El presente post viene motivado por la reciente incorporación al catálogo de discos de quien les escribe esta líneas de una grabación realmente destacable, tanto por su significado en el contexto de la discografía sibeliana como por su valor musical intrínseco, que ya de por sí nos valdría para poder ser ensalzada. Se trata de un volumen protagonizado por el violinista francés Nicolas Dautricourt, que interpreta la integral de las piezas breves para violín y orquesta de Sibelius (es decir, todas las partituras concertantes aparte del propio Concierto), en la que se ve acompañado por la Orquesta Vigo 430, dirigida por el sevillano Alejandro Garrido Porras. El conjunto tiene sede en la ciudad gallega, donde también se realizado el registro. El programa del disco se complementa muy sabiamente con las Cinco piezas para violín y piano opus 81, más las dos Piezas opus 2 (una de ellas en sus dos versiones, la original y la revisada), obras que cuentan con el acompañamiento del finlandés Juho Pohjonen al piano.
Antes de cantar las alabanzas de la grabación, hemos de dar cuenta de la excepcionalidad de un Sibelius grabado en España. Aunque en los últimos años, quizá en todo lo que va de siglo XXI, el Sibelius más "de repertorio" (por supuesto el Concierto, las dos primeras sinfonías, Finlandia, el Valse triste y en menor medida la Quinta sinfonía, Karelia, y algún poema sinfónico como Una saga) no es ya una excepción en los programas anuales de nuestras orquestas, los directores con sede en nuestro país (amén de pianistas, cuartetos, violinistas o cantantes) hasta el momento no se han acercado al estudio de grabación a excepción unas mínimas excepciones. Realmente se pueden contar con los dedos de una mano los discos con música del compositor finlandés grabados en España y/o por artistas españoles.
En el pasado más remoto de la fonografía hemos podido hallar referencias a algunos rarísimos discos de pizarra o rollos de pianola con obras como el Valse triste de los mismísimos comienzos del siglo XX, algunos simplemente arreglos salonísticos, pero también alguna atractiva rareza como la del citado vals grabado en torno al año 1930 por la Orquesta Sinfónica de Madrid dirigida por el inmortal Enrique Fernández Arbós. Dejando aparte de estos viejos registros - que no han sido reeditados o digitalizados -, y algún disco de ámbito muy local, la única honrosa excepción la protagonizan tres cedés editados en 1997 por el extinto sello Arte Nova, en los que la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria dirigidas por el británico Adrian Leaper, como parte de su fecunda colaboración con la orquesta isleña. Los discos suponen una integral inacabada de las sinfonías del maestro nórdico (a falta de la Tercera y la Cuarta), amén del Concierto para violín. Quien escribe esta líneas aún no ha podido hacerse con dichos discos (descatalogados aunque no inencontrables), así que no podemos pronunciarnos sobre el resultado de la "osadía".
Antes de cantar las alabanzas de la grabación, hemos de dar cuenta de la excepcionalidad de un Sibelius grabado en España. Aunque en los últimos años, quizá en todo lo que va de siglo XXI, el Sibelius más "de repertorio" (por supuesto el Concierto, las dos primeras sinfonías, Finlandia, el Valse triste y en menor medida la Quinta sinfonía, Karelia, y algún poema sinfónico como Una saga) no es ya una excepción en los programas anuales de nuestras orquestas, los directores con sede en nuestro país (amén de pianistas, cuartetos, violinistas o cantantes) hasta el momento no se han acercado al estudio de grabación a excepción unas mínimas excepciones. Realmente se pueden contar con los dedos de una mano los discos con música del compositor finlandés grabados en España y/o por artistas españoles.
