Helsinki, la nueva capital del país bajo dominio ruso.
En Helsinki sus intereses se vuelcan hacia el derecho, graduándose en leyes finalmente en 1830. Durante su estancia en la ciudad comenzó a componer algunos poemas en lengua finesa (frente al sueco, que era la lengua universitaria y oficial única en aquellas fechas), al tiempo que mostró los primeros síntomas de una enfermedad en los ojos que gradualmente le dejaría ciego. Tras su titulación, obtuvo una plaza en el Tribunal de Apelaciones de Vaasa, pero se vio obligado a renunciar a ella debido a sus problemas de visión. En 1832, Bergh acude a Estocolmo para recibir tratamiento ocular, un cuidado médico que resultó infructuoso. No obstante, durante el viaje pudo conocer Carl Axel Gottlund (1796-1875), un destacadísimo folclorista, historiador y pionero de la lengua finesa, que le pidió algunos de sus poemas para su mítica publicación "Otava" ("Osa Mayor"). En el anuario de aquel 1832 aparecieron por primera vez sus textos más celebrados: "Ystävälleni" ("Mi amigo"), "Sirkka" ("El grillo"), "Runo" ("Poema"), "Soijin" y el texto que nos ocupa, "Oma maa". Para esta publicación Bergh no firmaría con su nombre, sino que elegiría el seudónimo por el que pasaría a la historia: "Kallio" ("roca" en finés).
Sin embargo, Gottlund editó de manera incorrecta algunas palabras de sus poemas, no tanto por erratas sino porque el editor eligió conscientemente algunas modificaciones por un criterio más bien filológico: en la publicación se primaban unas variantes dialectales frente a otras, variantes que cuando décadas después el finés estándar fue definido, se mostraron como minoritarias. Es por ello por lo que en publicaciones posteriores el texto nunca coincidirá cien por cien con esa primitiva publicación. Una versión rectificada por el autor de "Mi propia tierra" se publicó en el semanario de Oulu ("Oulun Wiikko-Sanomia") del 19 de abril 1834 (que puede consultarse directamente en una copia digitalizada, con su grafía germánica).
Los poemas de Kallio tienen resonancias clásicas (este mismo texto entona un horaciano "Beatus ille"), del romanticismo germánico (en especial Goethe), pero también un inconfundible sabor folclórico, muy directo y natural: vemos aquí como el poeta cita el Sampo y el canto de Väinö cuando aún no había sido publicada si quiera la primera edición de Kalevala.
No pasó mucho tiempo antes de que la enfermedad de Kallio lo dejara completamente ciego, habiendo dilapido además su fortuna en curaciones inútiles. Bergh, caído en desgracia, pudo ganarse la vida como maestro particular en su Oulu natal, y en las poblaciones finoparlantes de suroeste donde pasó sus últimos años: Muhos, Urjala y Halikko, localidad esta última donde murió finalmente, antes de cumplir los cincuenta, el 5 de julio de 1852.
Su producción poética fue escasísima (solo nos han llegado siete poema y un ensayo sobre poesía) y apenas tuvo reconocimiento en vida. Pero a medida que la reivindicación de tanto el idioma finés como el de la identidad finlandesa fueron creciendo con el paso del siglo XIX, sus versos fueron más valorados progresivamente por su calidad y por su toque profunda y espontáneamente patriótico. Fueron republicados en multitud de ocasiones, y en numerosas antologías de versos fineses - incluyendo numerosas publicaciones educativas - en el final de siglo y principios del XX, cuando "Oma maa" ya era bastante popular (como otros poemas de Kallio), y uno de los más queridos en finés. Una fama con la que el autor no pudo ni soñar.
Como curiosidad, anotar que además de Sibelius, también Leevi Madetoja pondría en música el poema, aunque de forma más modesta como coro a capella (su opus 50 nº4, de 1921).
Los poemas de Kallio tienen resonancias clásicas (este mismo texto entona un horaciano "Beatus ille"), del romanticismo germánico (en especial Goethe), pero también un inconfundible sabor folclórico, muy directo y natural: vemos aquí como el poeta cita el Sampo y el canto de Väinö cuando aún no había sido publicada si quiera la primera edición de Kalevala.
No pasó mucho tiempo antes de que la enfermedad de Kallio lo dejara completamente ciego, habiendo dilapido además su fortuna en curaciones inútiles. Bergh, caído en desgracia, pudo ganarse la vida como maestro particular en su Oulu natal, y en las poblaciones finoparlantes de suroeste donde pasó sus últimos años: Muhos, Urjala y Halikko, localidad esta última donde murió finalmente, antes de cumplir los cincuenta, el 5 de julio de 1852.
Placa conmemorativa en Oulu, en el lugar de nacimiento de Kallio, que cita precisamente el verso final de "Oma maa". Fotografía del usuario de Wikipedia Estormiz
Su producción poética fue escasísima (solo nos han llegado siete poema y un ensayo sobre poesía) y apenas tuvo reconocimiento en vida. Pero a medida que la reivindicación de tanto el idioma finés como el de la identidad finlandesa fueron creciendo con el paso del siglo XIX, sus versos fueron más valorados progresivamente por su calidad y por su toque profunda y espontáneamente patriótico. Fueron republicados en multitud de ocasiones, y en numerosas antologías de versos fineses - incluyendo numerosas publicaciones educativas - en el final de siglo y principios del XX, cuando "Oma maa" ya era bastante popular (como otros poemas de Kallio), y uno de los más queridos en finés. Una fama con la que el autor no pudo ni soñar.