En el pasado más remoto de la fonografía hemos podido hallar referencias a algunos rarísimos discos de pizarra o rollos de pianola con obras como el Valse triste de los mismísimos comienzos del siglo XX, algunos simplemente arreglos salonísticos, pero también alguna atractiva rareza como la del citado vals grabado en torno al año 1930 por la Orquesta Sinfónica de Madrid dirigida por el inmortal Enrique Fernández Arbós. Dejando aparte de estos viejos registros - que no han sido reeditados o digitalizados -, y algún disco de ámbito muy local, la única honrosa excepción la protagonizan tres cedés editados en 1997 por el extinto sello Arte Nova, en los que la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria dirigidas por el británico Adrian Leaper, como parte de su fecunda colaboración con la orquesta isleña. Los discos suponen una integral inacabada de las sinfonías del maestro nórdico (a falta de la Tercera y la Cuarta), amén del Concierto para violín. Quien escribe esta líneas aún no ha podido hacerse con dichos discos (descatalogados aunque no inencontrables), así que no podemos pronunciarnos sobre el resultado de la "osadía".
Si quien esté leyendo este comentario conoce alguna otra grabación de la que no tengamos noticia, agradeceríamos tener el dato.
Retornando a la que nos ocupa, el folleto que acompaña a la misma nos cuenta con toda precisión (notas en inglés, alemán y japonés, reflejando los ámbitos melómanos habituales donde suele interesar más un Sibelius) la historia misma que lleva al violinista al repertorio elegido, a través de una entrevista-ensayo - de un estilo muy frecuente en sellos independientes, y que aquí resulta ciertamente muy esclarecedora, necesaria incluso -. Dautricourt cuenta cómo llegó a las piezas casi por casualidad, y que quedó fascinado por su personalidad e individualidad, tanto formales y técnicas como los "colores e impresiones" que transmiten, antes que un virtuosismo del que tampoco reniegan. Según sus palabras, todo una fascinación por un tesoro nunca visto antes. Y el disco surge además del entusiasmo conjunto con su amigo Alejandro Garrido, con el que había estudiado (el sevillano ha desarrollado gran parte de su aprendizaje en Francia) y con el que esperaba desarrollar un proyecto común. También para las piezas con piano recurre a otro amigo, Pohjonen, al que conocía de su estancia en el Lincoln Center en Nueva York.
La historia que se nos narra es bastante representativa de lo que ocurre con Sibelius en general y sobre todo con otras obras fuera del "repertorio" (que Dautricourt discute con toda la razón del mundo): simple desconocimiento, que cuando se supera supone todo un emocionante descubrimiento hacia una música realmente fantástica y única, de la que cabe preguntarse dónde había estado escondida... Aunque la música del compositor finlandés es en Francia algo más frecuente que en nuestro ámbito, no obstante también está lejos del nivel necesario de reconocimiento.
Nicolas Dautricourt
El violinista toca nada menos que un Antonio Stradivarius fechado en 1713, conocido como el "Château [Castillo] Pape Clément", instrumento donado, que se revela realmente delicioso. La propia orquesta suena transparente, camerística, y aunque no resulta siempre perfecta, está muy atenta al detalle y a las distintas combinaciones instrumentales. Como curiosidad, decir que el conjunto gallego toma su nombre de su estándar de afinación, dado que los intérpretes afinan el "la"... ¡a 430 hz! Hemos de reconocer que tal sutileza se nos escapa, pero en todo caso suenan realmente bien.
Las obras con piano según se Dautricourt se eligieron para buscar cierto contraste por su espíritu salonístico, no sabemos si ha sido un tanto por casualidad, pero sucede que enlazan perfectamente con el resto del disco: aunque ciertamente de espíritu más ligero como muchas de las piezas de "pan y mantequilla" escritas por Sibelius en la época de la Gran Guerra, corresponden precisamente con la mayoría de las piezas con orquesta. Además el opus 81 no es tan frecuente como las piezas opus 78 o 79, lo que cual hace agradecer aún más el registro. Incluso las dos piezas del opus 2, cuya revisión data de 1911 aun cuando las partituras originales se remontan a su época de estudiante. El disco nos ofrece como decíamos la segunda pieza de ese opus 2 en sus dos versiones, una detrás de la otra, lo que ofrece un resultado muy interesante, casi como si se tratase de dos partes de una misma pieza.
Alejandro Garrido Porras
El sonido es además muy bueno (las obras con orquesta grabadas con la Radio Galega, las obras con Pohjonen en un estudio suizo), y la presentación del disco excelente. Por poner un único pero: hubiera sería positivo algo de información extra sobre las piezas, que al no ser muy conocidas hubiera sido interesante contextualizarlas, y precisamente evitar un par de fallos en la información: la Suite para violín y cuerda no tendría que llevar el número de "opus 117", aunque así lo inscribiera inicialmente el autor y así fue publicada la obra en los años 80. Al abandonar la partitura (que por cierto, ¡no está al 100% concluida!, ya que el autor planeaba llenar la textura de algunos pasajes orquestales, en ciertos detalles bastante esquemáticos - aunque suficientes -) suprimió tal número de su catálogo (deben catalogarse como JS.185). Tampoco se aclara en la carátula y el folleto cuál es la versión original y cuál la revisada del opus 2 nº2.
Con este mismo repertorio de piezas breves con orquesta tenemos a Dong-Suk Kang acompañado por Neeme Järvi para BIS (un antiguo registro que es el que finalmente aparece en la Sibelius Edition), que a grandes rasgos es menos interesante que el presente. De un nivel interpretativo semejante es la excelente versión de la Tapiola Sinfonietta, con el joven Pekka Kuusisto tanto al violín como a la dirección, quien aporta varios puntos más en cuanto al estilo nórdico, como es lógico (disco de Ondine). Quizá la versión más redonda sea Christian Tetzlaff acompañado por Thomas Dausgaard (Virgin), la de mejor factura técnica e interpretativa, aunque quizá la orquesta danesa tenga un volumen orquestal más amplio que el camerístico, que tanto hace por estas partituras, y el ánimo sea un tanto gélido y distante. Por lo tanto esta integral de Dautricourt no sólo supone una alternativa más, sino que entra con justicia a ser un disco "favorito" de la discografía del genio finlandés.
En cuanto a las piezas con piano, la alternativa de los registros de Nils-Erik Sparf y Bengt Forsberg (BIS, también en la Sibelius Edition) deja a estos últimos como un rival claramente vencedor, pues le dan a las piezas una solución a medio camino entre la seriedad de otras obras del autor y la ligereza salonística, por no olvidar a Pekka Kuusisto y Heini Kärkäinen en un maravilloso e intimista disco de Ondine grabado en la propia Ainola (con el piano del compositor, además).
En fin, en todo caso, nuestra recomendación para con este disco. Además de las tiendas online, el sello La Dolce Volta está distribuido por Harmonia Mundi, por lo que en principio no les será muy difícil solicitarlo si están interesados en él. Estos son los datos, y la nota final que damos a la grabación:
"Sibelius - Humoresques - Dautricourt"
Dos humoresques para violín y orquesta opus 87
Cuatro humoresques para violín y orquesta opus 89
Dos piezas serias para violín y orquesta opus 77
Dos serenataspara violín y orquesta opus 69
Suite para violín y cuerda JS.185
Cinco piezas para violín y piano opus 81
Dos piezas para violín y piano opus 2 (versiones revisadas + vs. original de la nº2)
Dos humoresques para violín y orquesta opus 87
Cuatro humoresques para violín y orquesta opus 89
Dos piezas serias para violín y orquesta opus 77
Dos serenataspara violín y orquesta opus 69
Suite para violín y cuerda JS.185
Cinco piezas para violín y piano opus 81
Dos piezas para violín y piano opus 2 (versiones revisadas + vs. original de la nº2)
Nicolas Dautricourt, violín
Juho Pohjonen, piano
Orquesta Vigo 430
Alejandro Garrido Porras
- LA DOLCE VOLTA (2015)
Interpretación: 7,5 • Estilo: 6,5 • Sonido: 8,5
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