Como curiosidad, anotar que además de Sibelius, también Leevi Madetoja pondría en música el poema, aunque de forma más modesta como coro a capella (su opus 50 nº4, de 1921).
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Respecto al texto del poema en sí, creemos que habla por sí solo y no necesita ninguna presentación. De hecho tal naturalidad y la expresión tan directa de sus versos, que narran desde la lejanía y con potentes imágenes el recuerdo de la tierra natal en el norte de Finlandia, explican muy bien la fama que cosechó en un momento en el que la poesía en la lengua mayoritaria del país se relacionaba con los mitológico o folclórico (el "Kalevala" y el "Kanteletar" de Lönnrot), o con autores amateurs, mientras que la "gran" poesía estaba fundamentalmente expresada en el idioma de la élite, el sueco, como los versos de Runeberg. "Oma maa" (título traducible como "La propia tierra", o "La tierra de uno", antes que "Mi patria" o similares como puede verse a veces) como decimos reproducido en multitud de libros y revistas, era uno de sus poemas que demostraba que el finés era también una lengua de élite literaria.
El problema de las variantes de algunos de sus palabras puede comprobarse consultando el texto en las diferentes páginas impresas. Aquí renunciamos, ya que se escapa con mucho a nuestro ámbito, a discutir cuál es el texto ideal y el por qué exacto de los cambios. Para ver la forma en principio atribuible a Kallio y una de las publicaciones de finales del XIX, pueden consultar este enlace. Reproduciremos
el texto según la disposición de la partitura de Sibelius, que altera
ligeramente el orden de las palabras en las estrofas segunda y tercera (y hace
algún mínimo añadido, como la palabra "valoisat"), y además damos cuenta de las repeticiones significativas. Además, dividimos
en texto precisamente en estrofas para seguir la secuencia musical, una
estructura que no está en el poema original, de una única y continua estrofa.
Vallan autuas se, jok’ ei nuorena sortunu maaltaan,
hyljetty onnensa kans’ urhoin haudoilta pois!
Ei sopis miehenä näin mun nuhdella taivahan töitä,
mutta mun syämeni taas tahtoopi huoata ees.
Kun minä muistan sen yön, jona rakkailta rannoilta luovuin,
nousevat silmiini nyt vieläkin viljavat veet.
Ei mun mielestän’ ei mee Pohjolan tunturit, joilla
lasna ma kuuntelin kuin sampo ja kantelo soi.
Siel eli toimessa mies ja Väinöstä lausuivat miehet,
poijat ja karhut puun juurella painia löit.
Raittihit talviset säät,
kaunihit katsoa
revontult’ oli taivahat täynnä,
kaunihit katsoa
Talviset taivahat
kaunihit katsoa kuin aamun alkava koi.
Oi te kesäiset Pohjolan yöt, joina aurinko loistaa myötään,
päilyen veen vienossa taivahan kans!
Oi, te kesäiset yöt, Pohjolan yöt, joina aurinko loistaa
päilyen veen vienossa taivahan kans!
Oi te Pohjolan yöt, joina aurinko loistaa myötään,
päilyen veen vienossa taivahan kans!
Oi, te kesäiset valoisat yöt, te valoisat Pohjolan yöt!
Teille jos Onnetar sois mun vielä,
niin tuntisin kaikki saaret ja salmet
ja myös taivaalla tähdet ja kuun.
Siellä mun mieleni on ja siellä mun muinoiset muistoin,
sinne mun kultani jäi, sinne mun ystäväin myös.
Huoleti kiitelkööt muut Alppien seutuja kauniiks,
kauniimpi, kalliimpi on mulle mun syntymämaa!
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¡Completamente dichoso aquel que en su juventud no es arrebatado de su tierra,
rechazado por la fortuna o expulsado de las tumbas de los héroes de su pueblo!
No me corresponde como hombre cuestionar las obras del cielo,
pero mi corazón de nuevo desea suspirar al menos.
Cuando recuerdo aquella noche que las costas que amaba dejé,
las lágrimas aun ahora mis ojos siembran.
No, no puedo olvidar los cerros de las tierras del Norte [Pohjola], donde
de niño escuchaba cómo el sampo y el kántele sonaban.
Allá un hombre hacía su tarea, y a Väinö [Väinämöinen] recitaban los hombres,
niños y osos entre las raíces de los árboles luchaban.
El fresco tiempo invernal,
hermoso de contemplar;
de las auroras boreales están los cielos repletos,
hermosas de contemplar;
los cielos invernales,
hermosos de contemplar, como del amanecer el alba incipiente.
¡Oh vosotras, noches de verano del Norte, cuando el brillo del sol se aletarga,
y se refleja en las aguas tranquilas la bóveda del cielo!
¡Oh vosotras, noches de verano, noches del Norte, cuando el sol brilla
y se refleja en las aguas tranquilas la bóveda del cielo!
¡Oh vosotras, noches del Norte, cuando el brillo del sol se aletarga,
y se refleja en las aguas tranquilas la bóveda del cielo!
¡Oh vosotras, luminosas noches de verano, vosotras luminosas noches del Norte!
Si la Fortuna me alcanzase de nuevo,
reconocería así todas las islas y todos los estrechos,
y también las estrellas en el cielo, y la luna.
Allí está mi mente y allí están mis recuerdos más antiguos,
allá mi amada permanece, allá mis amigos también.
Que se preocupen otros de alabar la belleza de la región de los Alpes,
más hermosa, más querida me es la tierra donde nací.
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